Da gusto acudir a nuevos espacios artísticos, a contemplar propuestas tan atrevidas, divertidas, irreverentes y evocativas en este Madrid tan acogedor. Acogedor para este tipo de espectáculos, cuidados y mimados, recuperando viejos aspectos culturales tan intrínsecos en nuestro pasado y nuestras raíces. Y qué mejor que una sala joven, atrevida también, ilusionada, coqueta.
Una sala y una escuela para el desarrollo artístico y personal de las intérpretes (y de los intérpretes), como ellas (y ellos) mismos se definen. Esperemos que esta sea la primera de muchas colaboraciones con la sala. Algo se respira allí; algo diferente. Buen proceso.