La vida puede ser insignificante cuando la enfermedad golpea en el mismo seno de la familia. Todo entonces deja de tener importancia para centrar las fuerzas de forma colectiva y olvidarlo todo, para aprovechar al máximo el tiempo que les quede juntos. Las relaciones personales se estrechan y todo pasa a un segundo plano, todo menos la insuperable fuerza del cariño.
Todos recordarán la maravillosa comedia dramática que a principios de los años 80 nos conmovió a todos los que la vimos. Basada en la novela del mismo nombre escrita por Larry McMurtry, la película fue adaptada, dirigida y producida por James L.Brooks, que recibió once nominaciones a los Oscar, de los cuales consiguió cuatro de ellos, incluyendo mejor película, mejor guión adaptado y mejor director. Además fueron premiados Shirley McLaine y Jack Nicholson por sus interpretaciones. El reparto de la película lo completaban Debra Winger, Danny DeVito, Jeff Daniels y John Lithgow, en la que es considerada como una de las mejores películas sobre las relaciones, en ocasiones demasiado dependientes, entre madres e hijos. La obra consiguió atraer a crítica y público, por su sabia combinación de comedia y drama, que nos mantenía con un nudo en la garganta toda la película, mientras no dejábamos tampoco de sonreír.
Pentación espectáculos, de la mano de Jesús Cimarro (uno de sus fundadores), se ha encargado de la difícil tarea de producir esta obra que se encuentra tan presente en la memoria de todos los que vivimos aquella época y nos dejó tan marcados cuando sufrimos junto a esta estrafalaria familia.La difícil relación entre una madre y su hija, muy unidas pero muy diferentes entre si, y con muy distintos puntos de vista sobre la vida. La madre, es una viuda muy temperamental y pasional. La hija es una joven rebelde que sólo quiere emanciparse. Dos mujeres de carácter fuerte que chocan como dos trenes de mercancias. La adaptación de esta gran historia corre a cargo de Emilio Hernández, que se ha fijado en la película, pero también en la obra teatral escrita por Dan Gordon.
La actriz, directora y dramaturga Magüi Mira ha sido la encargada de dirigir esta pieza, que pone nuestra sensibilidad a flor de piel desde el primer momento. La que es, por méritos propios, una de las mujeres más importantes de nuestra escena, ha dirigido más de una veintena de obras, entre las que destacan "Festen", "Consentimiento" (por el que ganó el Premio Max), "Las amazonas" o "La velocidad del Otoño". No es la primera vez que dirige la adaptación de una película, ya ocurrió con grandes éxitos como "En el estanque dorado" o "El discurso del Rey".
Según Magüi Mira, la obra "habla de la fuerza movilizadora del cariño, del poder del deseo y de la contradicción entre la necesidad de disfrutar el amor y la dificultad para protegerlo. Hemos construido una sociedad difícil y a veces hostil. La tecnología nos distancia. Fulmina el cuerpo a cuerpo. Vivimos sumergidos en un territorio virtual. Hay que volver a los labios reales que hablan y se besan". La directora nos habla de sentimientos, de volver a nuestros orígenes y recuperar el contacto con la gente que queremos, esos mismos que a veces son con los que más discutimos. Ya sabe que donde hay confianza... El regreso a esa época en que todo se decía a la cara, quitando pantallas, móviles y toda tecnología para volver a sentir ( y a sufrir) como cuando descubrimos por primera vez el dolor.
Por el contrario, los personajes masculinos son menos impulsivos y permanecen en todo momento relegados a un segundo plano, ante el "duelo" entre la madre y la hija. Ellos son un profesor, que se va a convertir en el marido de la hija, y el vecino, un astronauta. El primero es torpe y seductor, convirtiéndose en motivo de constante disputa entre la madre y la hija, mientras el segundo es un hombre excéntrico (papel que en el cine interpretaba Jack Nicholson, en una interpretación que le venía como anillo al dedo) y mujeriego que intenta seducir a la madre en todo momento.
La relación de amor entre la madre y la hija llega por momentos a ser enfermizo, y por eso en ocasiones la hija puede sentir que no puede respirar. Pero como en toda relación entre una madre con sus hijos, nada ocurre sin motivo, y mucho menos por hacer ningún mal, sólo que el amor de una madre puede cegarla, llegando a invadir espacios que no le corresponden. Ese amor tan protector, que simplemente viene fundado en el miedo a que su hija sufra o no tenga que pasar por las mismas vivencias que ya pasó ella en otro tiempo, pero que a la hija le ahoga cada vez más, no le deja respirar, y se revuelve como gato panza arriba contra su madre, en un intento desesperado por vivir su propia vida sin que nadie condiciones sus decisiones.
Ellas son Aurora, interpretada por la siempre temperamental Lolita Flores, la madre, viuda y matriarca que defiende, a veces con un punto irracional, a su hija Emma (interpretada por la joven Marta Guerras). Ella es una joven alocada, impulsiva, rebelde, que sólo piensa en casarse para poder escapar de la protección de su madre, y así poder al fin independizarse.
Cuando la hija comienza a realizar el papel de madre y se da cuenta de la protección de una madre para que no sufran sus hijos, Emma sufre un gran revés en su vida, recibe la mala noticia de un cáncer incurable, una noticia demasiado dura para una persona joven con demasiados proyectos de vida que se quedarán sin hacer. Todos los personajes de la obra viven enredados en lazos y nudos sentimentales, pero cuando la vida golpea de una manera tan dura, cuando no viene tan bonita como se esperaba, aparece la fuerza del cariño para poder sobrellevar las penas, para conseguir demostrar que todos son auténticos supervivientes.
Lolita Flores nos muestra a una Aurora muy visceral, que tiene la imperiosa necesidad de proteger a su hija a la vez que necesita seguir disfrutando de la vida, con escarceos amorosos y vitalidad suficientes como para tumbar a quien se ponga delante. Lolita se ha acostumbrado a sufrir encima de las tablas. Son recordados sus interpretaciones en "Fedra" o "La plaza del diamante" cargados ambos de gran intensidad dramática. Pero también nos ha demostrado sus dotes en la comedia en montajes como "La asamblea de mujeres" o "Prefiero que seamos amigos" (en la que ya coincidió con Luis Mottola).
Por su parte Marta Guerras nos regala una Emma alocada, inmadura e impulsiva, que se siente encarcelada ante el proteccionismo de la madre, pero a la que todo se le derrumba ante la noticia de su enfermedad. Es este un personaje obligado a transitar muchos estados de ánimo a lo largo de la obra, un auténtico tour de force para esta joven actriz. Pese a su juventud, Guerras ha participado en más de una veintena de montajes, entre los que podemos destacar "Trinidad", "Don Juan Tenorio" a las órdenes de Blanca Portillo, "En el oscuro corazón del bosque" o "La comedia de las mentiras", por nombrar los más recientes.
En el lado masculino nos encontramos a Luis Mottola dando vida a un astronauta que como se suele decir "vive en la luna". Es un personaje muy caricaturesco, un ligón empedernido, un soñador que no quiere dejar de disfrutar de cada momento. En la obra intenta por todos los medios seducir a Aurora, con situaciones de lo más inverosímiles. A Mottola lo hemos podido ver en cerca de una veintena de montajes, entre los que destacan "Yo me bajo en la próxima, ¿Y usted?", "Trágala, trágala" de Yllana, "Feliz aniversario", "J (Variaciones sobre don Juan)" o el ya mencionado "Prefiero que seamos amigos".
Por su parte Antonio Hortelano da vida al futuro marido de Emma. Es un chico tierno por su torpeza, que intenta ser un seductor a toda costa. Se mueve entre el amor por su futura mujer y los miedos ante la situación que se les acaba de presentar. Hortelano, al que conocimos de muy joven por su papel televisivo en "Compañeros" se ha convertido en los últimos años en un asiduo de las tablas, con montajes tan sonados como "Burundanga", "Dos más dos", "Una semana nada más" o "Nuestras mujeres".
En la parte técnica hay que destacar la escenografía diseñada por Curt Allen Wilmer con estudiodeDos, en la que con la presencia de una cama (con su mesilla) y un poco de césped artificial el montaje se puede desarrollar sin problemas. Fundamental, en una obra tan minimalista en la escenografía, la iluminación de José Manuel Guerra, que nos consigue trasladar a los distintos espacios en los que sucede la historia.
Teatro: Teatro Infanta Isabel
Dirección: Calle Barquillo 24
Fechas: De Miércoles a Viernes a las 20:00, Sábados a las 19:00 y 21:30, Domingo a las 18:00.
Entradas: Desde 14€ en teatroinfantaisabel, atrapalo. Del 11 de Septiembre al 17 de Noviembre.
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