La sala Nave 73 nos ofrece la posibilidad de ver una de las obras menos conocidas y por añadidura menos representadas de Federico García Lorca. Así que pasen cinco años se sale de la línea seguida en las obras más famosas del autor granadino y nos muestra parte de la influencia de los personajes con los que coincidió en esa época.
Una de las partes menos conocida de las obras de Lorca es el Teatro imposible formado por El público, Comedia sin título y Así que pasen cinco años.
La
denominación obedece a la dificultad de representarlas por distintos motivos.
La mezcla de prosa y verso, multitud de personajes que intervienen y un toque
surrealista que no todo el mundo se atreve a afrontar.
Así que pasen cinco
años es
una de esas obras “imposibles”. Con el subtítulo de Leyenda el tiempo en tres actos se
trata de una obra con un argumento sencillo pero que se desarrolla en un
entorno mezcla de realidad y ficción.
El
Joven es el nombre del protagonista, que tras conocer a una joven de quince
años con la que se promete ha de esperar que pasen cinco años. La joven a la
que apenas recuerda, es la esperanza e ilusión a la que aferrarse y viene a
simbolizar todas sus ilusiones futuras.
Es
entonces cuando entran en escena una variedad de personajes. El viejo,
distintos amigos que se relacionan con el joven unos discuten con él, otros
intentan animarle es esa espera y otros directamente le desaniman sumiéndole en
un estado de tristeza y melancolía.
Todos
estos personajes no dejan de ser uno solo el del propio autor y sus distintas
personalidades a lo largo de su vida.
El joven que viene a ser la representación
del poeta se encuentra solo frente a un futuro incierto. Los amigos del joven
son también el autor en otras épocas de su adolescencia con sus sueños e inquietudes.
Aparece a continuación una escena mezcla de sueño y realidad con un cargado
tinte surrealista. Los protagonistas son el niño de la portera y un gato, ambos
han muerto y se niegan a ser enterrados. Es en esta parte donde podemos observar mejor la influencia del surrealismo de Dalí y Buñuel que tanta importancia tuvieron en la vida de Lorca.
En el centro de la trama están dos
mujeres. Por un lado la novia muestra del amor romántico, idealizado, esperado
y largamente ansiado.
Junto a ella la mecanógrafa que en
un primer momento aparece proclamando su amor al joven y al no ser correspondida
vuelva a aparecer con una maleta con la intención de irse de la casa. Aunque en
un primer momento vuelve en varias ocasiones preguntando si la ha llamado con
la esperanza de que así sea, finalmente marcha.
El conflicto propiamente dicho,
surge cuando una vez pasados los cinco años el joven y su amada se
reencuentran. Tras mucha espera, por fin ha llegado el gran día pero para
sorpresa de todos y especialmente del joven la novia le rechaza para fugarse
con un jugador de rugby. Entre otras excusas le dice que no aprieta la mano o
que las tiene muy frías.
El joven desesperado llora su
soledad y se desahoga con un maniquí que tiene el traje de novia que jamás se
utilizará.
El maniquí cobra vida y muestra su
pesar por no poder vestir a la novia a la vez que le abre los ojos al joven
para que se fije en otra mujer que le ha acompañado en los últimos años, la
mecanógrafa.
El tiempo -otro de los protagonistas
- vuelve a hacer su aparición ya que la mecanógrafa le promete que se irá con
él ...así que pasen cinco años.
El tiempo vuelva a ganar la partida
al joven que a estas alturas no cree en el futuro y solo quiere vivir el
presente
La escena final muestra al joven
jugando una partida de cartas con otras tres personas
Una de las cosas que llama especial
atención en la obra es el carácter premonitorio que muestra.
En 1931 Lorca escribió " Dentro
de cuatro o cinco años existe un pozo en el que caeremos todos. Como sabemos
cinco años después empezó la Guerra Civil en España.
Del mismo modo, al igual que sucede
en la escena final de la obra. Cinco años después Federico murió asesinado por
tres falangistas. Cuanto menos perturba tanta "casualidad"
Como decíamos al inicio es harto difícil
representar esta obra. El mérito del notable resultado corresponde a Óscar Velado que pese a lo complejidad del texto ha conseguido tanto
mantener como transmitir la esencia del texto original de Lorca. El propio
Óscar es el encargado de la impecable dirección.
Tanto la iluminación de Olga García como el sonido de Mario Rebollo contribuyen a conseguir un espectáculo muy compacto.
En
cuanto al extenso elenco lo forman Mario Velasco,
Raúl de la Torre, Mario Rebollo, Nicolás Gutiérrez,
Marina Gutiérrez, Rossy Latorre, Alejandro Menéndez,
Aida Quintana, Cloe Seró y Julio Vargas.
Extraordinario
el trabajo coral de todos ellos que transmiten a la perfección lo que Lorca nos
quiso contar y que nos muestra la parte más intima y personal del autor.
En
definitiva una posibilidad extraordinaria de disfrutar una de las obras menos
conocidas y poco representadas del autor granadino pero no por ello menor.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Sala Nave 73.
Dirección: Calle de Palos
de la Frontera, 5.
Horarios: Viernes, sábados y domingos 6, 7, 12, 13, 14, 19, 20, 21, 26 y 28
de noviembre.
Viernes
20:00 horas // Sábados y domingos 19:00 horas.
Precio: Desde 15€ en nave73.
Ficha
artística y Técnica
Autor:Federico García Lorca.
Adaptación:Óscar Velado.
Dirección: Óscar Velado.
Reparto: Mario Velasco, Raúl de la Torre, Mario Rebollo, Nicolás Gutiérrez, Marina Gutiérrez, Rossy Latorre, Alejandro Menéndez, Aida Quintana, Cloe Seró, Julio Vargas.
Iluminación: Olga García.
Sonido:Mario Rebollo.
Fotografía:Oliver Roma.
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