Como la vida misma: ambición, lucha por el poder, codicia, políticos y banqueros corruptos... Una realidad que muchas veces es necesario tomársela con humor para que no nos ahogue, para que podamos seguir para adelante mientras los de arriba se siguen peleando por ver quien es más ruin, quien tiene menos escrúpulos a la hora de robar, quien tiene más ansia por llegar a lo más alto. El ser humano es tan egoísta y avaricioso que sigue cometiendo los mismos errores, mirando por su propio ego sin importarle nunca lo que le pase al prójimo, al menos la gente que aspira a escalar hacia el poder.
Esta obra ha sido, desde su estreno en París en 1896, un referente de teatro transgresor y polémico. En su momento rompió todos los esquemas, tanto artísticos como estéticos, de lo que era el teatro. Esta adaptación del texto de Alfred Jarry se mantiene fiel a la irreverente y ácida esencia de la original, que hizo temblar los cimientos del teatro de la época. Estamos ante una de las obras claves de la Historia del Teatro, convulsionó la escena de su época, la cual experimentó cambios irreversibles, cambiando tanto la forma en la que se escribía, como conceptos claves de la puesta en escena, la iluminación, el vestuario, incluso la forma de gesticular de los actores. La obra es una representación salvaje y grotesca de como puede transformarse el hombre, de lo innoble y despiadado que es el poder político y lo malintencionados que son los gobiernos.
La adaptación con la que nos encontraremos al entrar en la nave73 es un fiel reflejo de lo que el autor quiso transmitir con el texto, hace más de cien años, y que sigue de inquietante actualidad. Una explosiva combinación de música y comedia, todo aderezado con mucha mala leche. El simple hecho de ver de actualidad un planteamiento tan sórdido como el del texto debería ponernos los pelos de punta, pero lejos de rasgarse las vestiduras, la obra se ríe de nuestra propia esencia como seres corruptos y avariciosos. Al salir asombrados de ver una historia tan desgarradora (por el reflejo tan nítido que hace del ser humano) entenderemos como Alfred Jarry es considerado uno de los precursores de las nuevas tendencias en el teatro contemporáneo, y podremos admitir sin temor a equivocarnos que el hombre es el animal que tropieza "varias veces" en la misma piedra, llámese corrupción, llámese avaricia, llámese poder, llámese ambición, nunca tenemos suficiente.
La compañía Los Sueños de Fausto ha sido la encargada de llevar a cabo este peculiar y transgresor montaje de una de las obras más polémicas del teatro contemporáneo. Esta versión combina la sátira, la música y la comedia más disparatada, un cóctel explosivo para retratar una realidad (la del ser humano) demasiado vergonzosa como para no tomárselo con humor e ironía. Un texto abrumadoramente actual, pese a tener más de un siglo de vida, que habla de forma directa de la ambición humana por el poder, como una de las mayores lacras posibles, un virus (el poder) que infecta a todo el que toca y no le deja ver más allá de si mismo y de sus objetivos.
La compañía ha realizado varios montajes de obras contemporáneas de autores españoles, con un enfoque muy particular. El pasado año pudimos disfrutar de "El sopar" y "Flores de España" en el Teatro del Barrio, y anteriormente "Carrera de ratas" en la desaparecida Sala Tú, o "Cuerpo dividido" en la Sala Bululú. El texto vuelve a realizarlo Raul Quirós (como en todos los montajes de la compañía), y la dirección corre a cargo de Miguel Ángel Quirós.
La historia del Padre Ubú es la personificación de la ambición. Ha ascendido rápidamente en el banco en el que trabaja, pero el quiere más, aspira a todo el poder. Junto a su mujer trama un plan para asesinar al director del banco y así hacerse con las finanzas no sólo de la entidad, sino de todo el país. Este camino a la cima no será sencillo, en su escalada hacia el poder absoluto se encontrará con enemigos como los medios de comunicación, los partidos políticos y hasta con Vladimir Putin. Todos ellos, intentarán cortar su fulgurante carrera, dinamitar la fiesta al nuevo rey Ubú.
Esta ácida parodia nos recuerda como somos, y que por mucho que pensemos que hemos inventado la pólvora, en ciertas cosas (sobre todo en las malas) somos animales de costumbres. Esta contundente crítica a la sociedad capitalista, nos presenta a un despiadado Ubú, un personaje ambicioso, sin escrúpulos, cruel, capaz de cualquier cosa por conseguir llegar a ser el gobernador absoluto de su país. Este caricaturesco personaje está lleno de miedos, no es capaz de arriesgarse por nada, quiere conseguirlo todo pero sin mancharse las manos. La evolución, incluso física, del personaje es muy ingeniosa a lo largo de la obra, símbolo de como el egocentrismo va deformando al ser humano.
Este montaje cuenta con un maravilloso elenco, encabezado por Paco Santa Bárbara en el papel del ambicioso Padre Ubú. El actor nos muestra un personaje poliédrico, que busca el poder pero sin querer correr demasiados riesgos. Una evolución muy interesante que nos muestra la "ceguera" en su intento de conseguirlo todo, que contrarresta con todos los miedos y dudas que le acechan en el camino. Junto a él, Ana Gijón interpreta a su esposa, una despiadada mujer que hará cualquier cosa por conseguir que su marido ascienda, convenciéndole de cualquier cosa para lograrlo. Junto a ellos completan el elenco Abel Álvarez, Alfonso Moreno, Sara Marcos y Rubén Labio, en un fantástico trabajo colectivo, en el que se desdoblan en varios personajes, con una destreza apabullante.
En un montaje como este todo es singular y diferente a lo que estamos habituados a ver. Así, la escenografía creada por el propio Miguel Ángel Quirós nos sorprende desde el primer momento. Un conjunto de elementos alargados aparecen tirados por la sala a nuestra entrada. Elementos que adquirirán distintas formas y significados a lo largo de la obra y que serán sólo un anticipo de lo que estamos a punto de ver, una escenografía sencilla en la forma pero llena de dobles intenciones. Pero para completar tan singular puesta en escena, no podemos dejar de hablar de las proyecciones (realizadas por Hasterfröch) que nos van sorprendiendo durante toda la historia. Es clave también, en el devenir de Ubú por el mundo, la cuidada iluminación de Germán Collado, que crea las distintas atmósferas que requiere un montaje como este. Por último no podemos dejar de hablar del vestuario de La Lista de mis Deseos, una locura absoluta, llena de color y composiciones imposibles, que nos hacen disfrutar al máximo de cada escena.
Teatro: Nave 73
Dirección: Calle Palos de la Frontera 5.
Fechas: Viernes a las 20:00.
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