Teatro: Preludio. Naves del Español

La desgarradora vida de un músico, en una lucha continua contra si mismo, contra sus miedos y contra su propio ego. La música como tabla de salvación de la propia vida, como escudo en el que protegerse del mundo exterior. Un pianista efervescente que nos mostrará todas sus aristas, sus pensamientos más profundos y sus sueños más delirantes. Una radiografía perfecta de un hombre angustiado, que se fustiga ante cualquier error y no sabe degustar en su justa medida el gusto del aplauso del público. Polémico y soberbio, no deja títere con cabeza. Así, podremos ver sus continuos vaivenes existenciales y su lento declive. Un monólogo imponente con un actor descomunal.



Este montaje se encuadra dentro del ciclo "plataforma" con el que el Teatro Español quiere dar "impulso y difusión para creadores emergentes", programando durante las próximas semanas diferentes montajes que triunfaron en las salas del Off madrileño durante los últimos años. Dentro de esta interesante iniciativa podremos ver "Dados" (del 4 al 9 de Mayo) de José Padilla, "La mujer más fea del mundo" (del 11 al 16 de Mayo) de Bárbara Mestanza y Ana Rujas, "Generación Why" (del 18 al 23 de Mayo) de Teatro en Vilo, "La plaga" (del 25 al 30 de Mayo) de Chiqui Carabante y "La rueda" (del 1 al 6 de Junio) de Irene Poveda. Además existen abonos para asistir a tres o a los seis espectáculos del ciclo.



Daniel Ortiz ha sido el encargado de dirigir, protagonizar y versionar el texto, a partir de la novela homónima de Jesús Ruiz Mantilla. El propio Ortiz reconoce "sentí la necesidad vital de hacer una adaptación teatral del libro". Hace un par de temporadas estrenó en la desaparecida y añorada sala Arte & Desmayo, en la que prorrogó varias veces tras su gran éxito. Y es que es esta una obra poderosa, desgarradora, emotiva y visceral. El montaje nos muestra la vida del pianista León de Vega en un monólogo abrumador, sobrecogedor, frenético. Para Ortiz, la obra muestra a "un león enjaulado, en permanente estado de cuasi erupción. Furioso, bisexual, contradictorio, de derechas, de izquierdas, humanista, ermitaño y, al mismo tiempo, un genio que sólo se libera a través de la música".


Jesús Ruiz Mantilla afirma que "esta es la historia de León de Vega, pianista español obsesionado por la perfección, ambidiestro y ambisiniestro, que cayó preso de su arte al ritmo de los 24 Preludios de Chopin". Como se observa de las declaraciones de los dos, estamos ante un personaje atormentado, en continua lucha interior, cargado de contradicciones pero siempre contundente en sus afirmaciones. Un texto doloroso y punzante, en el que vemos la angustia vital que va desquiciando poco a poco al pianista, en su búsqueda continua de la perfección en su música. Cargada de momentos desoladores, en los que conocemos al ser humano más vulnerable, la historia transita los lugares más oscuros del alma de este ser tan poliédrico, tan atormentado, tan visceral.



La obra se divide, como ocurre con la novela, en 24 pequeñas piezas que se corresponden con los Preludios de Chopin. En esta angustiosa búsqueda del pianista por encontrar la perfección, escucharemos grabaciones de artistas como Alfred Cortot y Tracy Xian. Esta angustiosa y vertiginosa pieza nos muestra a un hombre que busca en la música su tabla de salvación, un lugar seguro en el que cobijarse pero que a la vez despierta todas sus inseguridades. El monólogo trata temas como la obsesión por la superación, el miedo a la soledad o las dificultades por aceptarse a uno mismo. Un personaje volcánico, singular desde sus contradicciones, que vive en una auténtica montaña rusa que le conduce inexorablemente a un vacío existencial, al no poder lograr nunca la perfección buscada


León de Vega fue un pianista español de fama internacional que vive obsesionado con los Preludios de Chopin. En una continua huida hacia adelante, el artista vive al límite, se castiga a si mismo con gran vehemencia y hace malabares para poder avanzar, a pesar de todas sus contradicciones internas. Como podemos leer en la sinopsis de la obra, "León recorre España marchando sobre la vida y la muerte en un paralelismo marcado con la tragedia del compositor polaco". El pianista vive en una lucha frenética por ser el mejor intérprete de las piezas que le obsesionan, con la única (y obsesiva) compañía de las piezas de Chopin. 


Daniel Ortiz ("Yo, Farinelli, el capón", "Volvió una noche", "Las esposas españolas", "La cueva de Salamanca") hace una descomunal interpretación de este turbulento personaje. La capacidad del actor para transitar de manera impecable todos esos mundos que habitan la mente del pianista, nos deja helados. Cada nueva escena es una nueva demostración de poderío y de excelencia actoral, en un monólogo que necesita de una gran variedad de tonalidades y de finos matices en la evolución del artista. Una interpretación precisa y apabullante, que llena la escena y nos congela el alma con cada nueva evolución del personaje, en su camino sin retorno hacia la locura.


La música, como no podría ser de otra manera, se convierte en parte fundamental del montaje, siendo el hilo conductor, los cimientos y uno de los temas principales (al menos de los generales que lo recorren todo) de la historia. Los 24 Preludios de Chopin sirven para diseccionar las distintas etapas en la vida del pianista, marcando en cada uno de ellos las diferentes vivencias y sus estados de ánimo. Ortiz reconoce que "he escuchado a Chopin muchas veces en mi vida, pero nunca siendo consciente de su música. Siempre que escribía, lo hacía con los Preludios de fondo". Y de la misma forma, las piezas de Chopin resuenan durante toda la obra, como eje vertebrador de la función y como una tenebrosa sombra que persigue al protagonista en todo momento.


La escenografía creada por Arte & Desmayo es sencilla, elementos sueltos que sirven de apoyo a cada uno de los momentos que vive el personaje. Lo imprescindible para que el actor pueda desplegar toda su magia. Fundamental en cambio es la cuidada y meticulosa iluminación, que remarca lo imprescindible en cada momento, en un delicioso juego de luces y sombras en el que las diferentes tonalidades nos transmiten los distintos estados de ánimo del personaje en cada momento. El otro elemento imprescindible en el montaje es el cautivador espacio sonoro creado por Álvaro Gómez, que nos abraza y nos envuelve en todo momento. Por último habría que destacar el vestuario diseñado por Reyes Carrasco. Un vestido blanco de arriba a abajo y unos zapatos de charol son la impronta del pianista, que cambiará muchas veces de indumentaria pero nunca de color, en su búsqueda de esa perfección impoluta, que no quede ensuciada por nada.


En definitiva, estamos ante uno de los monólogos más impactantes que hemos visto en los últimos tiempos. Todo un derroche actoral para abarcar toda la intensidad del personaje, todas las contradicciones y todas sus angustias. Una obra que disecciona con maestría este viaje a los infiernos en el que pianista convierte su vida. Un buen comienzo para un ciclo de pequeñas joyas que nadie debería perderse. Próxima estación "Dados", de José Padilla. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Naves del Español
Dirección: Paseo de la Chopera 14.
Fechas: Del 27 de Abril al 2 de Mayo. De Martes a Domingos a las 17:00.
Entradas: Desde 12.50€ en NavesMatadero. Programa de mano.


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