Toda una generación de mujeres son las protagonistas de esta historia, representadas aquí por tres de ellas. Una generación luchadora, que comenzó a derribar muros dentro de una sociedad patriarcal, sin el empoderamiento que ahora ayuda a las nuevas generaciones, pero con las mismas ganas que éstas por tener un mundo más justo. Una tragicomedia que nos hace reflexionar sobre el feminismo desde el prisma de estas mujeres luchadoras, que mediante sus recuerdos nos harán un repaso de sus vidas, mostrando la fortaleza de la amistad, con mucha ironía y crítica social.
El Centro Dramático Nacional y la productora La Zona Teatro han sido las encargadas de levantar esta obra que nos habla de feminismo y de amistad, desde la melancolía de los recuerdos y la alegría de la amistad. Una reunión de tres mujeres sirve de pretexto para hacer un ácido análisis de la sociedad en la que vivimos y del papel de la mujer y de su propia naturaleza. Una propuesta llena de vitalidad y fuerza, pese al inicio trágico que da el punto de inicio a la obra. Tres mujeres compartiendo vivencias, recuerdos, pensamientos sobre la vida, el mundo que les rodea y el papel que, ellas como mujeres, han podido realizar en la vida. Una obra llena de optimismo, crítica y rotunda reflexión.
Lucía Carballal nos presenta este interesante texto que habla sobre mujeres, con una clara intención de dar valor a toda una generación que tuvo muy difícil el camino para intentar abrirse paso en una sociedad descaradamente machista. La propia Carballal reconoce que "estaba obsesionada con escribir sobre una generación de mujeres distinta a la mía: la de mi madre; sobre cómo viven y vivieron cuestiones como la maternidad o el trabajo; sobre la visión y la experiencia que yo misma tengo de esas mujeres". Carballal se ha convertido en una de las autoras más seguidas, tras sorprendernos con éxitos como "Una vida americana", "La resistencia", "Los temporales" o "A España no la va a conocer ni la madre que la parió".
Para este nuevo proyecto, Carballal nos presenta un texto lleno de valentía, fuerza y mucha inteligencia, para abordar la figura de la mujer desde varios prismas. "El texto es una declaración de intenciones. ¿Por qué no estamos escribiendo sin parar para las actrices de estas generaciones tan maravillosas que tenemos? Puede haber algo de reivindicación, pero lo es de manera lateral". Pero la obra es, ante todo, una historia de amistad y de los conflictos que se crean a raíz de las relaciones personales. La autora afirma que "no me ha interesado construirlas en base a su relación con los hombres, la ausencia masculina es deliberada" lo cual da un valor añadido a la obra, por la originalidad y la escasez de textos en los que son las mujeres las que hablan de ellas y de sus relaciones, sin que aparezca el hombre en la ecuación.
Este brillante texto ha sido dirigido por Carol López con sutileza y maestría, moviéndose por un terreno como el feminismo como quien se mueve por un campo caminado, ya que la obra es "una crítica al feminismo desde el feminismo", lo que hace que el montaje se desarrolle en un continuo dilema, sobre la mujer, el feminismo, y la vida plagada de recuerdos de estas mujeres sesenteras que vivieron el franquismo, la transición, y pusieron los cimientos de la lucha feminista actual. López, que ya sorprendió con montajes como "V.O.S." o "Hermanas" (de las que también era la autora del texto), ha realizado un minucioso trabajo, que compone un interesante retrato de toda una generación, mientras muestra sin tapujos las contradicciones que subyacen en las bases del feminismo. Una obra "escrita para tres mujeres de cierta edad, lo que no es muy habitual" lo que la convierte en una interesante historia que refleja lo vivido por toda una generación en un periodo de la historia en el que se han logrado muchas cosas para ellas, aunque aún quede mucho. Para la directora, esta es historia en la que "hay dolor, cicatrices, pero también acidez e ironía".
La historia nos traslada al Hotel Juventud, en el que tres amigas cumplen la última voluntad de Bárbara, una joven arquitecta a la que cada una de las tres apadrinó en diversos momentos de su vida y que todas quisieron de una manera especial y muy diferente en cada caso. A estas mujeres les une una amistad de muchos años, pero esta reunión hará que las cosas cambien. Todo comienza hablando de quien puede sustituir a la fallecida como compañera de mus, pero todo va enredándose hasta diseccionarnos lo que han sido sus vidas, su amistad y el mundo que les ha tocado vivir.
Estas tres mujeres, rondando los 65 años, comienzan un acalorado debate sobre lo que cada una de ellas pensaba sobre Bárbara. Sus recuerdos, sus anécdotas compartidas, van mostrándonos un collage en el que se va mostrando la esencia de la joven fallecida pero también la de ellas mismas, y la de toda una generación de mujeres que decidieron luchar por sus valores. En esta reunión acabarán preguntándose si su relación con Bárbara fue una oportunidad para vivir de otro modo o fue ella la que las "utilizó" para cuestionar sus vidas.
Ellas son Carmen (Mona Martínez), Susi (Ana Wagener) y Encarna (Amparo Fernández), tres mujeres de una misma generación pero que encarnan realidades muy diferentes. Tres personalidades muy marcadas que nos muestran las diferentes maneras de encarar la vida. La pérdida de su amiga les hace echar la vista atrás y comprobar todo aquello que has perdido por el camino, mostrando lo que han conseguido, lo que han llegado a ser. Para Wagener "esta función es una montaña rusa emocional en la que las tres amigas se reprochan cosas, se agradecen y se piden ayuda. Hablamos de la pareja, de la maternidad, de la soledad, de la culpa o del arrepentimiento. Van saliendo muchos temas que se manejan desde la comedia y con un sarcasmo que a veces se ríe de la realidad". Y para que esta "montaña rusa" funcione, es imprescindible el trabajo soberbio de las tres actrices, que nos regalan unos personajes llenos de matices, que se nos muestran poco a poco, se van desnudando ante nosotros, para que vayamos conociendo como son en realidad.
Tres mujeres tan diferentes y a la vez tan parecidas, con tanto pasado compartido que las diferencias no parecen insalvables, primando siempre los momentos que compartieron. Amparo Fernández ("Hermanas", "Tierra de fuego") da vida a Encarna, madre y abuela que vive centrada en la educación de los nietos, porque en los tiempos que corren los padres son incapaces de cumplir con todas sus obligaciones. Mona Martínez ("Oscar y Mami Rosa", "La Pilarcita", "Montenegro", "Rinoceronte"), en el papel de Carmen, es una mujer centrada en su trabajo de arquitecta, con una profunda ideología feminista en un mundo muy machista, que pasa sus peores momentos tras la crisis del ladrillo. Y para completar el trío tenemos a la gran Ana Wagener ("La voz humana", "Hamlet", "Fausto", "La anarquista") que interpreta a Susi, la tía de Bárbara, que ha tenido que claudicar y abandonar a su carrera de pianista, y vive en una continua contradicción al ser la más "progre" pero viviendo del sueldo de su marido.
La cuarta mujer del elenco es "La cantante", personaje que aparecía así en el texto, sin una identidad definida, y que es interpretada por María Rodés ( los días 20 y 24 de Octubre la sustituye Tulsa). Con su gran voz (actualmente es considerada como una de las mejores voces de nuestro país) y con el único acompañamiento de su guitarra, la cantante interpreta canciones de Mari Trini, Julio Iglesias o Alaska y Pegamoides. Un personaje que nos ayuda a contextualizar la obra, con todas estas versiones de canciones de los setenta que están en la memoria colectiva.
La cuidada, elegante y deliciosa escenografía de Jose Novoa ayuda a ambientar ese salón del Hotel Juventud muy setentero, con un mobiliario y una decoración muy trabajada, que se completa con una barra al fondo. La tenue iluminación diseñada por Pedro Yagüe es perfecta para crear este particular universo, a mitad de camino entre la melancolía, los recuerdos y la añoranza por la amiga desaparecida. Por último hay que destacar el vestuario creado por Antonio Belart, que viste a cada una de las actrices con mucha elegancia y ayuda a mantener el tono sobrio de la obra.
Teatro: Teatro Valle-Inclán
Dirección: Calle Valencia 1, plaza de Lavapies.
Fechas: De Martes a Domingos a las 18:00.
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