El Enfermo imaginario en Teatro Fernán Gómez

Les confesaré ya en primera línea que es Morboria una compañía por la que siento absoluta predilección. Una compañía que cumple 37 años acercando el teatro clásico a todos los públicos a grandes y pequeños, visibles en el teatro de calle, en fiestas medievales, en la plaza de un pueblo, o en el teatro mas refinado. La fuerza de una compañía que ha resistido los golpes y varapalos que ha sufrido la cultura pero que con todo nos ha mostrado, máscaras, vestuarios, escenografías y proyectos que no hemos visto ni en las mas grandes producciones. Morboria es amor al teatro, al teatro clásico, a la música a la danza, al arte, al público. Al trabajo artesanal. En definitiva, somiatruites en estado puro.

Que no les hemos visto recogiendo premios, que merecen sin duda. Porque es una compañía que trabaja para el público, que su publicidad es a costa, única y exclusivamente de su trabajo, de pisar mucha calle y recorrer mucha carretera y su mejor premio es la sonrisa, el agradecimiento y el aplauso del espectador.

Eva del Palacio uno de los corazones de la compañía versiona y dirige "El Enfermo imaginario" de Molière, una pieza delirante, divertida tan actual que parece impensable que pudiera estar escrita hace cuatrocientos años. Sin perder ni un ápice la esencia del texto original, frases y temas completamente actuales se darán cita a lo largo de la función.

¿Quién dijo que el teatro clásico no era divertido? El mejor antídoto es llorar de risa y no pudimos parar de reir, ¡qué lagrimones, vive Dios!.

Como estaba disfrutando en escena todo el elenco, el trabajo bien hecho, la técnica teatral. La soltura y la frescura que llegaba al público de un modo tan natural, requiere de mucho trabajo y de un equipo técnico y artístico que bien conoce el oficio. No llegaron para soltar un texto e irse, llegaron y se quedaron con nosotros para que nos divirtiésemos juntos. No imaginan en estos tiempos lo que algo así es de agradecer.

Una pieza que respeta el estilo barroco francés del S.XVII, una critica a la sociedad que basa su estructura en supercherías, que se aprovecha de pobres incautos, que presos de su propio egoísmo, del “yo” mas vehemente se fían de cualquier truhán que viene a meterles miedo y a sacarles los cuartos.

Argán, El enfermo imaginario se cree muy enfermo, en realidad no le pasa nada, está sano como un roble pero este hipocondríaco de tomo y lomo no puede vivir sin estar rodeado de médicos, boticarios y sanguijuelas que no hacen mas que mencionarle a la tan temida muerte para sacarle dinero.  No es Argán un pobrecito, no crean, para conseguir ahorrarse un dineral en tantos ungüentos, pastillas y lavativas quiere concertar un matrimonio de conveniencia entre su hija Angelica y el hijo de su médico principal, el señor Diafoirus

Con esto no acaba todo, Belina, su segunda esposa prepara antes de la muerte de Argán su testamento junto al notario, otro interesado en discordia.

Argán entre tanta lavativa y tanto trajín, no tiene tiempo para sospechar de nadie, además está muy ocupado consigo mísmo. Menos mal que está Toñita su fiel criada cómplice de Beralda, no duda en dejarle las cosas claras cuando se tercia y en urdir un plan para quitarse de en medio a tanto interesado y más aun de ayudar a Angélica la hija de Argán que quiere casarse con Cleanto y no con ese ilustrado de Tomás.

Con todo esto imagínense la trapatiesta que había montada en escena, no tuvimos ni un segundo para pestañear y luego los lagrimones de la risa y los aplausos espontáneos cuando alguna verdad como un templo se vertía desde escena.

Fernando Aguado dio vida a Argán, esencia y foco por su presencia escénica, su movimiento, gesto y expresión, compañerismo en escena, atención plena a su lugar en el espacio y al resto. Cambios de registro, enfermo y sano a partes iguales, ensorbebecido y ninguneado, una cosa y la contraria y unos gases, unas toses para un hombre sano que de tan impropias eran del todo hilarantes.

Pero es con Malena Gutiérrez donde recae el peso de la acción la que en definitiva propone, dispone y planea para que las cosas salgan como ella quiere. Una actriz que se mueve con carácter y destreza ante un Argán de muchas aristas.

Los mohines y las repeticiones en las finuras de las damas, cuando están medidos a la perfección como en este caso son una verdadera joya, Virginia Sánchez, la madrastra, la interesada a la que solo interesa el dinero, destaca en una actuación sobresaliente de idas y venidas en escena, cuando se escucha dinero.

Luna Aguado y Daniel Migueláñez un hermoso tandem en escena, con ellos llega la calma , la mesura y un necesario cariz mas dulce, porque si no hubiéramos muerto de risa con el pretendiente que allí estaba frente a ellos Eduardo Tovar, ágil, rápido con una creación de personaje tan fuera de toda lógica que no se recuerda en versión alguna. Tovar cambia de registro al convertirse en Beralda una señora de armas tomar, recta y con las cosas muy claras, decidida a ayudar a su sobrina.  

Daniel Migueláñez nos sorprende como señor Purgón, en un trabajo de teatro físico, creativo animalista como un cuervo simbolizando la muerte. Vicente Aguado dará vida a Señor Buena Fé, Señor Diafoirus, Señor Fleurant tres personajes que resuelve con maestría. Aquí el lacayo también es impertinente al que da vida Trajano del Palacio, dándose cuenta y percatándose de todo lo que ocurre, sin perder ripio.

Todos los actores y músicos se transforman en: Espectros de pesadilla, Odaliscas, Turcos y Médicos en la ceremonia final.

Música en directo que enfatiza y genera intensidad en la trama, y los diferentes contextos, trabajo de   Milena Fuentes en violín,   Miguel Barón en clavicordio y  Javier Monteagudo en laúd, mandola y percusiones ha partido de la partitura original que compuso Charpentier para “El enfermo imaginario”, adaptando algunos temas para ser interpretados por violín, clavecín, laúd y percusiones. La canción de los enamorados ha sido compuesta para la ocasión por Miguel Barón y se han incorporado a la función temas variados de otros compositores como Chabrier, Offenbach y Rameau. Con una creación original de Javier Monteagudo, Milena Fuentes y Miguel Barón para la pesadilla que sufre Argán y que da inicio a la comedia. 

Diseño de vestuario, máscaras, atrezzo elaborados de principio a fin, dotando a todos los elementos artesanales de una intención, de mostrar lo que son los personajes hasta su máxima expresión. En este caso fieles al estilo barroco frances fueron merecedores del premio Ceres a mejor caracterización.

Como siempre no les contaremos como acabó Argán, si Angélica se casó con Cleanto o si Toñita se salió con la suya. Les invitamos a que lo descubran ustedes mismos.

La obra finalizó con todo el público puesto en pie, sin dejar irse a los actores. Con palabras de Fernando Aguado a la sanidad pública, a los sanitarios que están al pie del cañón ayudando a tantos enfermos que no son imaginarios. Unas certeras y emotivas palabras que cerraron el círculo a una puesta en escena perfecta.

Sin duda, todo es mejor de lo que he contado. No se la pierdan, hasta el 16 de Enero voy a intentar convencerles de que es el mejor regalo para hacer esta Navidad. 

 
 
Teatro: Teatro Fernando Fernán-Gómez.
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 17 de Diciembre al 16 de Enero.
Entradas: Desde 16€

PROGRAMA DEL ESPECTÁCULO

 

 FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA:
Espacio escénico Morboria, Eva del Palacio
Realización Atrezzo Fernando Aguado. Ana del Palacio
Música Original Miguel Barón Charpentier
Diseño Iluminación Guillermo Erice
Iluminación Javier Botella
Luz y Sonido Guillermo Erice
Fotografía Carlos Bandrés
Gerencia Javier Puyol
Diseño Gráfico Miguel Brayda
Diseño Vestuario Ana del Palacio, Fernando Aguado & Eva del Palacio 
Caracterización y máscaras Fernando Aguado y Ana del Palacio
Oficina Ana del Palacio
Producción MORBORIA S.L.
Traducción, Versión y Dirección Eva del Palacio

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