Teatro: Alegrías y Dolorcitos. Sala Montacargas

La vida se compone de momentos, de caminos que nos llevan de un lado a otro, de experiencias que van moldeando poco a poco nuestra personalidad hasta convertirnos en lo que somos. Viajes que nos dejan huella, momentos de la vida aparentemente banales que nos marcan para siempre, decisiones que nos cambian para siempre. Tres vidas, tres viajes, tres maneras de interpretar y pasear por la vida.




El relato sustentado en hechos reales expone sobre manera a aquel que lo cuenta, pero lejos de amilanarse, las tres actrices de este entretenido montaje se lo llevan a su terreno, se parodian a si mismas, sus vivencias, contadas cada una desde una óptica muy particular, desde la forma de verlo de la propia actriz protagonista en cada caso, para conseguir un montaje lleno de situaciones cómicas y a la vez dolorosas, como la vida misma. Un recorrido vital que las llevó a viajes transoceánicos, a lugares inhóspitos que las convirtieron en lo que son, siempre luchadoras e intentando mirar hacia adelante con la cabeza alta y esquivando las adversidades. Una secuencia de situaciones (unas reales y otras no), que nos llevan a conocer un poco mejor a estas valientes mujeres, que tienen la necesidad de compartir sus vivencias para crear sinergias, y con ello nuevas estructuras con las que apoyarse unas a otras.




Esta propuesta se estrenó dentro del Ciclo de Mujeres Creativas, que desde hace años programa la sala El Montacargas durante el mes de Marzo. Durante un mes, toda la programación de la sala gira en torno a la mujer, con propuestas que abarcan distintas modalidades artísticas como la poesía, la música, la pintura...y sobre todo el teatro. Con 25 años de vida, esta particular sala se consolida con propuestas tan interesantes como esta, con iniciativas pioneras de las que deberían tomar buena nota otras salas periféricas.

Tras el éxito obtenido por la obra en el fin de semana en el que se programó, las chicas de "Alegrías y Dolorcitos" vuelven para contarnos sus vivencias y llevarnos de viaje por lugares de lo más originales. Pero más allá de ese aparente tono de comedia, esta historia habla de las inquietudes de las protagonistas, de sus miedos y de sus necesidades, de las ganas por abrir nuevas vías de trabajo conjuntas, del impulso a cooperar para crear entre todas nuevos espacios de trabajo, nuevas estructuras de ayuda mutua, nuevas redes de cooperación, pero también para aprender a quitarle hierro a ciertos asuntos, a tomar conciencia de la situación actual de la mujer, para luchar por una igualdad aún lejana, pero pudiendo reírse de una misma cuando sea necesario.


Este montaje ha sido algo fruto de la creación colectiva, de las charlas y las confidencias creadas entre cafés por las tres mujeres que han puesto en pie este proyecto. Arancha Sanchís ("La compañía", "Melvin y sus hermanas"), Cristina Brugarolas ("La duquesa de Alfi", "La doble inconstancia de Marivoux" ambas en México) y Verónica Moreno ("La noche del Sr. Smith", "Tartufo"), dieron forma esta pieza desde la reflexión conjunta, desde la puesta en común de sus ideas, de sus vivencias, de su manera de ver la vida y de la idea que las tres tienen de necesidad de hablar de la sororidad, la solidaridad entre mujeres, tan necesaria en estos tiempos para continuar el camino hacia una igualdad real. Las tres actrices han creado el texto, partes de forma individual y partes como el resultado de una puesta en común, y del mismo modo se entrelazaron las posturas a la hora de dar forma al proyecto, tanto en su aspecto formal como conceptual.

La estructura de la obra se confecciona como el de un viaje vital, en la que cada una de las actrices nos hablan de sus miedos y sus recuerdos, desnudando su alma ante nosotros. Tres mujeres que se encuentran en situaciones vitales muy diferentes pero a la vez removedoras e inquietantes, y que sienten la necesidad de experimentar y compartir, por medio de la narración de sus propias vidas (y de otras mujeres que se enfrentan a situaciones poco habituales), creando lugares comunes con las que todas se sienten identificadas.

Con la propia historia podemos llegar a conocer un poco de cada una de ellas. Es muy interesante como el propio relato de cada una de ellas nos muestra tres relatos muy diferentes, tres ideas de crear muy distintas, tres formas de enfrentarse a la vida y de hacer frente a las adversidades. Verónica habla desde la energía, en un divertido recorrido que nos lleva de la niñez a sus recientes experiencias, al ritmo de la música y con un ritmo trepidante. Arancha, mucho más sosegada, nos habla de un hecho puntual que marcó su vida casi de forma accidental. Un relato igual de íntimo pero tratado diametralmente diferente, una desde el cuerpo, la otra desde la mente. Por último Cristina nos habla desde el corazón, que lo tiene dividido entre Madrid y México. Un relato centrado en pequeñas anécdotas ocurridas en esos viajes y que la marcaron para siempre. Pero las tres hilvanan sus propias historias de tal manera que llegan a lugares comunes, a pensamientos que las unen, a posiciones en la vida que las empujan a hacer piña, a una suma de pequeñas ideas que hacen un gran proyecto



Tres historias muy diferentes que hablan de la vida, de los sentimientos, de los miedos, para mostrarlos un caleidoscópico catálogo de sentimientos de todo tipo. La obra pone de manifiesto la inquietud de la mujer actual por trabajar la cooperación entre ellas, por transitar lo que les ocurre de manera valiente, sin miedos y sin los clichés que marca la sociedad del patriarcado, para conseguir reírse de ellas mismas y de las situaciones que les toca vivir, siempre con una sonrisa y con la perseverancia que las caracteriza. Un interesante discurso feminista que está presente en toda la obra y que nos ayuda a ver la vida desde otra perspectiva.

Las tres actrices hacen un trabajo inmenso, con formas muy diferentes de enfrentarse a la historia, pero que encajan muy bien con lo propuesto por las otras. La destreza con la que se desenvuelven en escena, la vitalidad con la que desde el primer momento atraviesan la cuarta pared para dejar un camino abierto que pasará a ser parte fundamental del montaje, pequeñas licencias muy ingeniosas que hacen del conjunto una obra divertida, entretenida y muy original, por lo que cuenta y por la manera en la que lo hace.

La compenetración de las tres actrices es absoluta, por lo que las escenas fluyen con sorprendente naturalidad. Desde la diversidad de planteamientos muy distintos, llegan a espacios comunes. Del desparpajo y la fuerza de Verónica Moreno a la mesura y firmeza de Arancha Sanchís, pasando por la fragilidad y delicadeza de Cristina. Tres formas de actuar, tres visiones diferentes de afrontar los problemas, tres maneras de vivir que se unen para tratar aquellos temas que preocupan e interesan a las tres. 


Tres actrices que desde situaciones propias nos hablan de temas muy emocionales, que hace que empaticemos con la obra desde el principio. La frescura del relato, la sencillez con la que hablan de temas como la muerte, el destino o el amor, hace que el montaje discurra con gran fluidez, con puntuales cambios de registro que nos pausan, para tomar carrerilla para la siguiente aventura en la que nos embarquen. Una montaña rusa de sensaciones y sentimientos, que nos llevará a recorrer desiertos, países lejanos, incluso a bailar o boxear, está claro que la obra no te deja un solo instante de calma. 

Con la simple ayuda de unas cuantas cajas, una mesa, unas sillas y algún elemento que van introduciendo en cada escena (maletas, tazas...), las actrices recrean todo tipo de situaciones y lugares, con la sencillez que transmite el estar seguro de lo que cuentas. Pequeños detalles que apoyan un relato ya de por si sencillo y contundente, que no necesita de grandes complementos para funcionar por si solo. La cuidada iluminación ayuda a diferenciar la distinta tonalidad de alguna de las escenas, mientras que el sonido se convierte en elemento vertebrador de las historias.  





Un montaje que vuelve a la sala Montacargas para hacernos viajar, disfrutar, pero sobre todo recapacitar sobre la vida, la muerte, el amor y el feminismo. Una obra que nos regala un divertido y atractivo abanico temático, para disfrutar y recapacitar, con tres mujeres que son una pequeña muestra de lo importante que es la cooperación, el unir fuerzas para sacar adelante proyectos comunes.

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Nerón
Teatro: Sala Montacargas
Dirección:Calle Antillón 19
Fechas: Sábado y Domingo a las 20:30
Entradas: Desde 10€ en teatroelmontacargas, entradium. 13 y 14 de Abril.



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