Teatro: Unamuno. Teatro Abadía


Un título demoledor que nos mete de lleno en la acción que vamos a ver. Estas contundentes palabras las utilizó Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca para mostrar su descontento por la situación que se vivía en España en lo que sería un aciago presagio de lo que sucedería poco después con el estallido de la Guerra Civil. Unas palabras que supusieron el inicio del fin para el escritor, que acabó recluido en su casa horas después de pronunciar estas palabras. Un hecho histórico que sirve de punto de partida para hablar de una parte importante de nuestra historia reciente, basada en los poemas y cartas del autor vasco, en el que se hace una interesante radiografía de lo que fue, así como su visión del país en aquellos días tan convulsos. 



"Éste es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho".


Tras el alzamiento de las tropas franquistas, todo el país estaba en estado de alerta máxima. Durante la celebración del "día de la raza" (actualmente día de la hispanidad) el 12 de Octubre de 1936, en la inauguración del curso académico en la Universidad de Salamanca, tenía lugar un acto en el paraninfo de la Universidad que marcó para siempre la vida de Unamuno. En un evento plagado de falangistas, el escritor hacía de anfitrión como Rector de la Universidad. Tras unas incendiarias palabras del general Millán Astray (fundador de la legión), Unamuno toma la palabra para criticar la rebelión de los militares contra el gobierno de la República.

Tras estas incendiarias palabras, el público se echó encima del escritor con tal agresividad que la propia Carmen Polo tuvo que interceder en su favor y llevárselo de allí para acompañarlo a casa, pensando que podía correr peligro su integridad física. Tras unos días convulsos fue destituido de los cargos públicos que ostentaba, como concejal del ayuntamiento y Rector. Diez días después de este acalorado incidente, el propio dictador firma la orden de arresto domiciliario para el intelectual, que fallecerá meses después en su vivienda mientras seguía arrestado.


Este montaje nos traslada a esos postreros años del autor vasco, con un interesante juego de espejos y giros, manteniendo una conversación con el actor que le va a interpretar. A modo de testamento, de crónica de lo que fueron sus últimos días, nos va desgranando lo que ocurrió en aquellos convulsos meses que iniciaron la Guerra Civil, en los que se encontró desamparado, repudiado tanto por los republicanos como por los nacionales. El texto, que se basa en escritos del propio Unamuno, narra su dolor, su miedo, su angustia ante el ostracismo al que fue condenado, "español desterrado en España" en los últimos meses de su vida, recluido en su casa, en soledad, en un "tiempo para desnacer".


Para interpretar a un hombre del calado intelectual de Unamuno, nadie mejor que José Luis Gómez, miembro de la RAE y todo un referente de la escena de nuestro país. Gómez se vuelve a meter en la piel de Unamuno tras el éxito cosechado la pasada temporada, en un montaje que además de interpretar comparte las labores de dirección con Carl Fillion. El actor ha mantenido el montaje tal cual se pudo ver la pasada temporada, un intimista monólogo sobre la historia reciente de nuestro país, de la mano del máximo exponente de la generación del 98. Este espectáculo nos muestra su inquietud del por la Memoria Histórica y su compromiso con el valor que entraña la lengua española

Como ya ocurrió la pasada temporada, este monólogo se programa justo antes de uno de uno de los trabajos más recordados del actor "Azaña, una pasión española", que podrá verse del 9 al 19 de Mayo. Tras unos problemas médicos que impidieron que estos montajes se representasen a finales del pasado año, Gómez vuelve a subirse a las tablas del Teatro Abadía para despedirse, una vez anunciado que deja su labor al frente del mismo (aunque seguirá ligado a él). Carlos Aladro tomará el relevo del maestro que ha hecho de este espacio uno de los referentes de la escena madrileña.


Jose Luis Gómez encara su despedida del Teatro de la Abadía tras más de veinte años al frente (lo inauguró en 1995 y desde entonces no ha dejado de crecer), con dos de sus proyectos más personales. Aquí ha dirigido montajes como "La paz perpetua", "Castillos en el aire" o "El rey se muere", y protagonizado obras tan diferentes como "El principito", "Fin de partida" o "Las sillas". En su doble faceta de actor y director (como en el caso de las obras que ahora se programan) destacan también "Memoria de un olvido", Informe para una academia" y "Diario de un poeta recién casado".

Este andaluz se ha convertido en uno de los referentes de nuestra escena, tanto por su trabajo al frente del Abadía como por sus trabajos en cine, televisión y teatro. Galardonado en el Festival de Cannes por su majestuosa interpretación en "Pascual Duarte", ha participado en títulos tan señalados como "El séptimo día", "Todo lo que tu quieras", "La luz prodigiosa" o "Los abrazos rotos", y en series tan emblemáticas como "Los pazos de Ulloa". Una interesante carrera que le ha convertido en todo un referente, tanto por la calidad de sus trabajos como por la coherencia en todo lo que hace.




Con este montaje el Teatro Abadía y Jose Luis Gómez vuelven sobre la vida de un personaje muy importante de nuestro país, relacionado con la Guerra Civil, uno de los intelectuales más representativos del pasado siglo. Para Gómez es interesante este programa doble sobre estos dos personajes claves de nuestra Historia reciente ya que "a Unamuno no le gustaban los políticos profesionales y Azaña era uno de ellos. Por eso no dudó en enfrentarse a él aunque posteriormente se iría acercando a su postura y renegando del apoyo que dio a la sublevación militar".

En esta coproducción del Teatro Abadía y la Universidad de SalamancaJose Luis Gómez saca todo su repertorio interpretativo para dar una auténtica lección de lo que puede llegar a hacer sobre un escenario. Con un ritmo pausado y tranquilo, Gómez se disocia en Unamuno y el actor que lo interpreta, dando dos visiones muy distintas de un mismo acontecimiento, en un interesante duelo consigo mismo, en el que hace de juez y verdugo, de abogado y acusado. Uno de los mayores talentos de nuestra escena despliega aquí todo su potencial para demostrar que a la verdad se puede llegar desde muchos lugares.



En un asombroso juego de proyecciones y reflejos, los personajes se entrevistan desde la distancia que les otorgan los más de ochenta años transcurridos. El actor intenta comprender la forma de actuar del autor, mientras este se mantiene firme en sus ideas, explicando los motivos por los que actuó de una determinada manera en cada momento. El actor, llegando por momentos a ser inquisidor, ataca al intelectual, o más bien desea conocer que le llevó a ir en contra de sus ideas (era un hombre profundamente de izquierdas) en un determinado momento, algo que lo tiene desconcertado. Un interesante y brillante diálogo que nos muestra como fueron los momentos previos y los primeros meses de la Guerra Civil. Esta pieza ayuda a recordar lo que hemos sido, a refrescar nuestra historia reciente. El mirar atrás hacia nuestro pasado es siempre un ejercicio necesario, debemos reflexionar sobre el reconocimiento al pasado, el porque no es "políticamente correcto" seguir contando y recordando lo que pasó en aquellos oscuros años. 




El maravilloso texto de Pollux Hernúñez sabe colocar a cada uno de los dos personajes contra las cuerdas, ante una verdad que azotó nuestro país en aquellos años. Ambos se ven cara a cara con una realidad que les angustia, que les hace recapacitar sobre la República, la Guerra Civil y sus ideales. Un texto estructurado con gran inteligencia, en donde el autor pretende poner ante la tesitura de tomar partido a cada uno de los personajes, en un demoledor duelo dialéctico.

Este maravilloso juego de duplicidad de personajes en escena es un precioso juego de prestidigitador de Carl Fillion y Eduardo Moreno, responsables de una escenografía tan sencilla como imaginativa. Un interesante juego de espejos en el que resultan fundamentales la vidoescena creada por Álvaro Luna (con imágenes cedidas por Carlos Saura), la iluminación de Felipe Ramos (fundamental para crear las diversas texturas de cada escena) y el espacio sonoro creado por Eduardo López (que nos hace viajar en las distintas épocas). 


Con este tipo de montajes nos reconciliamos con el teatro como herramienta para educar sobre la Historia, como elemento necesario a la hora de transmitir lo que pasó en determinados momentos convulsos. Esta historia, además de centrarse en la figura del emblema de la generación del 98, es una reflexión sobre nuestras vidas, sobre lo ocurrido en este país en aquellos años, sobre nuestra Historia, tan ignorada y tan vilipendiada. Una interesante manera de conocer a uno de los personajes más relevantes de nuestro pasado reciente, a la vez que intentamos comprender todo lo ocurrido en los primeros meses de la Guerra Civil.
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Unamuno: Venceréis pero no convenceréis
Teatro: Teatros Abadía
Dirección: Calle Fernández de los Ríos 42
Fechas: Martes a Sábados a las 20:30, Domingos a las 19:30.
Entradas: Desde 19€ en TeatroAbadia. Del 25 de Abril al 5 de Mayo.


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