Qué desbarato, era allá por 1590 cuando Skakespeare se planteaba en Los hidalgos de Verona, la eterna pregunta, si la amistad entre dos amigos es más importante que una relación entre dos amantes. Pasa el tiempo y la cosa parece no haber cambiado nada, como sucede siempre con los eternos dilemas universales.
Se aprecia la seña de identidad de este trabajo, producida por Teatro Clásico con LAZONA y Cheek by Jowl. La adaptación de la dramaturgia por parte de Declan Donnellan y Nick Ormerod, en la que Donnellan asume la dirección de la pieza.
El antagonista , enfrente, plantando cara, convenciendo al otro, consiguiendo un objetivo, quitando y recuperando el objeto con diferentes tonos, diferentes matices para conseguir. Dos personajes en plena vorágine y el elemento que genera el conflicto, impertérrito, presente. La lucha individual para imponer, proponer y disponer la presencia propia frente al otro.
Una pieza teñida de incertezas y preguntas sin resolver, fomentando el misterio de Shakespeare que solo unos pocos han sido capaces de desmarañar. La condición humana en escena como un ovillo para que vayamos deshaciendo nudos.
Una clara intención de traer a Shakespeare al Siglo XXI, llenarlo de simbolismo y cargar el peso de la pieza en el trabajo actoral y de dirección. Pululan, tintes de crítica a la forma que parece que hace sin hacer, esa que parece que es sin ser.
Lleno de pinceladas, de detalles, de trucos sacados de una chistera que hay que mirar con lupa para poder resolver, para poder medir hasta donde es Shakespeare, desde dónde Donnellan y a partir de qué punto, el actor.
Puro juego en escena en el más amplio sentido de la palabra, donde intentamos ver el truco del mago, ese truco invisible que de arduo y trabajado no vamos a conseguir descubrir.
La fuerza del elenco en un trabajo que arriesga y sorprende, a ratos se echaba de menos las estructuras habituales, pero desde aquí también nos encanta ver a los actores trabajar con las diferentes formas.
Actores que se desdoblan, que son varios, cambios de registro, con ritmo ágil que no decae a lo largo de la función. Jorge Basanta (Antonio / Duque / Posadero), Prince Ezeanyim (Pantino / Bandido/ Músico), Alberto Gómez Taboada (Turio), Rebeca Matellán (Silvia), Manuel Moya (Valentin), Alfredo Noval (Proteo), Goizalde Núñez (Lucetta / Lanza / Bandida/Música), Antonio Prieto (Speed / Bandido) e Irene Serrano (Julia). Solventes, cómicas unas, ácidos otros, entregados y dispuestos sin estridencias en un trabajo sin individualidades.
Valentino y Proteo son los dos caballeros, fieles amigos. Valentino sale de Verona para visitar Milán, deja a su mejor amigo, Proteo más interesado en asuntos de amores que de cualquier otra empresa. El caso es que Proteo finalmente también viajará a Milán, no sin antes despedirse de su amada Julia. Entre tanto Valentino en Milán, se ha enamorado de Silvia, hija esta del duque de Milan. Proteo que parece no tener suficiente con nada, se enamora de Silvia. No olvidemos a Julia, que decide ir en busca de su amado y se disfraza de paje. (Ya vemos que estos elementos serán utilizados en la obra posterior de Shakespeare)
Permitanme, pero en esta singularidad, pocas veces, nunca me sucede el texto ha pasado a un tercer plano. Me interesa más el cómo que el qué. No les voy a engañar el qué de los enredos ya lo conocemos y hoy parece que nos invitan a jugar a algo inusual.
Les deciamos, Proteo va en busca de Silvia y no imaginan con que intenciones, pero aquí tenemos que parar, la escena del bosque no se la podemos contar, pero si les podemos adelantar que cada uno muestra su verdadera identidad y su verdadera cara.
La fuerza del elenco en un trabajo que arriesga y sorprende, a ratos se echaban de menos las estructuras habituales, pero desde aquí también nos encanta ver a los actores trabajar con las diferentes formas.
Actores que se desdoblan, que son varios, cambios de registro, con ritmo ágil que no decae a lo largo de la función. Jorge Basanta (Antonio / Duque / Posadero), Prince Ezeanyim (Pantino / Bandido/ Músico), Alberto Gómez Taboada (Turio), Rebeca Matellán (Silvia), Manuel Moya (Valentin), Alfredo Noval (Proteo), Goizalde Núñez (Lucetta / Lanza / Bandida/Música), Antonio Prieto (Speed / Bandido) e Irene Serrano (Julia). Solventes, cómicas unas, ácidos otros, entregados y dispuestos sin estridencias en un trabajo sin individualidades.
Mientras tanto, movimientos predeterminados por elementos externos. Decisiones en base a decisiones previas que tomaron otros . Un decálogo de imprecisiones que llevan a encontrarse con la raíz de la condición humana, que viene a ser igual de violenta para conseguir un fin, que noble. Y los nudos no se desenredan, no hay respuestas. Es por tanto esta, solo una situación fortuita, un caso concreto y particular que en otro caso puede acabar de manera diferente.
Preguntas sin respuesta, actores siendo, en un ejercicio de generosidad para hacer mas grande el misterio de Shakespeare, acompañado por la singularidad de Declan Donnellan y Nick Ormerod.
Mención al diseño de iluminación trabajo de Ganecha Gil y el diseño de escenografía y vestuario de la mano de Nick Ormerod, situando a la pieza en el Shakespeare mas contemporaneo.
Para todos los públicos, puedes disfrutar de un trabajo de elenco excepcional, una trama universal, entendible y siempre irresoluble y si te interesa puedes jugar a identificar los matices, las varias capas con las que trabajan y el cariz contemporaneo de la pieza.
¡Oh! olvidé hablarles de Crab. Sin duda, han de ir a conocerle.
Una pieza con una inconfundible seña de identidad.
Duración aproximada: 110 minutos
Reparto
Jorge Basanta - Antonio / Duque / Posadero
Prince Ezeanyim – Pantino / Bandido/ Músico
Alberto Gómez Taboada - Turio
Rebeca Matellán - Silvia
Manuel Moya - Valentín
Alfredo Noval - Proteo
Goizalde Núñez - Lucetta / Lanza / Bandida/Música
Antonio Prieto - Speed / Bandido
Irene Serrano - Julia
Equipo artístico
Dirección: Declan Donnellan
Adaptación de la dramaturgia: Declan Donnellan y Nick Ormerod
Traducción, asesoría de dramaturgia y Ayte. dirección: Josete Corral
Diseño de escenografía y vestuario: Nick Ormerod
Diseño de iluminación: Ganecha Gil
Diseño de vídeo: Celeste Carrasco
Diseño de Sonido: Sandra Vicente & Kevin Dornan
Música original: Marc Álvarez
Movimiento y coreografía: Amaya Galeote
Producción ejecutiva: Elisa Fernández
Intérprete: Juan Ollero
Ayte. de escenografía: Sira González
Ayte. de iluminación: Javier Hernández
Ayte. de vestuario: Elena Colmenar
Director de producción: Miguel Cuerdo
Marketing y distribución: Julio Municio
Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico, LAZONA y Cheek by Jowl.