Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que había que esconderse dependiendo de tu condición sexual, debías permanecer callado sin decir lo que pensabas, un tiempo en las que las mujeres tenían un rol establecido que difícilmente podían eludir. Esta pieza es un homenaje a esas personas que vivían en la clandestinidad, que sufrían la represión cuando se les descubría, pero que pese a todo siguieron adelante. Es esta una obra bella en su composición formal, estremecedora en lo que nos viene a contar, pero muy necesaria porque todo esto ocurrió hace muy poco y debemos defender el no dar pasos atrás.
Todos los meses de la temporada
2022-2023 la sala Cuarta Pared le dedica una semana a la danza contemporánea y a las artes del
movimiento. Gran olvidada del panorama escénico madrileño.
En esta ocasión nos acerca a la pieza “Rojos”
de la Compañía Miquel Barcelona que quiere recuperar la memoria de la vida
clandestina durante la represión tras la guerra civil mediante figuras
artísticas, mujeres creadoras y el movimiento homosexual. Ha sido premiado
como Mejor espectáculo del año y mejor
intérprete, el propio Miquel Barcelona, en
los Premios Butaca 2022.
Esta pieza nace de la investigación de
dos años sobre la época de posguerra de la guerra civil española, realizándose
a partir de un proyecto de investigación paralela consistente en 15 inmersiones
en Cataluña, Aragón y Euskadi, buscando memoria sobre este periodo.
Recogiendo testimonios particulares se
ha elaborado y se sigue alimentando a esta joya donde el resultado escénico
lleva el lenguaje de la danza contemporánea como eje discursivo, pero busca
sumergirnos en imaginarios colectivos de la memoria.
Nos habla de la posguerra, pero no solo
de la de la Guerra Civil, sino de cualquiera que llega tras las guerras. Porque
lo bueno que tiene el lenguaje de la danza es que es universal y se puede
extrapolar a otros de otros pueblos y naciones.
Hay una pieza musical que nos habla
acerca de este tema, de la vergüenza y el escarnio público a aquellas que no
cumplían la norma, de cómo se utilizan los cuerpos de las mujeres como arma de
guerra, antes y ahora. En el cierre de esa canción se hace alusión a la
sororidad, a la unión de las mujeres y a esa red tan importante que fueron
tejiendo.
Pero no sólo las mujeres son las
protagonistas de la pieza, se representa a los rojos más rojos. A los
excluidos, al deseo en los márgenes, al deseo homosexual. A los cuerpos
tendidos, al hambre y al frío y a la necesidad de contacto físico ante la
barbarie.
Como contraste hay momentos de alegría y
coreografías con divertimento, porque el ser humano tiene que sobrevivir al
desastre.
La escenografía, de Laura Clos "Closca", es muy audaz. Compuesta
por vigas de madera que se van moviendo por el espacio (entendidas por mi parte
como los trabajos forzados de los represaliados) y esas telas deshilachadas que
emulan los trazos de esa memoria que se pierde y se difumina son otro
protagonista de la obra. A ello hay que sumarle un espacio musical muy acertado
que toma sonidos de los años 40 de varias ciudades traídos a la actualidad, los
cánticos como Yugo Yegua ó textos interpretados dan mucha fuerza a toda la
obra.
Dirección, concepto e investigación: Miquel Barcelona Palau
Management: Biel Martínez Lorca
Producción ejecutiva: Tàndempro
Asesoría conceptual y diseño gráfico: Áurea Estellé Alsina
Composición musical: Carlos Martorell
Acompañamiento coreográfico: Fàtima Campos
Acompañamiento vocal: Nacho Melús
Intérpretes y colaboradores coreográficos: Miquel Barcelona, Helena Gispert, Martí Güell y Bea Vergés
Vídeo: Ignasi Castañé
Fotografía: Nora Baylach i Núria Aguadé
Diseño de iluminación: Laura Clos “Closca”
Diseño de sonido: Josep Sánchez-Rico
Diseño de vestuario: Mariona Sala
Escenografía: Laura Clos “Closca”
Agradecimientos: Maria Argentí, Rafaela Casado, Toni Gutiérrez, Oriol Mula, Mariona Castillo, Esther Vendrell, Berta Vilarrasa y Haizea Arrizabalaga
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