Teatro: Macbeth en Teatro María Guerrero

Afrontar un clásico de esta magnitud tiene sus inconvenientes, ya que hay mucho que perder. Pero existen temas inherentes en cualquier obra de este calibre, que permanecen de actualidad a lo largo del tiempo, dándole una mayor vigencia a la obra en cuestión. Esta nueva propuesta en torno al Macbeth de Shakespeare nos pone frente a unos personajes "infectados" por la avaricia, enloquecidos por sus ansias de poder, sobrepasados por el impulso de convertirse en lo que no son, en apoderarse del mundo, en ocupar un lugar que no les corresponde. Todo esto provocado por la ceguera que conlleva el poder y la avaricia, un montaje que nos muestra como la sociedad sigue sufriendo los mismos males, siendo indiferente la época en la que transcurran los hechos.



Es inevitable ver en este montaje el legado póstumo del gran maestro Gerardo Vera, fallecido mientras preparaba la obra. Un homenaje diario que le tributan aquellos con los que soñó está historia. No sabemos cuanto queda de la idea de Vera y cuanto de Alfredo Sanzol, el encargado de terminar este sueño inacabado. Sea como fuere, nos gusta pensar que tiene la esencia del ausente y la ejecución del presente, aportando cada uno su granito de arena para que podamos ver cosas de ambos. Un sentido homenaje o un maravilloso último regalo que nos dejó uno de los directores referencia de nuestra escena en los últimos tiempos.


Las palabras del propio Vera nos ayudan a meternos de lleno en la concepción de la obra. "La historia de Macbeth es oscura como una pesadilla, y todos se sumergen en ella. Es viscosa y espesa como la brea y la sangre. El mundo entero está cubierto de sangre. Es material y física, fluye de los cuerpos de los asesinos, se adhiere a sus manos, a sus rostros y a sus puñales. Es la imagen del mundo ahogada en la violencia pegajosa de la sangre. Es una infección del alma, concreta, palpable, corporal, asfixiante. Toda la obra está atravesada por el estertor de un moribundo, por un miedo profundo y visceral que invade sus noches insomnes y en el que, una vez asesinado el rey Duncan, ya no cabe más que seguir matando". Una clara declaración de intenciones, una visión contundente del texto, que queda plasmada de forma prodigiosa en el montaje final.


El descomunal texto de Shakespeare ha sido adaptado por José Luis Collado, veterano en la materia tras éxitos como "El curioso caso del perro a medianoche", "Los hermanos Karamazov", "El idiota" (ambas dirigidas por Gerardo Vera) o "El señor de las moscas". El autor consigue una versión en la que saca a relucir toda la esencia del original, marcado por la desmedida ambición de los protagonistas y su viaje sin retorno a los infiernos, siendo ellos mismos su peor enemigo. Collado reconoce que "una vez aceptado el reto, no queda más que sumergirse en ese océano tenebroso y buscar la esencia de sus personajes, el magma primigenio que les da vida, para moldearlo una vez más, para traerlo a la realidad y adaptarlo al concepto creativo del director. Con respeto y humildad pero siendo consciente de que nada es sagrado e intocable". Podemos confirmar que el reto está más que superado y que el resultado mantiene el alma del texto original aportando una visión "actualizada" y mucho más tenebrosa de los personajes y de la historia.



El montaje se sustenta en una poderosa actuación coral del elenco, en una ingeniosa escenografía y en la siempre meticulosa dirección de Alfredo Sanzol (secundado por José Luis Arellano y José Luis Collado como ayudantes de dirección). Una abstracción del corazón de la obra, para plantearla descontextualizada, con una inquietante escenografía que nos sitúa en un lugar inhóspito, lúgubre, el lugar en el que habitan todas nuestras pesadillas. Un trabajo de elenco primoroso hace que las coreografías encajen a la perfección en el ritmo, en un continuo in crescendo, que nos propone el director. La obra se desarrolla en torno a la figura de Macbeth, a su imparable camino a la locura, lo que se transmite muy bien en el tono de la obra, que se va acelerando conforme el protagonista va perdiendo las riendas de su propia vida. Una dirección impecable que va diseccionando paso a paso el acercamiento al abismo de Macbeth, su huida de la realidad, su egocentrismo desmesurado, su avaricia compulsiva y sin ningún tipo de escrúpulos.



La historia nos presenta a un hombre noble, leal, que tras un inquietante encuentro con una misteriosa mujer se convierte en un ser despiadado, que sólo busca su propio beneficio y desconfía de todo lo que le rodea. La lucha por alcanzar el poder corre paralelamente a su pérdida de cordura. Cuanto mayor es su estatus más paranoico se vuelve, más solo se encuentra, más autodestructivo resulta. Es una historia que nos habla de ambición y codicia, pero también de principios, de nobleza, de verdad. El mundo que rodea a Macbeth va cambiando conforme él mismo decide alejarse de la realidad y erigirse como rey y dictador, como máximo mandatario del mundo, sin escuchar a nadie e intentando acabar con todo aquel que pueda hacerle sombra. La historia, abstraída del contexto histórico al que pertenece, nos muestra lo obsesivo que puede llegar a ser el poder, lo destructivo que puede ser un hombre cegado por la codicia.


Sobre un impecable Carlos Hipólito en el papel de Macbeth, se construye una fabulosa historia cimentada en un grandioso elenco que en todo momento hace de cada escena un trabajo coral impecable. La interpretación de Hipólito está plagada de matices, en ese viaje a los infiernos que sufre su personaje. Brillante y sosegada, la evolución de Macbeth nos golpea con cada nuevo revés, con cada nuevo paso hacia la locura. Un papel de una gran profundidad, que el actor sabe diseccionar de maravilla, mostrándonos a un afable y leal noble al principio, que se va transformando en un monstruo despiadado, cegado por la codicia.


Junto a él hay que destacar a la siempre maravillosa Marta Poveda, en el papel de Lady Macbeth. Un papel lleno de fuerza y energía que la actriz eleva a lo más alto. La garra que imprime en cada alegato, el ímpetu con el que sacude a Macbeth, la fortaleza y agresividad de sus convicciones, nos empujan a todos a asomarnos a los mismos abismos que transita su marido. Poveda llena con su sola presencia la escena, con su desgarradora voz convierte cada escena en una lucha encarnizada entre el bien y el mal. Un prodigio de fuerza que lo da todo para convertir cada momento en inolvidable.

No podemos dejar de destacar, dentro del gran elenco que rodea a los protagonistas, al genial Jorge Kent. En el papel de Banquo despliega toda su maestría, para mostrarnos a este noble amigo de Macbeth, que será el primero en sucumbir a su ambición y sus miedos. Kent, con su impresionante presencia, hace en cada escena más grande a su personaje, llenándolo de verdad y de nobleza. Hay que destacar su siniestra aparición en la secuencia de la cena, una macabra maravilla que el actor lleva a límites insospechados. Una interpretación que se completa con el pequeño papel del médico que atiende a Lady Macbeth.


Agus Ruiz ("La hija del aire", "Concierto de San Ovidio")interpreta a Macduff, un noble leal a su país que acaba por rebelarse contra el tirano Macbeth. Ruiz representa perfectamente la evolución de todo un pueblo en contra de la locura del tirano. Junto a él Fran Leal ("Gerundio", "Tu estás loco, Rebolledo") en la piel de SeytonBorja Luna ("El laberinto mágico", "La vida de Galileo") como Lennox y Markos Marín ("Los hermanos Karamazov", "La soga") como Ross, serán los nobles que poco a poco se unirán a Álvaro Quintana ("La isla del tesoro", "Proyecto Homero") en el papel de Malcolm (el hijo de Duncan fugado tras el asesinato de su padre) en el intento de derrocar a Macbeth.

Junto a ellos, en interpretaciones de menor presencia, encontramos a otros actores que doblan papel.  Alejandro Chaparro ("Barro", "La edad de la ira") que interpreta a un capitán y al criado que permanece al lado del rey hasta el último momento pese a los continuos desplantes que tiene con él. Chema Ruiz ("Sueños", "Agosto") que da vida al Rey Duncan y al asesino al que contrata Macbeth para hacer desaparecer a todo aquel que le molesta. Mapi Sagaesta ("La mentira", "Rita") da vida a la misteriosa mujer que cambia el rumbo de la vida del noble Macbeth, además de meterse en la piel de Lady Macduff. Por último Fernando Sainz de la Maza ("Monsieur Goya, la indagación", "El idiota") interpreta a Fleance, a Macduff Jr y a uno de los soldados.



Otro de los puntos icónicos de este montaje es la impecable escenografía creada por Alejandro Andújar (responsable también del neutro vestuario, otro gran acierto). Un escenario vacío, en cuesta para potenciar aún más la perspectiva, se convierte en un espacio en el que todo fluye. El hecho de poner el escenario inclinado ayuda al movimiento de los actores, a la marcha bordeando el espacio, a los diversos enfoques dentro del mismo espacio. A esto se une una misteriosa cubierta curva que se despliega en determinados momentos y que en el resto de la obra sirve para proyectar las videoescenas creadas por Álvaro Luna (simplemente demoledoras). Todo esto viene tamizado por la elegante iluminación de Juan Gómez-Cornejo, que sabe sacar una textura diferente a cada momento de la historia, mostrándonos también los distintos estados de ánimo del protagonista. Todo esto viene sazonado con el abrumador espacio sonoro y la contundente música diseñada por Alberto Granados.


Queremos terminar este artículo con las palabras que Sanzol ha escrito como homenaje a Vera, que se pueden ver en la web del CDN. Esperamos que les conmuevan como nos ha pasado a nosotros y les anime para acercarse a esta obra, hecha con el respeto al maestro y con la ilusión del gran homenaje. 

"Querido Gerardo, 
Todos los que hemos hecho este Macbeth imaginamos que puedes verlo, y deseamos que te guste. Hemos contado la historia de una mujer y un hombre que llenan el vacío con la codicia, y que matan la ingenuidad de su sol interior destruyendo a los demás y a sí mismos. Tus intuiciones nos han servido de guía para crear esta realidad sobre el escenario. He trabajado con los actores de una manera especial, y por ahora secreta, que espero desarrollar y dar forma en próximos montajes para luego poder contarla. Como otras veces, gracias a ti, me he atrevido. Todos, el personal del CDN, de la compañía y del INAEM, nos hemos unido con el objetivo de que este montaje sea un homenaje que disfrute el público con plenitud. In memoriam". 

Sentido homenaje, que poder afirmar que cumple con su cometido. Un espectáculo brillante que debería perdurar en la memoria por todo lo que ha significado. Un portentoso montaje hecho con más ilusión y compromiso de lo habitual (si eso es posible). VOLVAMOS AL TEATRO. LA CULTURA ES SEGURA.


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Teatro: Teatro María Guerrero
Dirección: Calle Tamayo y Baus 4.
Fechas: Del 27 Noviembre al 17 de Enero. De Martes a Domingo 20:00.
Entradas: Desde 5,50€ en entradasinaem.

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