Decía el escritor americano Orson Scott Card que “Todas las historias son ficciones. Lo que
importa es en qué ficción crees.” ¿Ficción o realidad? ¿Luces o sombras?
¿Atención u olvido? ¿Perdón o dignidad? Todas esas incógnitas nos ofrece “Mata
a un alumno”, donde los personajes, a
golpe de comedia tenebrosa, pero comedia al fin y al cabo, nos ofrecen ese
abanico de propuestas en las que el público se siente atrapado desde un
principio, envuelto cual tela de araña que se va tejiendo al son de unos
acontecimientos kafkianos (o al estilo más patrio de Valle-Inclán) que se
suceden a ritmo vertiginoso.
Una sucesión
de escenas magistralmente enlazadas bajo la gran dirección de Gorka Lasaosa,
donde con una escenografía sencilla y acertada, propuesto por la sala Intemperie, y con un juego de luces
maravillosas, a la par que elementales, nos traslada a los espacios donde se
desarrolla la acción.
Si bien es verdad, en ocasiones es algo repetitivo el soniquete de
“esto ocurre en mi novela“, los
cambios de personajes son dinámicos y acertados, embaucando al espectador desde
el minuto cero.
Quizá la sala, tan cercana al actor, a veces nos haga perder algún
matiz de los personajes al tener ángulos imposibles de salvar, si bien esa
cercanía dota al espectador de una implicación espontánea. ¿Cómo se escribe una
novela? Pregunta María (Raquel Pérez) en un momento de la obra. ¿Cómo se
construyen esos personajes tan diferentes y a la vez tan profundos?, preguntó
yo.
Y es que la interpretación
magistral de Javier Albalá, Raquel Pérez y el joven Jorge Clemente hacen de
este despropósito de coincidencias y causalidades, una sucesión de emociones a
lo largo de la misma. Javier Albalá, cercano, cínico en ocasiones, egoísta
en otras, conformista cuando la ocasión lo requiere, nos ofrece un personaje (o
dos) cargados de una seducción innata que hace que de inmediato te identifiques
con su personaje (o con ambos). Maneja distintos registros con serenidad,
sencillez y sinceridad, transmitiendo en todo momento el alma de su personaje (o
de ambos).
Raquel Pérez
pone el contrapunto dramático, divertido, exagerado a veces… pero siempre desde
la verdad. Una mujer que busca respuestas donde no las hay, o donde si las hay
no se las ofrecen. Mujer, madre y esposa que espera y espera, pero no encuentra, que
se pierde por el camino y se encuentra después. Que nos lleva donde ella quiere.
Y nos hace pensar también. ¿Y si...? Y el gran Jorge Clemente, donde solo con
un levantamiento de cejas y una mirada profunda, nos lleva a otro estado,
totalmente distinto al de hacía un segundo, con una presencia en escena que va
creciendo , un protagonismo que va cobrando a lo largo de la obra, siendo ese
hijo dual, el que pide atención y el que pide justicia. El niño y el anciano.El
padre a veces, y el hijo siempre.
Bravo a los tres. Y esa frase, que dicen al final de la obra, “ y
después pégate un tiro en la cabeza”, pero antes no dejes de ver “Mata a un
alumno”. Te hará pensar, reír, y disfrutar del buen teatro.
---------------------------------------------------------
Teatro: Sala Intemperie
Dirección: Calle Velarde 15
Fechas: 19 Oct – 11 Nov 2018 Viernes y Sábados, 20:30 h.Domingos, 19:30 h.
No hay comentarios:
Publicar un comentario