La Historia está llena de personas que han sido conocidas por ser compañeros de alguien ilustre, aunque sus méritos fueran de semejante índole. Mujeres que han permanecido a la sombra de sus maridos, sin importarles que la luz de los focos no las iluminasen, felices en ese segundo plano en el que eran tan importantes como sus parejas, pero no llegaron a tener la misma repercusión. Ellas se sintieron plenas al ver como su pareja les necesitaba, les respetaba y apreciaba su labor, tanto como la suya propia. Personas que han tenido un papel secundario en la Historia, pero sin la que el relato no habría sido posible.
Nada más entrar en la sala apreciamos que estamos a punto de asistir a algo imponente, demoledor, a mitad de camino entre la realidad y la ficción. La sala nos acoge con la penumbra de un lugar misterioso, con una escenografía que nos inquieta a la vez que nos seduce, con un ambiente que nos atrapa desde la ambigüedad de las sombras y las tinieblas, que poco a poco nos abrazarán hasta meternos de lleno en esta maravillosa historia de amor, complicidad,... y pérdida de identidad. Maravilloso el camino que vamos a emprender, todo hace indicar que será algo especial, algo que nos dolerá y nos emocionará, algo que nos llevará a los lugares más oscuros de la mente humana.
Hache Producciones es la encargada de lanzarnos a este viaje alrededor de la vida de Maria Teresa León, la mujer que compartió su vida con Rafael Alberti, y que pese a tu talento como escritora siempre vivió a la sombra del poeta. Esta productora es la nueva aventura de Susana Hornos tras aterrizar de Argentina hace unos meses. Con mucha energía arranca esta nueva etapa, a la que le auguramos grandes éxitos viendo la calidad de su primer proyecto. Para esta primera producción ha unido fuerzas con Carolina Román (directora de este montaje) que nos vuelve a sorprender con este apabullante montaje, en el que transitan por las fisuras de la vida de la escritora, sus dolores personales fruto de la situación convulsa que le tocó vivir, y las grietas de su mente, creadas por el alzheimer.
La autora y directora Carolina Román se ha convertido en un referente de la escena, ya que cada trabajo suyo ha conseguido encandilar a crítica y público. Después de la maravillosa "Juguetes rotos", con la que se ha llevado innumerables premios y el reconocimiento unánime por la que ya es considerada una obra maestra, la expectativa que se crea ante cualquier nuevo trabajo de la directora es máximo. Con este nuevo trabajo vuelve a desgarrarnos el alma, con la manera en la que dirige cada movimiento, cada silencio, cada proyección, cada milímetro del espacio escénico. Una preciosa elaboración, casi artesanal, de cada escena de las que configuran este montaje. La directora vuelve a contar con Alessio Meloni para crear un espacio escénico perturbador, angustioso, que se resquebraja al igual que la mente de Maria Teresa.
La gran belleza de este montaje, además de la elegante y perturbadora dirección de Román, recae en el cuidado texto de Susana Hornos, autora y actriz de la obra, así como en su escalofriante interpretación. Con su entrada en escena se nos encoge el alma, por su dolor, su angustia, su deambular por lo desconocido. Y esa sensación de persona frágil nos enternece, pero también nos apasiona su manera de luchar por sus ideales, su fuerza para empoderarse como mujer de ciertas facetas reservadas a los hombres. Un personaje con mil matices, innumerables aristas que la actriz va puliendo para crear una maravillosa Maria Teresa, firme en sus ideales por momentos y dolorosamente perdida en alzheimer en otros.
El punto de partida del texto es la obra de María Teresa León "Memorias de la melancolía", como nos cuenta la autora: "La primera vez que leí "Memoria de la melancolía" de María Teresa León caí rendida ante una prosa escrita con las entrañas y el detalle de quien urge recomponer, comprender y transmitir sus memorias, ella ya sabía que no eran las suyas propias porque María Teresa puso a nuestros pies la historia de un país contado desde la mujer, la madre, la exiliada, la directora, la autora, la apasionada. Urgía sí, ella ya intuía que la enfermedad que su madre y abuela sufrieron la estaba acechando también a ella: Alzheimer. Así fue, tras 40 años de exilio, cuando regresó a Madrid apenas supo que por fin estaba de vuelta en España".
La enfermedad de la mente que va dejando a la escritora sin una idea clara de si misma, es el punto de partida para una reflexión mucho más amplia sobre la memoria colectiva. "Alguien que tanto hizo por la memoria colectiva tenía que arañar la suya propia". La obra homenajea también a todas esas mujeres que participaron en la Historia pero que el relato (siempre contado por hombres) silenció. Las personas que viven en la oscuridad de quienes no las quieren mostrar, dejando en el lado oscuro de la Historia a miles de mujeres que fueron trascendentales para que los hombres consiguiesen sus retos. En esta nebulosa a la que fue condenada la escritora por aquellos que contaron la Historia, también la condujo su propia mente, condenándola a las tinieblas de una enfermedad como el Alzheimer.
Esta maravillosa obra nos lleva de la mano por la angustiosa vida de la escritora, deambulando por las lagunas que tiene su mente, en su búsqueda de la España que defendió, y a la que soñaba regresar desde el exilio (cuando regresó la enfermedad no le permitió ser consciente de ello). Una desgarradora historia, que la actriz nos hace vivir como propia, desde los relatos que aún habitan su memoria, hasta los angustiosos momentos de oscuridad total, en los que ya no recuerda nada. Un maravilloso trabajo interpretativo de Susana Hornos, en el que transita lugares oscuros del alma con la misma facilidad con la que se muestra esplendorosa en los recuerdos de su vida junto a Alberti. Un soberbio trabajo en el que nos mantiene con el alma en vilo de principio a fin, mostrando miles de matices, de viajes a lugares oscuros, de recuerdos de luminosos días de lucha, nos mostrará una vida tan arrolladora como invisibilizada, tan generosa como conmovedora, tan silenciada como oculta por la enfermedad.
Si imponente es la interpretación de Hornos, no menos es el espacio escénico creado por Alessio Meloni, que sintetiza en un precioso espacio en cuesta, toda la complejidad de la personalidad de la escritora, así como todos los recovecos oscuros a los que se dirige su mente. Un espacio poético pero agresivo a la vez, por su forma con una gran pendiente, en la que la actriz resbala en clara analogía con lo que le ocurría a la escritora, con una enfermedad que la debilitaba poco a poco, haciendo que se encaminase hacia los infiernos. Meloni es el encargado también del vestuario, con una impresionante creación que hace de vestido, lugar vital o espacio por el que se pierde la protagonista. La tenue y lúgubre iluminación de Manuel Fuster nos mete de lleno en esos lugares inhóspitos a los que nos conduce el texto, mientras que la música compuesta por Alejandro Pelayo nos acompaña a modo de guía, para que nos sintamos arropados en esos lugares que vamos a transitar.
Teatro: Sala Mirador
Dirección: Calle Doctor Fourquet 31
Fechas: Viernes a las 20:00.
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