Teatro: Peribañez y el comendador de Ocaña. Corral de Cervantes

Se acerca el final de este extraño verano, pero el Corral de Cervantes sigue dándonos alegrías, con montajes diferentes, mostrándonos las miles de posibilidades que tiene el teatro del Siglo de Oro. No era el jueves un día para acercarse a este espacio, pero han conseguido un gran puñado de seguidores al que las inclemencias meteorológicas no les echan para atrás. En estos tiempos en que estamos llenos de incertidumbres, podemos asegurar que la nueva ubicación del Corral ha sido un éxito, y que el público ha correspondido a la llamada. Por eso han prorrogado dos semanas más, y podemos seguir disfrutando de obras cargadas de energía, con todos los condimentos para engatusar a todo el que vaya a verlos.



Desde que accedemos al recinto ya notamos la energía que transmite el elenco, que no para de tocar y bailar mientras toma asiento el respetable. Una compañía multidisciplinar en la que todos se muestran con cierta destreza en el uso de instrumentos, en el baile y en el canto. Antes incluso del comienzo de la función, ya se tienen ganado al público (entregado especialmente en el pase al que acudimos, sin dejar de aplaudir al final de cada escena, no sabemos si por entusiasmo o debido a las inclemencias meteorológicas). Ya ataviados con las vestimentas propias de la obra, nos deleitan con bailes de lo más inverosímiles, no muy en concordancia con el vestuario pero muy apropiados para levantar el ánimo del público. 



La compañía Los olvidados hace un despliegue maravilloso de facultades en esta interesante pieza de Lope de Vega. La adaptación de Julio Hidalgo tiene punto realmente delirantes, sazonados con tiernas escenas que nos enternecen el alma. Todo ello sazonado con un ritmo en constante variación, que compagina a la perfección la templanza de las escenas de los enamorados con la furiosa aceleración del comendador y sus sucias estrategias. Una historia basada en el amor, los celos y los abusos de poder, tres pilares que hacen un contundente soporte sobre el que levantar una ingeniosa comedia de enredo. Los conflictos amorosos y clasistas de sus tres protagonistas dejan a las claras los miedos de los pobres hacia los ricos por el poder que estos manejan, pero también la soberbia de los poderosos al pensar que con el dinero y su posición pueden hacer lo que les plazca. Pero siempre hay que pensar que ni ellos tienen tanto poder, ni los poder son tan cobardes como para dejarse esclavizar. 



Bajo la dirección de Dragoi Zuria, el montaje funciona a la perfección, con los roles de los personajes perfectamente marcados y una dinámica de ritmos que nos llevan de la locura a la calma en cuestión de segundos. La historia parece clara desde el primer instante, pero el planteamiento se va retorciendo para dar puntos de intriga al desenlace de la misma. La escasez de elementos escénicos, lejos de penalizar, aporta una gran frescura al montaje, ya que da una mayor libertad a los actores, en sus siempre delirantes movimientos de continuas entradas y salidas en la escena. Interesante es también el ver como se producen estos "relevos" dentro de la escena, sin que la aparición de personajes que no están en el mismo lugar se transite de forma muy natural. La frescura y emoción de los actores ponen la guinda a este pequeño gran montaje, en el que todo, de principio a fin, encaja sin fisuras.


Pero vayamos a la historia, y pongamos en situación a aquellos que desconocen el texto. Estamos ante una historia de amor y desamor, de luchas de poder, todo ello ambientado en el pueblo castellano de Ocaña. En él, una feliz pareja, Peribañez y Casilda, contraen matrimonio. Durante la ceremonia, el Comendador cae de su caballo y queda inconsciente. Encontrado por Casilda es llevado a la casa conyugal, donde al despertar se queda prendado de la mujer. Loco de amor hará todo lo imposible por conseguir que la mujer le corresponda. La obra se desarrolla en torno a las distintas peripecias que ingenia el Comendador para seducir a Casilda y las continuas negativas de esta, fiel a su amado Peribañez. Pero como podéis imaginar, la cosa se irá complicando, el poder del Comendador entrará en juego... Lo que aparentemente es una sencilla comedia de enredo nos habla de temas mucho más profundos: de los miedos del humilde ante el poder del rico, de la dignidad, de la lealtad, de celos, pero sobre todo de amor, ese que permanece inalterable por muchos ceros que tenga el cheque que nos oferzcan.



Este fantástico triángulo protagonista está interpretado por Manuela Morales (Casilda), Raúl Pulido (Peribañez) y Julio Hidalgo (el Comendador), que nos muestran a tres personajes perfectamente diseccionados, en los que podemos apreciar miles de matices distintos en cada uno. Casilda, es todo corazón y bondad, leal y enamorada, fiel y sincera. Morales la dota de una ternura que por momentos asemeja fragilidad y en otros muestra una poderosa contundencia. Una deliciosa interpretación salpicada con preciosos momentos musicales.

En cuanto a los papeles masculinos, son antagónicos los dos. Mientras Peribañez es indeciso, el Comendador va sobrado con su prepotencia de poderoso, uno es fiel a su amo pero el otro sólo es fiel a si mismo, el primero busca la lealtad y la justicia a la vez que el otro sólo busca su propio beneficio, sin importarle nada el resto. Lo único que les une es su amor por Casilda. Pulido interpreta a un Peribañez asustado por su condición humilde, pero que se muestra eufórico de su amor por Casilda. Por su parte Julio Hidalgo nos muestra a un Comendador de lo más ruin, en ese tipo de personajes malos hasta la saciedad que tanto gusta a los actores por su extravagancia y pomposidad.


El resto del elenco lo completan Borja Floü, Elisabet Altube y Pablo Sanz, dando vida al resto de personajes que aparecen en la obra. Floü hace los papeles de Lujan y Leonardo, mientras que Altube da vida a Inés y nos deja perplejos ante su majestuosa interpretación del caballo que el Comendador regala a Peribañez. La plasticidad de sus movimientos, la sutileza con la que se mueve, los gestos que todos reconocemos del animal, una recreación impecable que, al menos a mi, me pareció de lo mejor de la obra. Borja Floü da vida al malévolo compinche del Comendador, mientras que Elisabet Altube es la inocente prima de Peribañez, amiga de Casilda, que se deja enbaucar por los secuaces del Comendador.


Mención aparte merece la aportación a la obra de Pablo Sanz. Durante los primeros momentos se encarga de la percusión, pero una vez iniciada la obra nos regala sus cuadros, realizados en directo durante el desarrollo de la obra, interpretando el papel del pintor al que el comendador encarga el cuadro de Casilda. En el tramo final hará las veces de narrador, poniendo el epílogo a la obra. Es maravillosa la capacidad de Sanz para crear, en paralelo al desarrollo de los acontecimientos, unos lienzos de lo más interesantes, a la vez que hace un retrato muy logrado sobre la citada Casilda. Sin duda, esta "actuación paralela" es uno de los alicientes de este montaje.



Es muy interesante como la compañía se "adueña" de un escenario ya creado para incorporarlo a la historia. El uso de todas las entradas y salidas del escenario hace mucho más dinámico el montaje, haciendo de la necesidad virtud. El espacio escénico ha sido diseñado por Dragoi Zuria, que libera la escena de cualquier otro elemento que los meramente impuestos por el propio decorado del Corral. Otro de los elementos clave de la obra es la parte musical, dirigida por Borja Floü, que adquiere un peso muy importante dentro de la historia, convirtiéndose en eje fundamental del desarrollo de la pieza. Como en cualquier montaje de este tipo, el vestuario, diseñado por Pablo Porcel, resulta fundamental para la credibilidad de lo que se cuenta. En este aspecto no podemos dejar de destacar la maravilla técnica de la cabeza de caballo, un prodigio técnico que nos sorprende en todo momento. Un acierto mayúsculo al que hay que añadir la maravillosa mimetización de la actriz (como ya hemos señalado) con el "personaje".


Poco más podemos decirles de esta ingeniosa comedia, que nos habla de amor y de fidelidad, de celos y de poder, de conspiraciones y luchas de clases. Un montaje dinámico y potente, en el que los actores encajan en perfecta armonía, como las piezas de un reloj. Muchos son los méritos de esta compañía, capaz de aunar una gran historia con momentos musicales y pinceladas de referencias a la actualidad.
Ya nos despedimos, sin antes recordarles que el Corral aún estará activo hasta el día 17 de Octubre, con montajes tan interesantes como "El Buscón", "Un musical barroco", "Don Quijote somos todos", "El lazarillo de Tormes", "El perro del hortelano", "No hay burlas con el amor" o "Casa con dos puertas". No dejemos de ir al teatro. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Corral de Cervantes
Dirección: Paseo de la Chopera s/n, frente al Palacio de Cristal.
Fechas: Del 15 al 19 de Septiembre. De Martes a Sábado a las 19:00.
Entradas: Desde 10€ en corralcervantesatrapalo.


2 comentarios:

  1. Me ha gustado muchísimo la adaptación que ha hecho Julio Hidalgo. La ha convertido en una obra actual, fresca y dinámica,con todos ellos disfrutando de su actuación y contagiando al público.
    Sales del teatro más ligera y sonriente, lo que sienta muy bien en los tiempos que corren.

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    1. Nos ha pasado lo mismo, es una fresca versión en la que todo encaja. Los actores lo dan todo y hay conexión con el público en todo momento

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