Teatro: Las hermanas de Manolete. Teatro Fernán-Gómez

Las mujeres detrás del mito. Durante toda una época la figura de la mujer en nuestra sociedad fue poco más que eso, una mera comparsa. La acompañante, la hermana, la madre, la que trabajaba en la sombra para que el hermano saliera adelante, la que mantenía el mundo en orden mientras los hombres lo disfrutaban. Prodigioso montaje en el que, desde la perspectiva de tres mujeres muy diferentes, aunque todas tachadas de putas, obtenemos una precisa radiografía de la realidad española de mediados del siglo pasado. Tres almas que se encuentran tras la muerte del torero, para mostrarnos el dolor y la rabia de una vida siendo observadas, unas en el pueblo, otra por la alta sociedad, siempre juzgadas y siempre señaladas.



No se oye a nadie, no habrán llegado todavía. Es cuando mejor se está, cuando estamos solas”. Así nos reciben estas hermanas de Manolete en el Fernán Gómez, en la cocina de su casa cordobesa, cocinando rabo de toro, con la radio puesta, bajita, no vaya a ser que moleste. Como sus vidas, bajita, y que no molesten. Prevenida Lupe, prevenida. Menos mal que las cosas están cambiando, y no me refiero al Covid. Menos mal . 


Esta obra nos ofrece una visión de la sociedad franquista de los años 40 y 50, donde las mujeres eran invisibles, marginadas, inferiores, esas que necesitaban permiso para todo. Y sacrificadas, sí, por todos, sobre todo por el hombre, por el macho, por el toro. Menos mal que cambia, todo cambia. Esta historia negra de las hermanas del torero y de su amante, Lupe Sino, nos ofrece una visión distinta, arriesgada, de las mujeres que rodeaban a este torero, considerado como un dios en aquella época. Un Maradona de los ruedos. 

Mujeres valientes, creativas, terribles, mujeres lorquianas, mujeres fatales, mujeres todas, todas mujeres que nos ofrecen su vida, sus emociones, sus deseos, sus opiniones con el peso del qué dirán, de la envidia, del sacrificio. Y nos enseñan esta historia, de amor, de noches de Chicote, de poder, de sangre, de miedos, en clave de humor, negro, como el toro, como aquella sociedad gris, como la noche sin luna de Lorca. Entre coplas, pasodobles y el reguetón trap R&B pop rap pop afrobeat flamenco de C Tangana y sus demasiadas mujeres, cambiamos de planos, de cámaras. De escenarios, de clase social, de sumisión, de libertad, de pensamientos. 


Y nos vamos al cine, a la película de estas mujeres que rodearon al torero, y que por unas razones u otras, todas válidas y lícitas, todas quedan en mal lugar. De nuevo el franquismo, la oscuridad, el silencio, el encierro. Manuela y Remedios, Remedios y Manuela. Las hermanas mayores del torero, obligadas a ejercer la prostitución para pagar la formación de su hermano. Y es que a doña Angustias, la madre del torero, no le gustaba la novia de su hijo, la Lupe, y sin embargo permitía la humillación de sus hijas para que su hermano pudiera triunfar. Curiosa filosofía de vida, ¿ no creen? Pero como decía su marido, y padre de las hermanas, “Boca cerrada, y cabeza quieta, así nos educaba padre, como a madre”. 



Y por otro lado, Antonia Bronchano, Lupe Sino de nombre artístico, la mujer que le enseño a vivir a Manolete, la que le abrió los ojos, la que despertó al torero de mirada triste, la que le rajó las vestiduras y con la que decidió casarse y retirarse de los toros, pero apareció Islero y sus pitones, y la ingle derecha, y no hubo final feliz. Ni siquiera le permitieron ver al torero en aquel hospital de Linares. Esa mujer a la que llamaban la serpiente, a la que tacharon de puta, como a sus hermanas, pero por otra razón. Por querer disfrutar de la vida, de las noches de Chicote, de experimentar con las drogas, de vivir, de sentir, de pensar por sí misma, de no pedir permiso. Y claro, actriz y libre pensadora, pues puta. Su único defecto fue la de ser una mujer adelantada a su tiempo, y progresista, representando una ofensa para la hipocresía y las normas de la época. Pues repito, puta será. Tremendo, ¿no creen?. 



Y así fue la historia, y así nos la cuentan , a golpe de claqueta en Colón y su enorme bandera nacional nuestras queridas actrices. Alicia Mostesquiu, la recreadora de esta historia, de este grito de libertad que pide para Manuela, también para Remedios, y para todas esas mujeres a las que no se las permitió vivir con libertad, con derechos, también a equivocarse, pero al fin y al cabo derechos. Seis años de investigación, de trabajo, de creación que han llevado al montaje de este espejo de aquellos tiempos malditos. Y con que elegancia defiende al personaje, como le cuida, como quiere a su Manuela, la sacrificada, la honesta. 

Como pasea a Manuela por el escenario, con un respeto y una complicidad maravillosa, con una composición de registros que nos transmiten el tobogán emocional de la que no conoce la vida más allá de la cocina de su casa. Como se enfrenta a su hermano más allá de la muerte, porque ya no lo puede reprimir. “A ella vestidos y hoteles, a nosotras cocina y plancha”. Que precioso trabajo. Y que bien le queda ese vestido rojo, ese futuro al que aspira y no llega. 



Y su contrapunto, Remedios, Alicia Cabrera, con una naturalidad divina, con un toque de humor sincero, travieso, interior, que nos brinda el reflejo del ayer y la esperanza de un mañana que no llega, que se nubla de oscuridad entre esas paredes de hipocresía que han forjado su existencia y de la que quiere salir, pero no sabe cómo. Y que bien se complementa con su hermana, como nos gusta Remedios, como nos identificamos con ella desde el primer plano hasta el último… ”Mi madre es que tiene otras costumbres”. Remedios y el qué dirán, y la angustia de su madre, Doña Angustias, que la oprime, la ahoga. Que bien nos lo muestra con su sombrero nuevo. Ese que nunca le dejaron poner. Hermanas en las tablas que nos ofrecen esa visión de aquella época a la que ya no queremos volver. Lo hacen con pasión, con humor, con humildad, con verdad. Gracias hermanas. 



Y visitan a Lupe al hotel, Ana Turpin, que se desenvuelve desde la frivolidad del pensamiento, que las enseña, que las cuida, a su manera, que les abre el corazón. Su corazón roto por la pérdida, por la injusticia, por no haber podido amar sin ese velo puesto, sin esa coraza social. Ana nos ofrece a una Lupe interior, más allá de la sofisticada actriz. Una mujer con fuerza, inteligencia, con coraje. Y eso en aquella época, ya me dirán. Abriendo mundo a las hermanas, cual Cenicienta en su zapato de cristal. “Las mujeres somos muy habladoras, y demasiado inteligentes. Mala combinación”. Y es que España se ha convertido en una cárcel , donde solo hay cabida para putas o monjas. Lupe nos seduce, nos conmueve, nos irrita ante esa falta de sinrazón, nos envuelve en cada palabra, en cada movimiento, en cada acción. Gracias también por este regalo. 




Bajo la dirección acertada de Gabriel Olivares, que consigue un montaje a mitad de camino entre el costumbrismo y el misterio, deshojando ante nosotros todos los misterios que arrastran estas mujeres, todo lo que dejaron atrás con la muerte del torero. Impecable dirección de actrices, creando tres maravillosos personajes que encajan a la perfección en una sociedad, la de la dictadura, en el que la mujer tenía un papel residual en la sociedad y de absoluta servidumbre. Preciso, poético y contundente el texto de Alicia Montesquiu, descubriéndonos la realidad en torno a una de las figuras del toreo, a las mujeres que le acompañaron en su vida, aquellas que le sirvieron de "impulso" a la fama y la que compartió su vida con él, todas señaladas por diferentes motivos como putas por una sociedad que sólo encumbraba al maestro, al hombre, al macho. La historia nos sitúa en barrera del coso, en las noches de Chicote, en la cocina de Remedios, en el hotel de Lupe, en la mente de Manuela, en el qué dirán de Angustias, en la figura de Manolete y su mundo, y nos lo muestran , nos lo mastican. 




La cuidada escenografía de Marta Guedán, nos traslada de la casa cordobesa de la familia a un lujoso hotel madrileño con elegancia y sencillez, para llevarnos a lugares más oníricos donde Ana Turpin, o La Lupe, nos recitan líneas desgarradoras, todo ello como parte de un rodaje que vamos encajando al mismo tiempo que las actrices colocan las distintas piezas de la escena. El vestuario de Mario Pinilla es sencillo a la par que muy significativo, elegante y colorido para la rebelde Lupe, sobrio y enlutado para las sumisas hermanas. Destacar también la brillante iluminación de Carlos Alzueta, capaz de impregnar de distintas tonalidades cada una de las escenas, marcando el carácter más austero de la casa familiar, bañando de luz el hotel de la Lupe, diluyendo el espacio de las ensoñaciones en las noches de Chicote. Por último debemos destacar el espacio sonoro de Ricardo Rey, capaz de envolvernos, de susurrarnos, de golpearnos con fuerza cuando las protagonistas se sinceran.


Que lindo es el teatro cuando nos transmite sensaciones y cuando nos invita a pensar. Que grandes estas hermanas y esta Lupe que nos abren la mente. Con sinceridad, con sencillez, con muchísimo estilo y respeto. Suenan los clarines. Bandera en la plaza de Colón. Se barrunta la corrida, esta vez en el Fernán Gómez, sin sufrimiento animal de por medio. Vivan el teatro de verdad, el que nos muestran estas mujeres. Yo de ustedes sacaría dos entradas en la barrera del 7. Vengan al teatro. Vivan la cultura. Seguro y segura.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Jardiel Poncela
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 12 al 30 de Enero. De Martes a Sábado a las 20:30. Domingo a las 19:30.
Entradas: Desde 15€ en teatro-fernan-gomezPrograma de mano.

Ficha artística

Reparto: Alicia Montesquiu, Alicia Cabrera y Ana Turpin
Producción: ElReló en colaboración con TeatroLAB Madrid
Producción ejecutiva: Gaspar Soria
Dirección: Gabriel Olivares
Ayudante de dirección: Jesús Redondo
Texto: Alicia Montesquiu
Escenografía: Marta Guedán
Vestuario: Mario Pinilla
Iluminación: Carlos Alzueta
Espacio sonoro: Ricardo Rey
Asesoría vocal: Yolanda Ulloa
Asesoría de movimiento: Andrés Acevedo
Fotografía cartelería: Javier Biosca
Fotografía y vídeo de escena: Nacho Peña
Diseño gráfico: Javier Biosca y Sergio Avargues

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