Las relaciones personales, los amores, las rupturas, el dolor que se queda clavado en el pecho y nunca nos abandona tras la pérdida de un ser querido. Todo esto nos muestra esta deliciosa historia de amor y de pasión, de dolor y de pérdida, de confianza y de miedos. El amor puede ser lo más bonito que nos ocurra en la vida, pero también puede ser una pesada losa que arrastremos cuando se acaba y no entendemos bien las razones. Esta tierna y preciosa historia nos lleva de la mano por lugares preciosos llenos de luz, pero también nos conduce a otros oscuros parajes por los que muchos hemos pasado y de los que cuesta tanto salir.
Estamos ante una preciosa comedia dramática, o ante un drama salpicado por la ternura del amor. Lo que es evidente es que esta es una pieza que desborda verdad, pasión, compromiso, dolor, angustia y por encima de todo mucha belleza. Bella es la historia que nos cuenta (aunque tenga una dolorosa doble piel dramática), optimista desde la decadencia, alegre ante la pérdida, optimista ante la redención y el perdón. Además de todo esto tenemos que hablar de una obra elegante en la forma, original y muy sorpresiva, con un continuo juego escénico que nos amortigua los golpes que nos va dando el desarrollo de la historia.
Esta emotiva coproducción (Producciones Teatrales contemporáneas, ACME, Tanttaka Teatroa, Gosua, Teatro Picadero, Iria Producciones y T4) nos llega a lo más profundo de nosotros mismos, porque nos habla sin tapujos de sentimientos, de miedos, de pérdidas, de la vida. Nos muestra las dos caras de la moneda, la belleza extrema del amor y el oscuro mundo de las despedidas. La historia consigue transmitir en todo momento la intensidad máxima de lo que cuenta, la ebullición del enamoramiento, la felicidad absoluta del amor, el dolor insostenible de la ruptura, la soledad ante la enfermedad, el miedo a la muerta, el vacío ante la pérdida de un ser querido, la superación de los miedos, el difícil camino en el que se va convirtiendo la vida y los distintos modos de atenuar el dolor. Todo ello se condensa en esta preciosa historia, que lo tiene todo para que salgamos del teatro con el corazón encogido y a la vez llenos de esperanza.
El llamado "niño maravilla" de la escena francesa, Alexis Michalik, ha sido el autor y director de esta historia. Con solo treinta y ocho años ya ha conseguido diez premios Molière. El 9 de Enero del pasado año 2020, estrenó en el Teatro La Scala-París su quinta obra, "Une histoire d´amour", que ahora llega a los Teatros del Canal dirigida por el propio Alexis (con la traducción de Bejamín Peñamaría), y por la que ganó el Molière al mejor director del teatro privado en 2020.
El propio autor cuenta que "esta obra nació de una ruptura. Quise entonces hablar de ese sentimiento de pérdida y preguntarme ¿Qué queda después del amor? Entonces escribí un melodrama, pero como me gusta reír, incluso entre lágrimas pronto se convirtió en una comedia dramática". Y nos ha descubierto muchos caminos, algunos tenebrosos y otros llenos de luz, en los que las heridas cuesta cerrarlas, incluso pueden permanecer ocultas muchos años. Una historia de amor y desamor, pero también de fidelidad y de compromiso, porque muchas veces necesitamos que la vida nos golpee para darnos cuenta de lo que queremos realmente. El autor consigue que cada uno de los personajes que componen este collage vital sea una pequeña parte de nosotros, con sus miedos y sus envidias, con sus recuerdos y sus fobias. Cada uno de ellos tiene un poco de cada uno de nosotros, por eso comprendemos tan bien cada una de las piezas de este complejo puzzle sentimental.
Alexis Michalik consigue un montaje dinámico, con el ritmo justo para que cada escena nos transmita en su justa medida. El director sabe medir a la perfección los tiempos de la historia, dotando a cada instante la intensidad y duración precisas para que todo resulte efímero y compacto, denso y veloz, sosegado y fugaz como la vida misma. Las escenas se van concatenando con precisión, sin estridencias, con precisos cambios de escenografía y vestuario ante los ojos de un público que agradece los momentos de sosiego. Un montaje aparentemente sencillo pero que contiene infinidad de matices, de cambios milimétricamente realizados, una sucesión de escenas que nos van llevando por una montaña rusa de sentimientos sin la sensación de que ocurra con brusquedad, todo se lleva con una precisa sencillez.
La historia comienza con la impetuosa llamada de Katia a Inés, a la que ha conocido en la mudanza de un amigo. Esa noche todo cambia en sus vidas. Inés, hasta hace poco con un novio que ahora vive en Australia, se deja llevar por la situación y descubre en Katia una forma de amar muy diferente a lo que conocía. Las dos se enamoran locamente, se van a vivir juntas y al poco tiempo (pese a los miedos de Katia al compromiso) se casan. Todo parece una idílica historia de amor. El mismo día de la boda, Inés le dice a Katia que quiere ser madre. Katia, que se había prometido no ser madre por traumas de su niñez, acepta con muchas dudas. Pero Inés va un paso más allá y le pide que se inseminen ambas y que sea el azar el que decida cual de las dos se queda embarazada.
Esta decisión, que aparentemente es sólo una muestra más del amor incondicional de ambas, tendrá consecuencias. Katia es la que se queda embarazada y a partir de ese instante la relación entre ambas cambia por completo. A los cambios de humor propios del embarazo se une la cada vez más distante actitud de Inés. A pocos días del nacimiento del bebé, Inés abandona a Katia. Tras doce años de vidas separadas, Katia enferma gravemente y comienza a buscar desesperadamente alguien que cuide de su hija. Tendrá que intentar enderezar a su hermano William, un escritor hundido desde que la vida le golpeó con dureza. Los dos hermanos deben recuperar los últimos cinco años, en los que no se han visto, e intentar normalizar lo inevitable. Queda poco tiempo y muchas heridas aún abiertas que se deben cerrar. La vida se escurre entre los dedos y hay muchas preguntas a las que Katia necesita encontrar una respuesta.
Uno de los puntos fuertes de la obra es la verdad que transmiten cada uno de los personajes de la obra, a los cuales vemos como personas cercanas, que podrían ser cualquiera de nuestro entorno. En el papel de Inés tenemos en alternancia a Aura Garrido ("Invierno en el Barrio Rojo", Muros", "El tratamiento") y Silma López ("Bárbara", "Cosas que hacer en Viena", "Trabajos de amor perdido"), que fue a la que pudimos ver en el pase del pasado Domingo. Silma nos regala un personaje con muchas aristas, que nos desconcierta por momentos, aunque al final conseguimos entenderla. La fuerza que transmite la actriz en escena da alas al personaje, que comienza con el temor de lanzarse al vacío con la relación con Katia y poco a poco va cambiando. La actriz consigue crear una Inés que sufre, que ama, impetuosa y pasional, pero también demasiado visceral y por momentos algo egoísta. Un papel complejo al que Silma consigue dar todas las tonalidades necesarias.
En el papel de Katia tenemos a una impecable Loreto Mauleón ("La villana de Getafe", "La viuda alegre", "Fuenteovejuna") que nos congela el alma con una prodigiosa interpretación. Loreto lleva todo el peso de la obra, metiéndose en la piel de una Katia que se nos presenta muy lanzada, para ir poco a poco mostrándonos todos sus miedos. La actriz hace un trabajo impecable, dotando al personaje de infinidad de capas, de matices, de quiebros en una personalidad compleja y muy golpeada por un pasado que no le deja avanzar. La capacidad de Mauleón para ir trazando en cada escena una pincelada más sobre la personalidad de Katia, nos lleva a conocer poco a poco a este complejo personaje, desde la fuerza y la energía que la actriz le da en todo momento.
Junto a la pareja protagonista tenemos, de forma alterna, a Félix Gómez ("La golondrina", "Alejandro Magno", "El día que nació Isaac") oNacho López ("Cádiz", "El plan", "Los miércoles no existen") en el papel del William, el hermano de Katia. El Domingo pudimos ver a Nacho dando vida a este particular escritor, que pasa de ser un triunfador a un alcohólico por los duros golpes que le ha dado la vida. Nacho consigue una creación muy compleja, la de un personaje que transita lugares oscuros, esos que nadie quiere recorrer, pero que debe salir de ellos para ayudar a su hermana y, sobre todo, a su sobrina. La relación que se va tejiendo entre William y la niña es una delicia. Hermoso también es el modo en el que se relaciona con su mujer Clara, a la que da vida Almudena Cid ("La cocina", "Linda vista").
Cid demuestra su maestría en el baile, regalándonos momentos inolvidables. Además interpreta a varios personajes más, en los que cambia de registro con una increíble destreza. Para dar vida a Sol, la hija de Katia, se alternarán Alba Bersabé, Teresa Cordero, Alicia Chojnowski o Berta Sánchez. Un papel secundario pero que toma mucho peso en el desenlace de la obra.
Como ya hemos comentado antes, la escenografía diseñada por Juliette Azzopardi es aparentemente muy sencilla, pero contiene una gran complejidad, por la multitud de lugares diferentes por los que transita la historia. Resulta impecable la forma en la que los propios actores (con la ayuda de dos mujeres más) desmontan cada una de las escenas para crear la siguiente. Del mismo modo, el vestuario creado por Marion Rebmann y Almudena Bautista es muy diverso y nos muestra en cada escena el momento vital de los personajes. La iluminación de Arnaud Jung nos da las diversas tonalidades de la historia, con un cuidado tratamiento de cada una de las piezas, para conseguir el ambiente preciso en cada momento. Pierre Antoine Durand es el responsable del sonido que envuelve toda la historia y nos acerca aún más a los personajes.
En definitiva, estamos ante una obra deliciosa, tierna, conmovedora. Los personajes nos transmiten su vulnerabilidad, se exponen ante el amor y sufren ante la ruptura, se hacen fuertes ante la adversidad y luchan por conseguir que el final sea solo un nuevo comienzo sin las mochilas acumuladas. Una comedia dramática llena de verdad, de vida, de corazón, con un elenco maravilloso que nos encoje el alma con unas preciosas interpretaciones. Una obra muy recomendable para estos días prenavideños. Y si en estos días no podéis ir a verla, a partir del 26 de Enero podremos disfrutarla en el Teatro Infanta Isabel.
INÉS AURA GARRIDO o SILMA LÓPEZ (en alternancia) Silma López: 1, 3, 5, 7, 9, 11, 14, 16, 18 de diciembre Aura Garrido: 2, 4, 8, 10, 12, 15, 17 y 19 de diciembre *La alternancia de los actores está sujeta a cambios
KATIA LORETO MAULEÓN
WILLIAM FÉLIX GÓMEZ o NACHO LÓPEZ (en alternancia)* Félix Gómez: 1, 3, 4, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 14, 17, 18, 19 de diciembre Nacho López: 2, 5, 12, 15 y 16 de diciembre *La alternancia de los actores está sujeta a cambios
CLARA y otros personajes ALMUDENA CID
SOL ALBA BERSABÉ o TERESA CORDERO o ALICIA CHOJNOWSKI o BERTA SÁNCHEZ
Dirección: Alexis Michalik Adjunta a la dirección: Ysmahane Yaqini Ayudante de dirección: Andreína Salazar Traducción: Benjamín Peñamaría Directora de casting: Rosa Estévez Escenografía: Juliette Azzopardi Vestuario: Marión Rebmann y Almudena Bautista Vídeo: Mathias Delfau Iluminación: Arnaud Jung Sonido: Pierre Antoine Durand Peluquería: Chema Noci Comunicación: Ángel Galán Fotografías y diseño gráfico: Javier Naval Fotografías de función: Elena C. Graiño Dirección técnica: Emilio Valenzuela Coordinación de producción: Carlos Montalvo Adaptación coreográfica: Carolina Blutrach Producción ejecutiva: Olvido Orovio Dirección de producción: Ana Jelin
Gerente: Sagrario Sánchez Regidora: Rosa Ana García Lara Maquinista / técnico de sonido y vídeo: David Vizcaíno Técnico iluminación: Ion Aníbal López Construcción de escenografía: Mambo Decorados Transporte: Taicher
Una coproducción de Producciones Teatrales Contemporáneas, ACME, Tanttaka Teatroa, Gosua, Teatro Picadero, Iria Producciones y T4 Colabora: Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid
En acuerdo con ACME Agradecimientos: Teatro José María Rodero de Torrejón de Ardoz, Teatros del Canal, Estudio Juan Codina, Barco Pirata Producciones, Colette Nucci
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