Al entrar a la sala ya percibimos que estamos a punto de emprender un onírico viaje por lugares mágicos en los que todo puede suceder. La escena nos transmite algo especial, a mitad de camino entre la melancolía y la decadencia de un lugar abandonado. El lugar nos deja atónitos, un sencillo espacio que nos atrapa por sus dimensiones, sus largos y sucios ventanales, en los que destacan un pequeño grupo de colores... todo destila un halo mágico que nos envuelve y nos abraza desde el primer momento, como quien se deja abrazar o se acerca a un refugio en busca de cobijo.
Ya nada debería sorprendernos al hablar de Alberto Conejero. Hablar de su poesía y su delicadeza a la hora de crear nuevas historias, parece redundante cuando se habla de uno uno de los autores que mayor sensibilidad imprime a todo lo que escribe. Tras dejarnos marcados con textos tan maravillosos como "La piedra oscura" o "Ushuaia", en este nuevo trabajo vuelve a envolverlo todo de un mágico ambiente onírico, en el que nos movemos entre la realidad de distintas épocas con una destreza embriagadora, que nos coloca en lugares desconocidos durante gran parte del montaje, hasta que la obra empieza a encajar y todo empieza a llegarnos muy dentro, a doler como si fuesen nuestros propios sentimientos.
Para este inquietante y precioso montaje, Conejero se ha unido con uno de los directores más en forma del panorama nacional actual: Luis Luque. Responsable de títulos como "Pequeño poni", "Oleanna", "Dentro de la Tierra", "Lulú" o "La cantante calva", sus montajes son sinónimo de elegancia y sabiduría, con un trabajo excelso siempre con los actores. Todo lo que toca se convierte en éxito, Luque siempre deja su sello de innegable calidad, con un minucioso trabajo en el que se cuida hasta el menor detalle, con especial relevancia en la escenografía, que en todos sus trabajos tiene un peso importante. Rodeado siempre de actores de gran prestigio, sabe sacar lo mejor de cada uno de ellos, dejando interpretaciones memorables, como en el caso de la obra que nos ocupa.
Este maravilloso sueño nos sitúa en una casa a las afueras de cualquier ciudad, rodeada de otras casas y urbanizaciones, se mantiene inalterable esta antigua mansión con su majestuoso jardín y su singular invernadero, lugar donde transcurre la obra y que se va convirtiendo en parte activa de la historia según vamos conociendo la relación de los personajes con este lugar tan lleno de vida, al que los dos personajes acuden para esconderse del mundo. Dos personajes con miedos, cicatrices por cerrar, cargas a la espalda que les impiden avanzar. En este invernadero se encuentran seguros, es un lugar que les cobija y les permite ser ellos mismos, quitarse las caretas y poder sincerarse con la vida y hablar abiertamente de quienes son.
Ellos son Silvia (interpretada por Ana Torrent), la dueña de la mansión, y Samuel (interpretado por Carmelo Gómez) el jardinero que permanece a su lado cuidando el invernadero y protegiendo ese rincón olvidado de la entrada de personas ajenas. En ese lugar en el que parece haberse parado el tiempo, Samuel deberá recordar toda su relación con Silvia, en un emotivo combate por diferenciar la realidad de la ficción, separar los recuerdos de enamorado de la vida, saber discernir entre el amor y todos los fantasmas que rodean este lugar.
La complicidad que demuestran Carmelo Gómez y Ana Torrent a la hora de dar vida a Samuel y Silvia es alucinante, destilan verdad y amor en cada gesto, en cada frase, en cada mirada. Dos personajes que se complementan a la perfección, ella soberbia y sensual, lleva siempre las riendas de la relación, mientras él, tímido y servicial, obedece y se somete hasta límites que llegan a doler. Mientras Samuel se muestra como un animal enjaulado, que por momentos suelta algún zarpazo para intentar defenderse (y a la vez defender a Silvia de si misma), Silvia es un ave suicida, capaz de transitar los más oscuros lugares en busca de nuevas sensaciones que le hagan olvidar el dolor que siente.
Carmelo Gómez ha regresado a las tablas en los últimos tiempos, tras una larga carrera centrada en la gran pantalla. En los últimos tiempos hemos podido verle en "Elling" de Andrés Lima o "El alcalde de Zalamea" de Helena Pimenta, con el que ha triunfado las dos últimas temporadas en el Teatro de la Comedia. En este montaje con presenta un personaje oscuro, cegado por el amor y sumiso ante todo lo que le ha prometido a su amada. Con su porte corpulenta da un más ternura esa debilidad que nos muestra, esos miedos, esa continua duda ante todo lo que pasa. Un jardinero angustiado porque están irrumpiendo en su espacio y él no entiende nada, porque tampoco sabe diferenciar lo que es real de lo que está únicamente en su corazón.
Marcada desde muy joven por su papel en "El espíritu de la colmena" y en su madurez por su maravilloso papel en "Tesis", Ana Torrent no ha dejado en ningún momento de compaginar las tablas con la gran pantalla. En los últimos años la hemos podido ver en "Madame Bovary" de Magüi Mira, "Fuegos" de Josep María Pou, "Ricardo III" de Carlos Martín o "Pingüinas" de Juan Carlos Pérez de la Fuente. En esta ocasión nos presenta a una Silvia que destila sensualidad pero que también la vemos sufrir por un pasado que la sigue castigando. Durante toda la obra lleva el peso de la acción, ya que se sabe dominadora frente a Samuel, pero en todo momento intenta protegerle e intenta que la relación que les une no se vea empañado por nada.
Todo en este montaje destila una belleza especial, y como hemos dicho antes la escenografía nos atrapa desde el primer instante, por su aspecto lánguido y tenebroso. La creación del espacio escénico ha corrido a cargo de la gran Mónica Boromello, colaboradora habitual de Luque en montajes como "El pequeño poni", "Dentro de la Tierra" o "La cantante calva", y otros con una escenografía muy singular como "Trainspotting", "El tratamiento", "Blackbird" o "Cronología de las bestias". En todas ellas el decorado deja de ser un ente inmóvil para participar de la historia, convirtiéndose en un personaje más de la obra.
Otro de los elementos que inundan la escena en todo momento es la cuidada iluminación creada por David Hortelano y Juan Gómez-Cornejo. La mimada iluminación crea un ambiente de continua ensoñación, en la que no sabemos si lo que sucede es realidad o estamos ante un recuerdo. También hay que destacar la composición musical, original de Luis Miguel Cobo y el vestuario que corre a cargo de Almudena Rodríguez.
Teatro: Teatro Bellas Artes
Dirección: Calle Marqués de Casa Riera 2.
Fechas: De Martes a Viernes a las 20:30, Sábados a las 19:00 y 21:30, Domingos a las 18:00.
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