Tarde de verano en los madriles, sin asfixiar, de esas que
nos dan un respiro, que no sofocan ni aprietan,
de esas que nos invitan al interior fresquito de un escenario, el de la
EMAD, tan coqueto, tan negro, tan neutro, tan especial, donde se cumplen y se
juegan tantos sueños… Escenario mítico donde el grupo de Teatro Clásico nos
muestra su sueño nocturno de verano shakespeariano, a lo mamarracho, a lo gañán, tan tierno, tan
divertido…
Según la RAE, lo mamarracho es una cosa muy mal hecha o ridícula, a la par que algo extravagante, estrafalario, ridículo, esperpéntico. Según lo que nos mostró el elenco de alumnos de la EMAD (no tan clásico), me quedo con lo divino de la definición, lo diferente, lo especial, lo místico, lo cómico, lo mágico, como esos bosques griegos con sus banderas, donde todo puede pasar, donde todo puede ocurrir.
Vamos al lío. En resulta que una tal Hermia está comprometida con Demetrio, pero Hermia está enamorada de Lisandro, pero no se casa con él porque su madre no lo acepta. Y piden consejo a los reyes, a Teseo y a Hipólita, que también se casan. A su vez, el mundo mágico de las hadas y sus reyes tienen una pelea, que hace que su rey le pida un líquido mágico al famoso duende Puck donde la pócima del amor triunfe, y sirva para enamorarse de la primera persona que uno o una vea. Y en estas aparece la bella Helena, enamoradísima de Demetrio, constantemente peleados, y en estas también el rey de las hadas ordena a Puck que use la loción con Demetrio para que se enamore de Helena. Un follón de tres pares.
Enredos, líos, tormentos, pero al final, como en nuestro Siglo de Oro, todos se casan, todo se resuelve, todos felices sin perdices, con pócimas, con desdenes, pero felices. Líos y enredos que entretienen, que divierten, que nos lo saben transmitir en un devaneo de idas y venidas por la corte, por el bosque, con un grupo de teatro que animará la función, las bodas varias. Lo cómico se mezcla con lo divino y lo humano, dioses y magos, ninfas y héroes, duendes y damas. Cóctel de amores y desamores en la noche griega, a la luz de la luna, a lo poético.
Y ya desde el principio, nos metemos en harina, en escena, nos animan a hacerlo. El montaje versionado y dirigido por Iván Ruíz, con el análisis de texto de Antonio Sansano, la dirección de la voz de Marta Alejandra García, el vestuario creado por el elenco y dirigido por Paloma del Valle, y Diego Olivares a la expresión corporal, nos lleva a esas noches mágicas y divertidas donde todo puede pasar en este loco montaje. El grupo de teatro Clásico de la EMAD nos lo pone fácil, nos invita a ello, a recorrer con sus miradas los bosques, a escuchar con sus movimientos la magia de hadas y duendes, a oler con su compañía las fragancias de palacio, a sentir con su trabajo el amor por el teatro de un grupo disfrutón que nos hace disfrutar con su locura, con sus idas y venidas, con sus carreras, con sus voces, con sus luces, con sus sombras escondidas en matorrales.
Escucha en escena, acertadas transiciones, ritmo ágil, risas por doquier, enredos desenredantes que nos sirven en bandeja de plata, todo con cariño, con humildad y con el reconocimiento del esfuerzo y del trabajo que hay detrás. Con voces mágicas como la de Helena, con divertidos chascarrillos del meta teatro del bosque, tan divertido en su ejecución y desarrollo, con la sincera altivez de Teseo, con el entusiasmo de Hipólita, con la vis cómica de Demetrio, con las poses de Lisandro, con la ingenuidad de Hermia, con la magia de los mundos mágicos, con los fantasmas de las columnas, con el público entregado…. Con todo y todos en una noche especial.
Un elenco que funciona a la perfección, en el que todos y todas dan lo máximo para que esta pieza coral nos divierta y nos haga pasar una deliciosa tarde entre bosques y palacios, entre realidad y ficción. Este maravilloso grupo está formado por Lucía López Puerta (Helena y "un matojo"), Víctor Seoane (Demetrio y el cerrajero griego), Consuelo Montoya (Flauta), Rubén Gómez (Fondón), Julieta Arranz (Puck y un esclavo de palacio), Daniel de Lucas (Lisandro), Mª Pilar López (Escuadra), Florentina Navas (Membrilla), Antonia Navas (Ajuste), Ignacio López (Teseo y Flor de guisante), Sonia Sánchez (Hipólita y Telaraña), Mª Victoria Hervella (Egea y Mostaza), Déborah Gismera (Hermia), María Rosa (Robin y un esclavo de palacio), Daniel Cabrero (Oberón) y Carmen Camarero (Titania).
Trabajazo increíble de todos y cada uno de ellos. Una de las cosas que más hay que resaltar es lo que se les veía disfrutar en escena. Un grupo cohesionado que trabajaba y disfrutaba a partes iguales, que se apoyaban para que la función creciese, que sabían tirar del compañero para juntos hacer de cada escena una delirante locura, que no dejaba de sorprender y divertir a los presentes. "Ha tenido que ser muy divertido todo el proceso de creación" se escuchaba a la salida. Y es que la alegría que transmitían en escena transmitía eso, un viaje de diversión y desenfreno, de carcajadas y disfrute, para conseguir crear esta pieza con la que todo el público ha disfrutado de lo lindo.
El montaje nos presenta un enrevesado juego de amores y engaños, de equívocos y hechizos que hacen que nada sea lo que parezca. Es muy interesante como se van entrelazando las diferentes tramas para hacerlo todo aún más caótico, más loco, más mamarracho, más delirante, para llegar a un final feliz en el que todo se arregla y todas las piezas parecen encontrar su lugar en la historia. Una acertada versión del clásico de Shakespeare, en la que los personajes son llevados al extremo, caricaturizados para hacerlos más divertidos y conseguir que la historia se convierta en un colosal sueño lleno de risas y momentos delirantes.
La obra se estructura en torno a dos historias (o grupos de actores) que se van intercalando, mientras algunos de los personajes sirven de unión a las dos tramas principales. Por un lado tenemos la historia de las dos parejas enamoradas. Los cuatro intérpretes (Lucía López Puerta, Víctor Seoane, Daniel de Lucas, Déborah Gismera) están fantásticos. Se nota como han trabajado la química de cada pareja y la complicidad entre los cuatro hace que la historia fluya con naturalidad. El dominio con el caballo de Daniel es uno de los momentos de la obra. Muy divertida también el momento de la "pelea" entre Lucía y , con Daniel y Víctor escapando de cualquier responsabilidad.
La otra trama que más nos interesó fue la de los comediantes ensayando la obra que se representará en palacio el día de la boda. En esta trama, están increíbles Consuelo Montoya, Rubén Gómez y Mª Pilar López, con una bis cómica que no les habíamos visto hasta la fecha. Los tres se compenetran a la perfección para dejarnos algunos de los momentos más divertidos de la obra. Fabulosa Consuelo con un personaje que ha sabido cargar de personalidad, deliciosa Pilar con su inocente y resignada Escuadra, brillante Rubén con uno de los personajes con más matices de la obra, que ha sabido trabajar y componer con mimo.
