El Teatro Fernán Gómez nos acerca una obra íntima sobre la vida privada del gran autor ruso Antón Chéjov. A partir de los cientos de cartas que se escribieron él y la que sería su mujer Olga Knipper, podemos conocer un poco más tanto la evolución de su proceso creativo como aspectos más personales de su vida.
Antón Chéjov fue un médico, escritor y dramaturgo ruso, considerado uno de los más importantes escritores de relatos cortos de la historia de la literatura y autor de varias obras maestras del teatro que han sido representadas en innumerables ocasiones.
El
germen de Tu mano en la mía (así acababa las cartas Chéjov) nace la extensa
relación epistolar de Antón y Olga. Más de cuatrocientas cartas se escribieron
en los poco más de seis años que duró su relación. A partir de estas cartas
llega a nosotros una pequeña joya que nos muestra el lado menos conocido tanto
de Olga, actriz principal del prestigioso Teatro del Arte de Moscú como
de Chéjov considerado el creador del teatro moderno.
Antón
Chéjov conoció a la actriz Olga Knipper en una lectura del Teatro
del Arte de Moscú. Primero fueron amigos, luego amantes y, finalmente, marido y
mujer.
Las más de 400 cartas que se escribieron
van tejiendo una interesante historia de amor y pasión marcada en muchos
momentos por la distancia, las esperanzas, la ausencia y la desesperación.
Olga tenía entonces 29 años y una
desbordante ilusión por el teatro. Chéjov ya sufría de tuberculosis cuando se
conocieron y este hecho marcó en gran medida su relación. La enfermedad y el
perjuicio que el frío le causaba a su salud le obligó a dejar Moscú durante
largas temporadas en invierno y buscar refugio en el sur de Rusia.
En una de las cartas Olga le decía “Ven a
Moscú, cásate conmigo y vivamos juntos”. Antón se resistía pero al final le
escribió: “Si me das tu palabra de que nadie en Moscú se
enterará de nuestro matrimonio hasta que se haya realizado, me casaré contigo
el día mismo de mi llegada, si quieres”.
Allí, pasaron la primavera en un sanatorio y
terminaron en Yalta donde solo pudieron estar juntos hasta el otoño. En breve
se iniciaba la nueva temporada teatral en Moscú donde Olga era la principal
estrella.
Todo esto genera un dilema en la joven, no
quiere dejar una profesión que ama, pero esto le impide estar con Chéjov.
La historia se va desarrollando a la vez que
nos muestra el cambiante estado de ánimo de sus protagonistas. Vemos el
tránsito de Olga de la ilusión y el entusiasmo por su trabajo a momentos en los
que ya no le supone tanto placer y se queja de las continuas funciones, del
agotamiento y a una enorme soledad pese a estar muy acompañada en todo momento.
A partir de lo que vamos descubriendo en
las cartas vemos el proceso creativo de Antón. Sus inspiraciones, los miedos,
las preocupaciones y sus propias contradicciones.
Es innegable la enorme influencia que la
relación con Olga tuvo en el escritor. En esa época escribe sus mejores obras Tio
Vania, Las dos hermanas o El jardín de los cerezos.
Al menos Chéjov pudo disfrutar de la
compañía de su amada en los últimos momentos de su vida. La parte final se
extrae de las cartas enviadas por Olga a la familia del escritor para
informarles de su estado de salud en la que nos cuenta como murió brindando con
champán en compañía también del médico.
Tu mano en la mía es la
historia de amor entre dos personas que cruzaron su vida en un momento muy
concreto y cuya relación tuvo gran transcendencia tanto para ellos como para el
ámbito cultural.
El resultado del trabajo realizado por
Carol es impecable. El texto es una maravilla, un lujo para cualquier actor o
actriz.
La autora indicó que Chéjov y Knipper “tuvieron una
atracción instantánea y empezaron a escribirse cartas. Fue una
comunicación verdadera. La esencia de su relación fueron estos manuscritos,
porque no se veían. Quizá si hubieran estado juntos, su matrimonio no hubiera
sido un éxito. Ella era pasional, ambiciosa y él necesitaba tiempo para
escribir”.
Recordado
por obras como Galileo de Bertolt Brecht o Quijote en el Círculo
de Bellas Artes o, más recientemente, Un obús en el
corazón de Wajdi Mouawad
Con
la compañía que creó representaron en los Teatros del Canal Tío Vania
de Chéjov donde se agotaron las entradas en todas las representaciones.
Ha
obtenido el Premio de las Artes Escénicas de la Generalitat Valenciana y Premio
Ercilla por su dirección de Galileo, de Bertolt Brecht; Premio
Rojas de Toledo por su dirección de Don Juan, de José Zorrilla; Personaje
del Año de la Fundación Carolina Torres por su dirección
de Quijote, además de ser finalista tres años consecutivos del Premio
Valle-Inclán por Transición, Decamerón Negro
y La Crazy Class, y tenerla Medalla de Honor del CELCIT
(Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral) y de la
Asociación de Directores de Escena. También es miembro fundador de
la Academia de las Artes Escénicas de España.
El
diseño de escenografía de Dino Ibáñez y su realización por Jordi
Castells es magnífico. El espacio es una fiel expresión de que las cosas
bien hechas no necesitan de grandes artificios. Con gran sencillez y unos pocos
muebles nos vemos en la casa donde tanto tiempo pasó Chéjov.
La cuidada iluminación de Rafael Mojas
y la selección musical de Víctor Lucas (maravilloso el vals que
nos regala) no hacen sino complementar a la perfección el resultado final del
montaje.
El diseño de vestuario de Elena. S.
Canales, muy bien elegido en la segunda parte de la obra. Quizás por eso
choca un poco más en la primera parte donde no acaba de encajar bien ver a los
protagonistas en vaqueros.
En cuanto al elenco está formado por Rebeca
Valls en el papel de Olga. Rebeca regresa tras haber obtenido gran éxito
con La casa de Bernarda Alba junto a Nuria Espert o Hamlet
y La tempestad en coproducción del Español, el Lliure y el Arriaga de
Bilbao, bajo la dirección de Lluis Pasqual.
Ganó el Premio de las Artes Escénicas
Valencianas a Mejor Actriz por Dinamarca, papel por el que fue, también, finalista en los MAX.
Con enorme pasión nos muestra las distintas
fases por las que pasó en su vida, desde los momentos de amor y entusiasmo cuando
conoció a Chéjov hasta las horas más bajas donde el hartazgo y la melancolía hicieron
mella en su estado de ánimo.
Plasma a la perfección los enfados y frustraciones
(es palpable el constante malestar que tenía con Masha la hermana de Chéjov). La
desesperación al que el eterno dilema en que se debatía la empujaba.
La acompaña José Manuel
Casany como Chéjov. Nominado en dos ocasiones a los Premios
Max por Hamlet canalla y Navidad en casa de los Cupielo
y premio de las Artes Escénicas Valencianas.
Nos muestra a un Chéjov tranquilo y sosegado. Muy cómplice con Olga cuando estaba en el proceso creativo de alguna de sus mejores obras. Proceso en la que la inspiración y la presencia de Olga fue imprescindible.
Ambos nos muestran la buena sintonía que irradian y de la que ya pudimos disfrutar en la representación de Vania, de Carles Alfaro.
En definitiva una magnífica oportunidad
de acercarnos al lado más personal del gran autor ruso.
VOLVAMOS
A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Encuentros con el público: 11 y 18 nov. (Al término de la función).
Taller. La improvisación como herramienta para el trabajo con textos clásicos. (L'Om Imprebis)
8, 9, 10 y 11 nov. de 16'30 a 19 horas.
Mesa redonda: Interpretar a Chejov.
12 nov. 17 horas.
Autora: Carol Rocamora
Dirección: Santiago Sánchez
Versión castellana: Santiago Sánchez, Paloma Rojas
Diseño gráfico: MINIM Comunicación
Fotografía: Jordi Pla, Giuseppe Falla
Prensa: María Díaz
Redes sociales: Virginia Berlín
Diseño de escenografía: Dino Ibáñez
Realización de escenografía: Jordi Castells
Diseño de iluminación: Rafael Mojas
Música: Víctor Lucas
Diseño de vestuario: Elena S. Canales
Realización de vestuario: Cornejo
Agente literario: Susan Smith, MBA Literary Age
Compañía: L’OM-Imprebís
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