Teatro: Microclásicos en el Teatro Victoria

 Una tarde perfecta, en la que hemos pasado de Lorca a Muñoz Seca, del drama más doloroso a la comedia más alocada. En solo unas horas disfrutamos de un puñado de clásicos, de esos que te dejan huella cuando los saboreas con calma. Porque estamos ante una selección de grandes piezas, todas ellas muy diferentes a como las habíamos visto en otras ocasiones, pero que justo por eso nos impactan de otra manera, más directa, sin tiempo a reaccionar ante el aluvión que se nos viene encima. Un nuevo formato que lejos de rebajar la calidad de cada una de las obras, nos hace disfrutarlas de otro modo, en un pequeño formato que nos permite condensar el dolor y la risa, el baile y el canto, la palabra y el gesto, todo en una misma tarde cargada de buen teatro.



Llevábamos tiempo queriendo ir a descubrir este nuevo formato con el que la Compañía de Teatro Paloma Mejía había asaltado las tablas del Teatro Victoria. Desde nuestra interesante charla allá por el mes de Julio, en el que nos contó en que consistía esta nueva etapa, quedó apuntado en nuestra agenda. Un giro más en la ya dilatada carrera de esta compañía y en su estrecha relación con los clásicos. García Lorca, Muñoz Seca, Shakespeare y Víctor Hugo, autores a los que Paloma Mejía mima, transita con frecuencia, y en este caso condensa. Una nueva manera de interpretar estas emblemáticas obras para adaptarse a los nuevos tiempos.


Cinco obras maestras que la autora consigue reducir a un formato próximo a la media hora, en el que consigue que ninguno de ellos pierda su esencia. Todos ellos se pueden disfrutar en una tarde de Sábado (los viernes sólo programan cuatro) para meternos de lleno en una espiral de sentimientos en el que tendremos momentos de drama mezclados con la comedia romántica más sinvergüenza. La idea de reducir el tiempo de cada una de las obras, le permite a la compañía programar todas el mismo día, con unas eficientes y exhaustivas medidas de seguridad e higiene entre cada obra. El despliegue que hacen todos ellos para que nos sintamos seguros es encomiable. Y sin más dilación, pasamos a contaros los títulos y horarios en los que podréis disfrutar de este maratón de clásicos tan recomendable. La sesión comienza a las 19:15 con "Bodas de sangre", a las 20:15 "La venganza de Don Mendo", a las 21:00 "La casa de Bernarda Alba", para continuar con "Mucho ruido y pocas nueces" a las 21:45 (esta es la única que sólo se puede ver los sábados) y finalizar con "Los Miserables", que comienza a las 22:30.



La velada comienza desgarradora, con una oscura y escalofriante versión de "Bodas de sangre". Ya al acceder a la sala quedamos conmocionados por lo que vemos, un ataúd y una mujer velando el muerto. Una clara muestra del tono que impregna toda esta pieza, que pese a lo duro del argumento, destila poesía en cada escena. El montaje realizado por Paloma Mejía cuenta con momentos oníricos de una belleza estética fabulosa, mezclados con pinceladas de danza y mucha maestría en la dirección. Un elenco compacto, nos hace sufrir a cada paso, embriagarnos de la pasión de los protagonistas, y sufrir ante la desolación de la madre. Un montaje lúgubre y poético a partes iguales, que consigue compactar en algo más de media hora toda la esencia de la obra de Lorca


Continúa la sesión cambiando totalmente de tercio, para que se nos asiente un poco el cuerpo después del desgarrador comienzo. Nada menos que "La venganza de Don Mendo" llena el escenario de locura y diversión, de comedia en estado puro. Una comedia ligera cargada de enredos, situaciones histriónicas y mucha desvergonzada actitud de todos los personajes. En la antítesis de la propuesta anterior, esta pieza es deliciosamente kitsch, con un punto pop adorable. Los personajes son exagerados, caricaturescos, llevados al extremo para dar más exageración a una historia, ya de por si, divertidísima. Un cambio radical que agradecemos como digestión de Lorca y por la frescura que transmite esta segunda pieza.


Un elenco que cambia el chip de manera portentosa, pasando de la contención al extremo, del dolor a la carcajada, del drama a la comedia. La facilidad con la que los actores cambian de registro es admirable, ya que transitan extremos que obligan a un gran esfuerzo. La mesura se convierte en descontrol, la contención en mueca extravagante, pero el elenco no baja el listón y sigue dando el máximo para una comedia que exige ponerse al límite. Divertida, alocada, desbocada, esta pieza nos divierte y nos entretiene, con la ingeniosa propuesta de las entradas y salidas de los personajes en escena. Una brillante propuesta que roza el esperpento más ingenioso.


Pero no todo va a ser diversión en este viaje emocional por este exquisito ramillete de clásicos. En el tercero de estos microclásicos volvemos a la oscuridad, al dolor, entrando en "La casa de Bernarda Alba". Destructiva en si misma, Bernarda es en esta pieza una mujer que nos duele, a la que tememos, en su lucha particular contra el mundo, aislándose y empujando a sus hijas a un ostracismo que termina por desquiciarlas. Una de las obras más escalofriantes de la obra de Lorca es moldeada con mimo por Paloma Mejía para conseguir un resultado demoledor, que nos estremece el alma a la vez que nos abre el corazón. Un montaje milimétricamente realizado para no perder nada de la esencia de la obra, mostrando todo el dolor y la angustia que se respira dentro de esa casa.


El elenco femenino de esta obra es un verdadero prodigio. Se golpean, se desgarran, se hieren ante nosotros con una frialdad encomiable, mostrando la aspereza necesaria de los personajes. Con este tono, destaca aún más el carácter abierto y soñador de una de las hijas. Montaje desgarrador que capta perfectamente la esencia de la obra de Lorca. El tono oscuro, los personajes ásperos, las relaciones enquistadas, el dolor encubierto, todo ello queda perfectamente plasmado en este doloroso y turbio montaje creado por Paloma Mejía y su compañía.



Dejamos para un segundo artículo las dos últimas de las obras que incluye este maravilloso grupo de microclásicos que nos ofrece el Teatro Victoria. Y no es baladí lo que dejamos pendiente. Nada más y nada menos que "Los Miserables" y "Mucho ruido y pocas nueces", dos montajes que nos aportan la misma fuerza que los anteriores con grandes dosis de humor y crítica social. En ambos hay que destacar, como en los anteriores, la complejidad de reducir textos tan densos a tiempos tan pequeños. En breve os contaremos lo que nos han parecido, además de revisitar los anteriores, que nunca está de más.


Solo nos queda animaros a que os peguéis este maratón de clásicos en pequeño formato, tanto en un sólo día como en pequeñas dosis. Es una delicia la maestría con la que han sido adaptados y condensados para poder ofrecer un amplio abanico de posibilidades dentro del mismo espacio. Además hay que destacar el valor de este teatro, el primero en abrir allá por el mes de junio y que mantiene una estrictas medidas de seguridad (como todas las salas a las que hemos asistido en este periodo) para que todo vaya bien y el público se sienta seguro. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Teatro Victoria
Dirección: Calle Pez 17.
Fechas: Desde Julio. Viernes y Sábados, desde las 19:15.
Entradas: Desde 8€ en teatrovictoria

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