El
pasar del tiempo, lo imprevisible. El amor fraternal y las dudas que surgen de
las conversaciones que nunca se tuvieron, los silencios fatuos pero sobre todo un
cordón umbilical que parece no romperse. Miedos heredados, zozobras transmitidas de padres a hijos, una
protección que lejos de dar alas para dejar volar, les dirige hacia una cárcel
de cristal contra los imaginados peligros externos.
Una
generación a la que han dado las herramientas, las posibilidades, la
oportunidad de estudiar, la independencia económica, todos los elementos que
nos permiten quizá ser un poco mas libres que la generación anterior. Cuando se trata de tomar nuestras propias
decisiones, la posibilidad de equivocarnos y volver a intentarlo, la situación
se torna mas compleja.
El texto de Andrew Bovell
traducido y adaptado por Jorge Muriel, nos presenta la historia de cualquiera
de nosotros, en el transcurso de un año todo cambiará en la vida de una
familia, el núcleo familiar se desquebraja, aquello que los padres esperaban para sus hijos y para ellos mismos, fue solo una suerte de invención efímera, en
la que no tendrán por mas que adaptarse a los cambios y al rumbo que cada uno
ha decidido tomar.
Y
equivocados o no, el tiempo pasa y pasará la primavera, que ya no volverá y
tampoco lo harán los abrazos que no se dieron. Siempre reproches en forma de
despedidas, exhalando un cuidaté. Un
texto preciso del que mira el mundo, en tanto seres iguales, con las mismas
tristezas y desvelos, que describe la torpeza del ser, añorando lo que pudiera, haber sido y nunca disfrutando del ahora, porque la vida se escapa.
Cuatro
hijos por supuesto muy diferentes, siempre me he preguntado como los miembros
de un núcleo familiar, pueden ser los seres mas distintos del planeta. Julián Fuentes
Reta en la dirección nos sitúa ante un jardín lleno de flores, que el padre
cuida con la protección del que cuida el hogar, sin expresar su mujer que a
ella las rosas nunca le han gustado. Jardín convertido en espejo de nuestra vida, y la pregunta que siempre me formulé, la resuelve de manera
sobresaliente con este montaje. Una misma familia, sí, una misma educación,
también. Pero los comportamientos, las actitudes, lo que cada uno va sintiendo
y viviendo es absolutamente diferente.
Fuentes Reta se
acompaña de un elenco que transmite verdad en escena, porque estamos seguros de
que esta historia es también la suya. Verónica Forqué excepcional en el papel de madre de familia, la
tranquilidad, la armonía en los movimientos son seña de identidad de Forqué, generando
bellísimos espacios íntimos, que hacen olvidar la necesaria microfonía que
utilizan por los constantes cambios de ubicación. Se mueve divertida en cada
diálogo en tanto que los hace cotidianos, en los momentos de dolor , en los
enfados una constante, un subtexto permanente, el miedo a que sus hijos sufran.
Encomiable compañerismo y escucha de la actriz en escena a lo largo de la función. Transmite un sentimiento de
vacío que parece nunca se llenará, junto a ella siempre un maravilloso Julio Vélez, un mecánico jubilado, con
demasiadas perspectivas, una casa, tener nietos y comer juntos los domingos, nada
mas complejo podría existir y no se cumplirá, pero él siempre estará ahí por
todos y para todos, junto a ella.
Jorge Muriel en
el papel de hijo mayor, será el más tímido de todos ellos, la introversión del que algo esconde, el silencio que torna en dolor convertido en rutina,
ajeno a discusiones o conflictos, durante toda su vida ha guardado un secreto
que por fin está dispuesto a contar.
Pilar Gómez representa
de modo sensacional lo que su madre nunca pudo ser, las decisiones que nunca
tomó para ser feliz, las cosas que no intentó, son iguales, y a su vez las
separa un abismo, su hija es valiente.
Borja
Maestre es el hijo mediano, el gracioso el triunfador, ese hermano al que hay
que seguir todos sus pasos, cual si fuera perfecto y viene a no serlo, primero
porque es humano, y segundo porque ante todo se olvida de donde viene, y existe un constante menosprecio velado a los suyos.
Candela Salguero
será la mejor narradora que hubiera podido tener esta historia, lo ha visto y sufrido todo, así como cada marcha de sus
hermanos. Ella no juzga a ninguno de ellos, empatiza con unos y con otros y ha
llegado a entender, las cosas que se que son verdad de tal modo que pudiera cuasi
enumerarlas. La actriz sabe ser foco y mantenerse en un segundo plano cuando es
necesario,
Julián Fuentes Reta y Coro Bonsón en
el trabajo de escenografía nos sitúan en el cálido jardín de una casa, que lo
ha visto todo, con un árbol en la esfera central que nos sumerge en el profuso
paso del tiempo, acompañado por la iluminación de la mano de Irene Cantero, iremos viendo el paso de
las estaciones y con ellas la alegría de una casa hasta pasar por los momentos
mas agrios.
Un
trabajo tan costumbrista, como universal, tan potente, como íntimo. Una obra o
más bien un espejo universalmente recomendable.
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Teatro: Teatros del Canal
Dirección: Calle Cea Bermúdez 1
Fechas: De martes a sábado a las 20.00, Domingos a las 18.00.
Entradas: Desde 9€ en teatroscanal. Hasta el 15 de diciembre.
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