23F, anatomía de un instante. Teatro Abadía.

No quiero engañarles, salí con el corazón partido después de ver "23-F. Anatomía de un instante" inspirada en la obra de Javier Cercas y con dramaturgia de Álex Rigola. Remover la memoria casi siempre toca las emociones y en España más.



Pero empecemos por el principio, es muy interesante utilizar el teatro como vehículo de documentación y reflexión sobre la historia, a modo de clase teatralizada: El teatro documento. Un acierto pleno y deseable en más ocasiones. Muy buena idea.



Muy bien contada, como si fuéramos adolescentes en pijama y nos vinieran a abrir los ojos, como si fueran a contarnos en torno al fuego del hogar los acontecimientos que fundaron nuestra familia. Por cierto, nunca había oído interpretar el himno nacional como una balada romántica y nunca me había sonado tan bonito.



Todo iba bien, la imagen de Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo, adalides de la dignidad de un pueblo cuando el resto se había tirado al suelo o se había escondido en casa. El miedo es libre, humano y justificable. Muy bien descritos los acontecimientos y sus imágenes, por ejemplo, la chica (Roser Vilasojana) que comparaba la ambición de Suárez con una clase de escalada. Hasta era comprensible y divertida la crítica al Emérito (Juan Carlos I) poniéndole como un simple muñeco en manos de otros, aunque reconocieran que, llegados a ese punto, el único que podía parar el golpe era él, y lo hizo.
Todo iba muy bien y la obra se acababa. No se podía estropear. Ya me picaban las manos para ponerme a aplaudir a rabiar…Sin embargo, y perdonen mi descaro, cuando convirtieron, al final, el magistral relato de Cercas, en un alegato simplón contra la monarquía, tuve la sensación de que no lo habían entendido del todo. Ni a Cercas, ni el 23F, ni lo que significó el gesto de Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo...


Me explicaré, no es que la monarquía no sea criticable, por supuesto que sí. Aunque ahora resulte muy fácil. Probablemente todo lo que dicen en las últimas imágenes sea cierto, y puede que sea un sistema obsoleto, anacrónico...etc… etc...
El problema es que el 23F, y Cercas lo entendió muy bien, no fue sobre la monarquía, ni sobre Juan Carlos I y su papel discutido y discutible, como el de tantos, en la gestión del golpe o golpes de aquella noche esencial de nuestra historia. Lean el último capítulo de su relato. Léanlo por favor.
El 23F no fue de eso, aunque al rey le viniera de perlas para su imagen posterior, merecidamente o no. El 23F fue el mayor acto de dignidad y nobleza de la transición española. Fue la ceremonia fundacional de nuestra democracia, cargada de defectos e imperfecta, claro que sí, pero democracia al fin. Y sobre todo y por encima de todo, fue el acto de reconciliación y hermanamiento entre enemigos más importante que se había producido hasta el momento desde hacía mucho tiempo. Y no hay nada más patriótico que la reconciliación. España fue sostenida, frente al ruido de sables de siempre, con la dignidad, la lealtad y el honor de tres tipos que no temieron mirar a la muerte cara a cara por defender sus principios y lo que representaban, un proyecto de vida en común, aunque no coincidieran en nada ideológicamente.

De eso fue el 23 de febrero de 1981.


Y esto es el patriotismo. El encuentro con la patria del otro por el bien común. Sin titubeos. Todos a una por una vez, por unas horas. Juntos. Que difícil es decir juntos en esta España nuestra.

Para algunos la monarquía será una institución amortizada y caduca, para otros encarnará el símbolo de una tradición ancestral que nos define, pero si pensamos que el 23F iba de la monarquía sí o la monarquía no, no hemos entendido nada. Perdónenme.


Todos íbamos en el mismo barco, aquella tarde de hace 41 años.

No fue la monarquía sola, fuimos todos los que nos la jugamos esa noche, aunque solo ella tuviera la potestad de parar el golpe en ese momento. Eran casi todas las Españas las que estuvieron de la mano al borde del precipicio quisieran o no. Muchos pueden pensar que la cuestión consiste en que el rey se vaya o vuelva, y cada uno tendrá sus razones. Todo el mundo tiene sus razones…

Pero lo importante del 23F no es eso. Lo importante fue el gesto...y su significado. El gesto de esos tres hombres. Durante la representación parecía que los actores y las actrices lo habían dejado claro.


¡Cuádrese!- Le dijo Suárez a Tejero después de que Gutiérrez Mellado hiciera lo mismo horas antes, en pleno hemiciclo, los dos apuntados por las armas cargadas de los golpistas.
De eso fue el 23F. De la dignidad de un pueblo y de intentar averiguar si alguna vez seremos capaces de vivir juntos en esta piel de toro.
¡Cuádrese!- Eso fue la transición.
Ese gesto soberano, desafiante, de no tirarse al suelo.


Por una vez, la política tuvo sentido en este santo país, sembrado de sangre y odio durante tantos siglos...
Les guste el final o no, todo es discutible, merece mucho la pena verla. Aunque se les parta el corazón…No van a aburrirse. Se lo garantizo.


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Teatro: Teatro de la Abadía
Dirección: Calle Fernández de los Ríos 42.
Fechas: Del 23 de Febrero al 20 de Marzo. De Martes a Sábado a las 20:00. Domingos a las 19:30
Entradas: Desde 9€ en TeatroAbadia.

REPARTO

Pep Cruz
Eudald Font
Miranda Gas
Roser Vilasojana (3 y 18 de marzo: Bernat Quintana)

FICHA ARTÍSTICA

Texto Javier Cercas y Àlex Rigola
Dramatúrgia y dirección Àlex Rigola
Ayudante de dirección Alba Pujol
Espacio escénico Max Glaenzel
Diseño de sonido Igor Pinto
Diseño de Iluminación August Viladomat
Diseño de vídeo Amanda Baqué
Construcción del muñeco Raquel Bonillo
Jefe técnico Igor Pinto
Producción ejecutiva Irene Vicente Salas

Una producción de Heartbreak Hotel |Titus Andrònic | Teatre Lliure



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