Teatro: Guerra ¿Y si te pasara a ti? Teatro Fernán-Gómez.

 Los conflictos bélicos destrozan países, familias que deben huir de su hogar en busca de un sitio donde poder vivir en paz. La emigración es uno de los temas más importantes a resolver en los próximos años, ya que todos estamos expuestos a que nos toque a nosotros, o como en el caso de nuestro país, que les haya ocurrido ya a nuestros abuelos. Intentar comprender una Guerra es harto complicado, pero ponerse en la piel de todas esas familias que, sin ningún interés en el conflicto, sufren todas sus consecuencias, resulta cuanto menos necesario. Porque nadie quiere dejar su país para pasar penurias en un lugar que le es ajeno. Por eso deberíamos ponernos en la piel del que llega, y en vez de ponerle las cosas complicadas, intentar ayudarle y comprender su situación.




Parece que fue hace mucho, pero la emigración fue algo muy común en nuestro país hasta hace nada, como quien dice. Ahora vemos a los que llegan como unos intrusos, sin ponernos en su piel, sin pensar que nosotros también tuvimos que emigrar hace no tanto. El planteamiento de la obra nos hace volver a esa situación, pero adecuándolo a todo lo que vemos en nuestros días por la televisión. ¿Qué pasaría si fueras tu el que tiene que subirse a esa patera porque la guerra te ha dejado sin nada? Interesante vuelta de tuerca, en el que se nos plantea un conflicto por el que hay que huir, pero planteándolo desde una perspectiva de los tiempos actuales. 


La casa escénica ("Marx en el Soho")han sido los encargados de llevar a cabo este montaje a partir del texto "Guerra" de Janne Teller. Esmeralda Gómez Souto y Alfonso Plou han sido los encargados de la dramaturgia de este impactante relato que nos pone ante una realidad distópica, que aunque cercana nos produce mucho vértigo. La compañía nació "como proyecto de producción teatral con la intención de dar cauce a propuestas escénicas cercanas, directas, comprometidas con el tiempo y la sociedad donde nos ha tocado vivir". Y damos fe que en este montaje lo logran con creces, ya que nos ponen de frente al tema de la emigración, pero haciéndonos partícipes directos de esa huida. Para esta pequeña compañía, es necesario "hacer bandera de un discurso consecuente y de la especial búsqueda de sentido social en cada uno de nuestros proyectos".


La propia Esmeralda Gómez Souto es la encargada de dirigir este contundente montaje, que lejos de llevar al extremo todo lo que puede ser una odisea como es la que vive la protagonista, llena la historia de un un tono tranquilo, en el que tras los bombardeos iniciales, todo se "acepta" con una pasmosa resignación. Este tono sosegado hace que nos acerquemos más a todo lo que nos cuenta la protagonista, que se dirige a nosotros para hacernos partícipes de lo que le ocurre, para que entendamos que eso de la emigración que vemos tan lejano, también nos podría pasar a nosotros. Se echa en falta la analogía con la emigración sufrida por nuestros abuelos, supongo que de manera intencionada. Estalla el conflicto, y debes escapar dejándolo todo atrás, para llegar a un lugar donde hablan un idioma que desconoces, te tratan como a un ciudadano de tercera y te miran como si fueras un delincuente. ¿Os suena? Ahora lo vemos muy lejano, pero después de ver esta obra quizás tratemos mejor al diferente.


El relato parece claro, pero a la vez nos cuesta. Imaginemos por un momento que aquí, en este lugar en el que vivimos plácidamente, estallara una guerra. La ciudad se desmorona, pierdes la casa, el caos se apodera de todo y tienes que dejarlo todo, coger solo aquello que te quepa en una mochila, y escapar lo más rápido que puedas. El camino se hace duro hasta llegar a la costa, pero lo más duro está por llegar. Debes enfrentarte a un viaje en patera por el mar para llegar a ese "paraíso" al que pretendes llegar. De la noche a la mañana te has convertido en refugiada, te meten en un campo de refugiados y allí debes esperar a que se solucione tu situación...


Este relato lo hemos escuchado millones de veces, pero nunca nos ha impactado porque siempre era en sentido contrario, siempre eran otros los que sufrían y nuestro único problema es que "vengan a nuestro país a quitarnos lo nuestro". Esta historia nos habla de los refugiados en nuestra propia piel, de cómo alguien con la vida aparentemente solucionada puede perderlo todo y convertirse en un apátrida por un conflicto bélico en el que no tiene ninguna responsabilidad.



Es muy interesante pararnos a pensarlo en estos tiempos tan convulsos, en los que cualquier día puedes encontrar miles de noticias hablando de conflictos armados, de emigrantes llegando a nuestras fronteras, del intento de levantar muros que nos separen en vez de ayudarnos ante la adversidad. Estos conflictos que asolan medio mundo, suceden y no les prestamos atención, sólo vemos a la gente desesperada llegando a nuestras fronteras. Si nos parásemos un instante e intentásemos mirar un poco más allá, veríamos el inicio del problema. Y en ese punto, en el germen del caos, nos podemos ver involucrados todos, como les ocurrió a nuestros abuelos tras la Guerra Civil. 

¿Qué pasaría si nos ocurriese eso ahora? Seríamos capaces de ver más allá del hecho puntual de la llegada de emigrantes e intentar ponernos en su pellejo? La sensación de perderlo todo, el miedo al que pasará mañana, el pánico a lo desconocido, la desconfianza que despiertas en el lugar al que llegas, en el que lejos de ser uno más eres tratado como un pordiosero y un delincuente.



Todo este conflicto nos lo plantea Inma Oliver, que se mete en la piel de esta refugiada española que tiene que escapar a Egipto por el conflicto bélico que asola nuestro país. La actriz realiza un trabajo maravilloso, cargado de fuerza y a la vez de angustia, de implacable vehemencia cuando se dirige al público y de una fragilidad escalofriante cuando habla de su odisea. Oliver nos lleva de la mano, mientras nos relata todo eso que tantas veces hemos visto en la tele, pero planteando en conflicto en nuestro país. El despliegue tanto físico como interpretativo que tiene que hacer la actriz en "su huida" hacia una vida en paz, nos deja bien a las claras los horrores que sufren las personas que tiene que escapar de una Guerra.


El espacio escénico diseñado por Tomás Ruata ayuda a crear esta ambigüedad que nos traslada a un lugar inhóspito, seco y tenebroso, en el que se desarrolla toda la historia. El espacio está diseñado de forma realmente ingeniosa. Presidido por una tela sujetada por unos palos y delimitado por cuatro cubos azules, en los que la protagonista se irá despojando de sus propiedades en cada una de las etapas de su viaje. La tela que preside el escenario hará las veces de pared, simbolizará los largos caminos que recorre la protagonista, pero también servirá de pantalla sobre las que aparecerán distintas ilustraciones (los dibujos han sido creados por Clara Marta Moreno)  que irán apoyando el desarrollo de la historia. La responsable del milimétrico trabajo audiovisual ha sido Ester Gascón, convirtiendo su trabajo en elemento fundamental de la obra. Otro de los elementos fundamentales de este montaje es el espacio sonoro creado por Alfonso Plou, que nos envuelve y nos mete de lleno en la acción. Por último hay que destacar la iluminación de Tatoño Perales, fundamental para recrear los distintos lugares por los que transita la protagonista.


Este montaje se encuadra dentro del ciclo "Teatro y Derechos Humanos" que durante el mes de Enero y Febrero ha organizado el Teatro Fernán-Gómez, para comenzar el declarado por la OMS como el Año Internacional de la Paz y la Confianza. En este ciclo se han recuperado pequeñas joyas como "Mauthausen, la voz de mi abuelo" o "Solo un metro de distancia", que "reflexionan en torno a la violencia y la guerra". La próxima semana se programará "Puños de harina" (del 14 al 17 de Febrero) y ya en Abril (se tuvo que posponer su estreno programado para el 13 de Enero) podremos ver "Cadena de montaje" (del 14 al 18). Un interesante y necesario ciclo que incluye la exposición  "Tíbet, una cultura amenazada". Para finalizar, os dejamos las actividades paralelas que aún quedan por celebrarse.

- Del 1 al 5 de Febrero: Taller "Rompiendo la Cadena" (Cadena de montaje), impartido por la compañía Cambaleo Teatro. Cinco sesiones de 16:30 a 19:00
- 4 de Febrero: Encuentro con el público al término de la función de "Guerra ¿Y si te pasara a ti?"
- 5 de Febrero: Mesa redonda Teatro y Derechos Humanos, con participantes de las compañías del ciclo. Hora: 17:30.
- 11 de Febrero: Mesa redonda El armario gitano: Cultura Gitana, masculinidad y LGTBIQ+. 
Hora: 17:30.
- 11 de Febrero: Encuentro con el público al término de la función de "Puños de harina".
- 12 de Febrero: Presentación del Seriousgame "Puños de harina", el videojuego desarrollado por la compañía, una herramienta en al que el jugador-espectador puede relacionarse con la trama y los personajes antes y después del espctáculo.

VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 03 al 07 de Febrero. De Miércoles a Domingo a las 19:30.
Entradas: Desde 14€ en Teatrofernangomez


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