Estamos sin duda ante uno de los acontecimientos de la temporada. Varios de los nombres más significativos de la cultura de los últimos tiempos unidos en un mismo proyecto. La incertidumbre por saber si esta será, por fin, la adaptación definitiva de una de las obras del autor colombiano, es máxima. Una lúgubre escenografía (no sabemos lo que nos espera) nos da la bienvenida a la sala, mientras vemos al gallo del Coronel tan impaciente como al público, esperando que la obra de comienzo.
José Velasco es el responsable desde la producción de este interesante montaje, en la que obra original se desliza entre los recovecos de la escena, siempre en un ambiente de pesadumbre que recrea desde el primer momento los mágicos universos creados por García Márquez. Una producción que destaca por su empaque, con una aparentemente sencilla puesta en escena, que poco a poco se va desdoblando para crear los distintos lugares por los que transita nuestro tierno, y a veces cascarrabias, Coronel. El montaje va cogiendo fuerza según avanza la obra, debido a la contundencia visual de cada una de sus escenas y la magestuosidad con la que se ha tratado el texto.
Uno de los puntos fuertes de la obra, que atraerá a mucha gente al teatro, es la dirección del gran Carlos Saura (con Gabriel Garbisu como ayudante de dirección). Consagrado director y guionista de cine, en teatro se ha prodigado poco, destacando más sus montajes operísticos, entre los que destaca "Carmen" de Bizet. Llevaba varios años sin dirigir teatro, desde que en 2013 montase "El gran teatro del mundo". Su dilatada carrera es una de las más reconocidas, siendo uno de los máximos exponentes del cine de autor europeo. Entre sus innumerables premios destaca la Medalla de Oro al mérito de las Bellas Artes, el premio Nacional de cinematografía, además de varios premios Goya y múltiples galardones en festivales como el de Cannes o Berlín. Además, es un gran pintor, como se aprecia en esta obra, donde las proyecciones que aparecen son dibujos suyos.
La adaptación de este clásico de la literatura corre a cargo de Natalio Grueso. El que fuera responsable de la gestión y programación de los teatros madrileños en la época de Ana Botella, vuelve a cruzarse en el camino con Saura, tras la exposición "Luz", que les unió cuando Grueso era el responsable del Centro Niemeyer de Avilés. Esta adaptación mantiene la esencia de la novela, con todo ese universo mágico tan característico del autor de "Cien años de soledad", pero consigue que la trama adquiera fuerza en sí misma sin dejar de lado la belleza formal del contenido. Como resultado, el texto se mueve entre la realidad y la ensoñación, entre la verdad y los cuentos.
El montaje se desarrolla desde la ternura de unos personajes atormentados, heridos de muerte, que pese a todo aún albergan esperanzas en la vida. Una preciosa historia centrada en el Coronel, su esposa y un polémico gallo que hace que su relación se agriete por momentos. Toda la magia de la obra ha sido plasmada de forma magistral por Saura, que consigue sacar de cada escena una dulce estampa de vida, de lucha y de amor. Unos personajes tratados con mimo, creados con minuciosa delicadeza para hacerlos vulnerables, cercanos, tiernos en su desnudez y cruel destino. Un canto al amor, al compañerismo, a la lealtad, pero también al dolor, a la pena por el hijo muerto, a la angustia por la enfermedad, al miedo de no tener que comer.
El viejo coronel vive con su esposa en su casa de siempre, pero ahora no tienen nada, sólo un gallo de pelea que era de su hijo fallecido. Los dos viven en la absoluta miseria, esperando desde hace quince años que llegue una carta del gobierno concediéndole una pensión por los servicios prestados durante la guerra. Pero la carta sigue sin llegar y la pobreza comienza a ser extrema, comienza a minar su talante y la salud de la mujer, enferma de asma. Cuando la situación les lleva a un callejón sin salida deben elegir entre darle de comer al gallo, su única esperanza de de supervivencia, o comer ellos.
En los peores momentos es cuando sale lo peor de las personas, así el coronel sufrirá en sus propias carnes la calaña de la que están rodeados, sufrirán la usura de aquellos que se dicen sus amigos, momentos difíciles en los que parece que todo se vuelve en su contra y ya no pueden confiar en nadie. La soledad del viejo coronel, vencido por la vida, se agudiza cuando sus allegados intentan aprovecharse de la situación. Pero, pese a todas los reveses, conseguirá levantarse y continuar con la cabeza alta, porque hay dos cosas que nunca le podrán quitar, el amor a su mujer y su dignidad.
Esta preciosa historia se engrandece con las actuaciones de Imanol Arias y Cristina de Inza, en los papeles del coronel y su mujer. Las maravillosas interpretaciones de ambos nos enternecen, porque la química que transmiten es similar al amor incondicional que sienten los protagonistas. Unos personajes dolidos, enfermos, despechados, que pese a todo encuentran en el otro un lugar de cobijo, un compañero con el que levantarse ante la adversidad, su media naranja que siempre le apoya en el momento preciso. Cada una de las escenas que comparten son pura magia, por la ternura con la que están tratadas y por las maravillosas interpretaciones que nos regalan ambos, con personajes llenos de aristas, de heridas sin curar, que pese a todo siempre piensan el uno en el otro, por encima incluso de si mismos.
El resto del elenco que les acompaña cumplen sobradamente con los pequeños papeles que secundan la historia. Fran Calvo, en el papel del médico, resulta muy convincente, en la dura tarea de cuidar a la mujer del coronel y en la de protegerle a él de todos los que quieren aprovecharse de su situación. David Pinilla y Marta molina completan el reparto duplicando papel. Pinilla da vida a Sabas, uno de los "amigos" del coronel y al abogado, mientras que Marta Molina es la encargada de darle cada día las malas noticias al coronel como la dependienta de correos. También interpreta a la cantinera y a la mujer de Sabas, todos papeles muy diferentes resueltos de manera brillante.
El montaje se cimienta desde una sólida estructura formal, en la que destaca la escenografía diseñada por el propio Carlos Saura. Lo que parece una sencilla escenografía, con una avejentada cama y una castigada mesa con sus sillas, le van apareciendo multitud de elementos y espacios que se desarrollan en proscenio, con la casa de los protagonistas siempre presente. La escenografía se completa con los maravillosos dibujos de Carlos Saura, que se proyectan al fondo. Otro de los puntos claves de este montaje, esencial para crear ese universo a veces sombrío pero siempre con una belleza especial, es la iluminación diseñada por Paco Belda, que convierte a las luces y las sombras en un personaje más de la obra. La terna en la parte técnica la completa el embriagador sonido de Enrique Mingo, que nos lleva de la mano por todo el montaje. Por su parte, el vestuario ha sido diseñado por el propio Carlos Saura, con la ayuda de Marta Suárez, y realizado por Cornejo.
Teatro: Teatro Infanta Isabel
Dirección: Calle Barquillo 24
Fechas: De Martes a Sábado a las 19:00. Domingos a las 18:00
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