Teatro: El mensaje. Teatro Lara.

Cada familia es un mundo, con sus extraños códigos y sus innumerables secretos. La compañía PasoAzorín vuelve a presentarnos a una particular familia, en la que cada uno de los personajes darían para una pieza propia. Anécdotas, reproches, muestras de cariño, defensa a ultranza a la que sigue una pelea alrededor de una mesa... Todo es posible en el seno de esta desestructurada familia, cualquier "pequeño" conflicto familiar nos parece extraordinario cuando nos la cuenta Ramón Paso.




Un testamento, una madre con problemas de autoestima, una abogada muy "friki", una hija rebelde y otra tan insegura como aparentemente responsable, un padre vividor que pretende hacerles un "último regalo", un explosivo cóctel que puede estallar en cualquier momento. Con reminiscencias de películas como "La caja de las sorpresas" o "El gran despilfarro" la trama se centra en esos pequeños juegos que maquiavélicos personajes dejan en sus últimas voluntades. Un punto de partida que nos pone en la rampa de salida de lo que será un auténtico viaje por la historia de esta familia, descubriendo secretos de lo más sorprendentes.


Esta producción de PasoAzorín Teatro y el Teatro Lara, con la colaboración de Arena Audiovisual, Smedia, La cía. de la luz y El reló, nos pone ante una situación tan incómoda como la lectura de un testamento, pero con el desparpajo y la frescura que sólo esta compañía puede dar. Conflictos familiares, un padre que poco a poco iremos descubriendo, y unos personajes muy singulares, son las bases de esta desternillante comedia, que va cogiendo velocidad hasta que nos hace descarrilar con su abrupto final (una de las señas de identidad que caracterizan todas las comedias de Ramón Paso). Una comedia con los mimbres que tan bien sabe enlazar Paso, con la majestuosa incorporación de la siempre impecable Natalia Millán.


Como reconozco en cada crítica que hago de su nueva obra, no soy nada objetivo con los montajes de Ramón Paso y su compañía PasoAzorín Teatro, ya que creo que han dado con la tecla para crear de cada pequeña historia una gran obra teatral. Hiperactivos como pocos, en estos tiempos tan difíciles hemos podido verles con "La ramera de Babilonia", "El móvil", "Sueños de un seductor" y "La importancia de llamarse" (todas todavía en cartel menos la primera). Escrita y dirigida, como viene siendo habitual, por el propio Paso, esta historia tiene todos los ingredientes de una gran comedia. Personajes caricaturescos, situaciones extremas, diálogos punzantes, ritmo vertiginoso. Todo encaja perfectamente en esta delirante comedia familiar.




Como suele ocurrir con todos sus textos, Paso disfraza de comedia temas trascendentales, que parecen quedar en la superficie de la obra pero que nos calan profundamente. En esta ocasión nos plantea la cuestión del precio por el que venderíamos nuestra intimidad, cosa aparentemente baladí pero que si lo pensamos nos daría para mucha reflexión. La pregunta parece sencilla ¿Qué pasaría si te ofreciesen un millón de euros a cambio de dejar que alguien expusiese tus secretos más vergonzosos delante de las personas que más quieres? Supongo que la mayoría no tendremos secretos tan escabrosos como las protagonistas, pero seguro que todos tenemos pequeñas cosas ocultas de las que no nos enorgullecemos. Pues con esta premisa, Paso vuelve a crear una comedia de altura, ingeniosa y mordaz, que nos atrapa y nos divierte de principio a fin. En este caso, incluso antes de comenzar la obra propiamente dicha... ya lo descubrirán.



La historia nos sitúa en el despacho de una muy particular abogada (una vez más desternillante Ana Azorín), al que llega Lucía para leer el testamento de su ex marido. Ella es una cantante de ópera en horas bajas, que parece haber tocado fondo al tener problemas con su voz. Ella y sus dos hijas son las herederas, aunque existe una cuarta que ellas desconocen de quien se trata (aunque tienen la sospecha de que será una de las amantes del fallecido). Pero lo que parecía un simple (aunque incómodo y doloroso) trámite se convierte en toda una yincana. El padre les ha dejado UN MILLÓN DE EUROS A CADA UNA, pero sólo si cumplen una pequeña condición que les impone como premisa para poder quedarse el dinero. 

La vida siempre nos pone ante situaciones en las que debemos decidir, tomar una alternativa, dar un paso adelante. Esta decisión puede cambiar la vida de todas ellas para siempre. Para llevarse el dinero sólo tienen que ver un vídeo que el fallecido ha dejado a nombre de cada una de ellas, en el que cuenta algunos de sus secretos más íntimos. La situación se retuerce de tal manera que nada de lo que parecía tan sencillo lo es en realidad. ¿Existe confianza suficiente entre ellas? ¿Se han ocultado cosas que podrían dañar sus relaciones personales? ¿Está la familia realmente unida? ¿Para quien es el misterioso cuarto sobre?



La cuerda se tensa cada vez que se plantea poner uno de los vídeos. Lucía, a quien interpreta Natalia Millán ("Billy Elliot", "La mentira", "Donde hay agravios no hay celos"), y sus dos hijas, a las que dan vida Ángela Peirat e Inés Kerzan, no tienen muy claro lo que puede aparecer en el vídeo y cada una de ellas sabe que le ha ocultado "pequeños secretos" a las otras dos. Natalia Millán está impecable en su papel de madre protectora, de mujer vulnerable, de amante sumisa que se deja manipular por sus parejas. Una mujer de apariencia segura que se tambalea ante cualquier imprevisto. Millán consigue crear un personaje que con pequeños matices muestra infinidad de cosas, en esa lucha consigo misma por no mostrarse tal y como es. 

Por su parte, las hijas son como el día y la noche. La primera en llegar es la hija pequeña, una siempre desternillante y enérgica Ángela Peirat. Ella es la que mejor se llevaba con su padre y más diferencias ha tenido a lo largo de los años con la madre. Como es habitual, la frescura que imprime Peirat a sus personajes los hace volcánicos, efervescentes, impredecibles. Todo esto lo utiliza Peirat para crear un personaje adorable, cimentado en su innegable bis cómica, que hace de cada escena una deliciosa locura. Por su parte Inés Kerzan da vida a la hermana mayor, la que aparentemente es más seria y concienzuda de las dos. Kerzan sabe moverse como pez en el agua en este tipo de personajes que se mueven entre la ingenuidad y la cordura, entre la seriedad y la inocencia. Su papel nos recuerda al que interpretó en "Lo que mamá nos ha dejado", aunque en este caso sea un personaje más comedido.



La obra, ya antes de empezar, la acapara Ana Azorín con su maravilloso de la abogada friki. Por muchas veces que la hayamos visto, Azorín nunca deja de sorprendernos con su capacidad infinita para hacer muecas, gestos imposibles, crear personajes singulares. El personaje que nos regala en esta ocasión es una chica patosa, torpe, que le cuesta relacionarse, pero pese a todo parece tener todo bajo control. Un personaje delicioso y desternillante que Azorín lleva a cotas sublimes. Una locura que termina por convertirse en el centro de atención de toda la obra.

Por último tenemos al padre, al que interpreta Carlos Seguí. En un papel muy secundario nos deja grandes pinceladas de su buen hacer, con su innegable capacidad para la mueca y la caricatura, con un gran momento final que no desvelaremos para no hacer spoiler.



Toda la historia transcurre en la oficina de la abogada, un espacio aséptico, en tonos blancos. La escenografía creada por Javier Ruiz de Alegría juega con esa blancura del espacio, para dar aún más importancia a la pantalla de televisión, elemento que acaba convirtiéndose en un personaje más de la obra. La parte audiovisual corre a cargo de La cía. de la Luz, que hacen un trabajo muy potente, convirtiendo las imágenes en auténticas protagonistas de la historia. La iluminación diseñada por Carlos Alzueta potencia ese ambiente de oficina, frío y neutro, para tener siempre una panorámica de la escena en su conjunto. Por último, el vestuario creado por Carmen Beloso encaja a la perfección con cada uno de los personajes, permitiéndonos reconocerles en cuanto aparecen en escena.


En definitiva, estamos ante un nuevo ejemplo de la capacidad infinita de PasoAzorín para regalarnos grandes comedias. Con la sencillez que transmite el hablar de temas cotidianos, la historia coge fuerza con cada escena, ritmo en cada diálogo. Y como siempre nos ocurre cuando asistimos a uno de sus montajes, salimos del teatro con una sensación de haber pasado un gran rato pero con la cabeza dándonos vueltas sobre los temas que tratan. ¿Compensa un millón de euros cuando hay que enfrentarse a la verdad desnuda? Vayan y disfruten de esta gran comedia, a lo mejor encuentran la respuesta. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatro Lara
Dirección: Corredera baja de San Pablo 15.
Fechas: Del 3 al 25 de Abril. Sábado y Domingo a las 18:30.
Entradas: Desde 14€ en Teatrolara.

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