En
las siguientes líneas vamos a conjugar y transitar por varios caminos, un
laberinto teatral de primer orden, en un sendero. En primer lugar vamos a sumergirnos
en el universo Fortún con la adaptación de “Celia
en la revolución” escrito en 1943, relatado de modo auto biográfico por la
escritora, donde cuenta desde el exilio los desmanes de la Guerra Civil
española y todas las situaciones por las que tuvo que pasar. Muy pronto, María
Folguera llevará a escena “Elena Fortún”
la biografía de la escritora, de la que les iremos hablando.
De
otro lado, vamos a viajar en el tiempo e intentar ponernos en la piel de
nuestras abuelas, adolescentes entonces, sin juzgarlas, sin un ápice de
menosprecio a su falta de conocimiento político, o situarse entre las
trincheras de los dos bandos porque de nada sabían. Las imágenes más cruentas pasaron por sus ojos, el hambre, los
traslados forzosos, mientras tanto el aprendizaje, las primeras veces. De 1936
a 1939 tuvieron que madurar, tomar decisiones, sobrevivir. Hoy nosotras estamos
aquí por ellas.
Alba Quintas versiona para teatro esta novela que
sobrecoge y nos sitúa como pocas veces como observadores junto a Celia, con
ella veremos a una muchacha que lo desconoce todo, no sabrá que es la Falange,
ni los fascistas, tampoco “los paseos” nosotros si lo sabemos hoy, pero fue
ella quien vio morir a su abuelo republicano y a su tía del bando nacional.
Celia que pasó por Segovia, Madrid,
Albacete, Valencia o Barcelona en cuidado y búsqueda de sus hermanas pequeñas,
en cuidado de su padre vio como en la defensa de Madrid se bombardeó contra
civiles y es así como fue aprendiendo que eran las cartillas de racionamiento y
el hambre, tomar decisiones, buscarse la vida.
Hoy
que sabemos todos los conceptos, ella y tantas otras lo vivieron en sus propias
carnes. María Folguera se pone al frente de la dirección de una obra de una
tremenda dificultad, contar una historia y no historiar, es ya harto complejo,
pero se acompaña de recursos útiles para acercarnos a Celia, o mas bien la
historia de tantas mujeres. Folguera se
acompaña de un elenco que divaga, transita en solitario en escena, los amores,
los afectos son latentes, no llegan a profundizar aunque las palabras lo corroboren
constantes y no puede ser de otra manera en una guerra en la que sobrevivir era
lo esencial, donde el intento por rutinizar y normalizar era imposible que
tomase forma, viendo a familiares morir, viendo la desolación y la ruina en
cada paso. Amigas , padres, vecinos, que
vagan en busca de todo, en encuentro de nada.
Tábata
Cerezo interpreta a Celia, como en la novela, como cuando éramos niños. Cerezo
transmite fragilidad en escena, inocencia, la curiosidad de las primeras veces,
las primeras amigas de verdad, el primer novio pero es contradictorio, porque
es ella la que se preocupa por sus familiares, la que huye en búsqueda de sus
hermanas, aquella que saca una fuerza que no tiene para continuar, para transitar
su propia revolución y debió esta situación de soledad incomodar a María
Folguera decidiendo no dejar indefensa a Celia, no lo ha permitido apoyándose
en un recurso que equilibra los bombardeos y devuelve el foco al grueso de la
historia. Tras los bombardeos, letras
de la Mala Rodríguez, que apoyan la fuerza que a Celia le falta, en un momento
en el que las ansías de cambio estaban en el sentir social. El bando
republicano sentía que ganaría la guerra, que llegarían vientos de libertad
mientras Celia siempre observadora entre trincheras de ambos bandos, aunque
Celia también es de un bando, del que fuera su padre. Y con la Mala los
movimientos de Celia cambian, se vuelven mas seguros, mas confiados. Porque sin
saber que revolución exactamente era la suya, ella también iba a ganarla.
Con Chema Adeva en el papel de padre de
Celia, entra en escena la presencia escénica, al igual que con Rosa Savoini, Pedro G. de las Heras en
el papel de abuelo y Ione Irazabal
actores y actrices que dan fuerza a una historia, con personajes pequeños en
ciertos momentos deslavazados pero que dan sentido y dotan de contenido a las
situaciones ocurridas durante la contienda.
Isabel Madolell magnifica
en el papel de Fifina, la amiga y Andrea
Hermoso en sus diálogos y coreografías con Celia, correctas y versátiles en
sus cambios de registro, tienen el papel de niñas en su contra que nos
desconecta de la historia. Completan el
elenco Trigo Gómez, Ramiro Melgar y
Julia Monje los personajes que transmiten mas carga ideológica mostrando a
esas dos españas, que si no hubiesen sido retratadas en escena, la pieza hubiera
perdido la credibilidad necesaria del
periodo.
Mónica Teijeiro en
el trabajo de escenografía y vestuario ha sabido retratar a la perfección la
miseria y la ruina que se estaba viviendo junto al destacable trabajo de
iluminación de la mano de Ion Anibal
y Javier Almela en espacio sonoro.
Una historia llena de recuerdos, los de las
novelas que leíamos en nuestra infancia, los recuerdos de nuestras abuelas y
que alguna vez nos contaron. La historia reciente que no debemos olvidar para
que no vuelva a repetirse.
Es
Celia. Es, revolucionariamente recomendable.
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Teatro: Teatro Valle-Inclán
Dirección: Calle Valencia 1, plaza de Lavapies.
Fechas: 6 al 24 de noviembre
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