Secuencia 3 ("Tristana", "Nerón", "Señor Ruiseñor") nos presenta esta comedia sobre tramas políticas, con periodistas que intentar airear trapos sucios y personas que tienen la necesidad de llegar al poder. Una historia que nos suena demasiado conocida, políticos que van directos al estrellato y a los que comienzan a sacarles todo tipo de cosas (de mayor o menor relevancia) para intentar dañar su imagen y que caigan con la misma velocidad con la que alcanzaron la cumbre. Una comedia en la que nada es lo que parece, y todos tienen muchos secretos que ocultar.
Eduardo Galán ("La curva de la felicidad", "Felices 30", "Los diablillos rojos") ha sido el encargado de versionar este texto que el gran Oscar Wilde situó en la sofisticada, y corrupta, Inglaterra de finales del XIX. Una historia plagada de giros inesperados, que nos muestra como el pasado vuelve aparecerse ante cualquiera para intentar dar al traste con sus esperanzas. En pocas horas, la vida del aspirante a primer ministro da varias vueltas, dejando su vida patas arriba. En la historia se muestra muy a las claras como en el mundo de la política y el periodismo, cualquier cosa vale para conseguir lo que uno se propone.
Juan Carlos Pérez de la Fuente (con Hugo Nieto como ayudante) dirige esta comedia con aires de comedia de enredo, de vodevil y de intriga política. Responsable de títulos como "Oscar o la felicidad de existir"(que regresa estos días a la sala Arapiles 16), "El león en invierno", "La vida es sueño", "Dalí versus Picasso" o "Dionisio Ridruejo, una pasión española" ha sido también encargado de dirigir el Centro Dramático Nacional (1996-2004) y el Teatro Español (2014-2016). Con una sólida trayectoria, aquí nos hace una interesante radiografía de las altas esferas de la sociedad, en la que el alcanzar el poder se considera lo único importante. Sencilla puesta en escena en la que destacan los personajes muy estereotipados, que nos muestran de forma directa y casi caricaturesca hasta donde puede llegar el ser humano para conseguir sus objetivos.
En palabras del director "esta es la crónica social, irónica y mordaz de aquel Londres mundano que Wilde tan bien conoció, donde se movía como pez en el agua, sin percatarse de la que se le venía encima. Es una pirueta teatral inteligente, brillante y sagaz, donde el autor, con una buena dosis de provocación y mucho ingenio y descaro, se atreve a jugar incluso con el poder político para mostrar sin pudor y divirtiéndose hasta la extenuación sus vergüenzas más escondidas, sus secretos mejor guardados". Es increíble ver lo poco que hemos cambiado, como "los grandes temas que plantea son la falta de escrúpulos, la hipocresía, el egoísmo, el mundo de las apariencias, la corrupción política, la ambición de poder, de riqueza" ¿a qué les suena de algo?. Para de la Fuente se ve claro que "Wilde hace una crítica feroz a la sociedad de la época victoriana, aunque lo realmente inquietante es que 120 años después de su estreno en Londres, la obra nos llega a nuestra sociedad española del siglo XXI como si la hubiera escrito antes de ayer y para hablar de nosotros", la realidad supera en muchos casos a la ficción, para desgracia de los que lo sufrimos.
La obra comienza con el ministro de asuntos exteriores Robert Chiltern en su momento de máximo esplendor. Es el político de moda y nadie duda de su integridad, todos ven en él al futuro Primer Ministro, y nadie duda de que es el hombre ideal para gobernar el país. Junto a su mujer, la glamourosa Gertrudis Chiltern, son la envidia de la alta sociedad, y son considerados el matrimonio ideal. Pero este momento de esplendor se ve ensombrecido con la aparición repentina en una fiesta de la periodista Laura Cheveley, una seductora mujer con aires de femme fatale que llega con la intención de destrozar todo el prestigio del señor Chiltern. La siniestra dama amenaza al ministro con desvelar un oscuro secreto de su pasado, que le permitió llegar a donde está, y que pondrá en peligro su prestigio y su matrimonio. Todo parece abocado al fracaso, pero las argucias de su fiel amigo Arthur Goring darán varios giros a la situación. Una obra que se mueve astutamente entre el thriller político, la codicia humana, las relaciones de pareja y la amistad, una comedia con toques de ironía y un trasfondo de crítica al mundo de la política y al del periodismo.
El elenco está encabezado por Juanjo Artero en el papel del Primer Ministro Robert Chiltern, al que rodean y protegen María Besant como la dulce y a la vez despiadada Gertrudis Chiltern (esposa de Robert), y Daniel Muriel como su inseparable amigo Arthur Goring, capaz de cualquier cosa por conseguir sus propósitos y los de su amigo. Junto a ellos tenemos a la divertida y alocada Mabel Chiltern, interpretada por Ania Hernández, hermana de Robert y eterna prometida de Arthur. Para convulsionar la historia aparece Laura Cheveley, interpretada por Candela Serrat, la periodista que quiere dar al traste con las aspiraciones del Primer Ministro.
Juanjo Artero ("La velocidad del Otoño", "El hijo de la novia") cumple en el papel de elegante primer ministro acorralado por la periodista, que sufre continuos devaneos durante la obra por las decisiones que debe tomar y por las situaciones tan adversas a las que tiene que hacer frente. Por su Daniel Muriel ("Las heridas del viento", "Dignidad") nos presenta un Arthur histriónico, lleno de fuerza, de astucia, de maldad, de ingenio, todo un gentleman al servicio de su propio interés, que nos regala momentos brillantes. Si convincentes están los dos protagonistas, la interpretación de María Besant ("Tres sombreros de copa", "Don Gil de las calzas verdes") como Gertrudis Chiltern es soberbia, a mitad de camino entre la altanería de Arthur y la elegancia de Robert. Un personaje que navega entre dos aguas, por una parte ansía mantener su poder, pero por otro reniega de su marido al enterarse de su pasado.
El personaje que hace que toda la trama explote, la periodista Laura Cheveley, es sin duda el más medido y a la vez el más completo. Candela Serrat ("Incendios", "Humans") nos muestra a una periodista sin escrúpulos, que se pavonea por la fiesta inicial con la seguridad de quien sabe que tiene la sartén por el mango, que se crece en cada encuentro con Robert, mostrando mayor ansia de poder según avanza la obra. Por último Ania Hernández ("Está oscureciendo", "Fortaleza Europa") crea un personaje divertido y caricaturesco, una Mabel Chiltern genial, que nos hace disfrutar de cada intervención, con una ingenuidad y una fuerza que amplia el nivel de cada escena en la que aparece.
El montaje mantiene su sobriedad en la escenografía diseñada por el propio Juan Carlos Pérez de la Fuente, que se apoya en un fondo de columnas monumentales para dar ese impronta de lugar señorial, para ir jugando con los elementos de la escena, que según el momento van cambiando de lugar y de intención. La escenografía se completa con una tenue iluminación diseñada por Jose Manuel Guerra, y que dota al conjunto de calidez, salvo en los momentos de los discursos del primer ministro, en los que se busca un tono más frío. Todo ello viene acompañado por el espacio musical y la música original, obra de Tuti Fernández, que remarcan el tono de cada una de las escenas. Por último no podemos dejar de hablar del vestuario diseñado por Carmen Beloso Otero, con elegantes vestidos propios de la alta sociedad a la que visten.
Teatro: Teatro Príncipe Gran Vía
Dirección: Calle Embajadores 9
Fechas: De Miércoles a Viernes a las 20:00. Sábado a las 18:30 y 20:30, Domingos a las 18:30.
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