Toda historia tiene dos caras, dependiendo de la persona que nos cuente y la versión que esta tenga de los hechos. A día de hoy nos resulta complicado entender como los nazis tuvieron tanto apoyo popular, como Hitler y sus altos mandos eran jaleados por la juventud como si de un grupo de rock o un equipo de fútbol (por buscar una similitud con los ejemplos más evidentes del fenómeno fan). Es muy interesante acercarnos a este montaje para conocer ese otro punto de vista, esa devoción casi enfermiza que sentían los alemanes por los nazis, y como jaleaban todos sus lemas. Una historia que nos hará tener una visión más general de lo que fue uno de los episodios más oscuros del pasado siglo.
Tras la contundente "Barro", La Joven estrena estos días en el Círculo de Bellas Artes (es increíble que un proyecto tan interesantes como este no acabe de asentarse en una sede fija) la segunda parte del ciclo Mapa de las ruinas de Europa, con el que "reflexionan sobre la idea pasada, presente y futura de Europa". Si su predecesora se situaba en el marco de la Primera Guerra Mundial, "Fuego" se sitúa en los años previos al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, centrándose en la subida al poder de Hitler y la efervescencia popular con todo lo que promulgaban. La obra se centra en dos grupos de jóvenes, para mostrarnos la devoción que sentían por el partido nazi.
La Joven es uno de los proyectos más interesantes del panorama nacional, tanto por los proyectos en los que se embarca como por su labor pedagógica. La compañía nace de la Fundación Teatro Joven y tiene como misión "extender el amor por la cultura y el teatro a través del desarrollo de jóvenes profesionales, artísticos y técnicos, fomentando la investigación dramática y buscando la incorporación de los públicos jóvenes al teatro a través de la dramaturgia contemporánea". Una labor impecable, contando con dramaturgos y directores de primer nivel para crear obras con una profunda carga social, en la que se tratan temáticas que atraen a las jóvenes generaciones, inculcando el interés por el teatro. En ocho años, podemos leer en su web, han estrenado 17 montajes que han disfrutado más de 300.000 espectadores. La Joven tiene clara su misión: "Contribuir a la creación de futuros profesionales, artísticos y técnicos, fomentando la investigación dramática y buscando la incorporación de los públicos al teatro a través de un proyecto pedagógico", a lo que yo añadiría que son uno de los proyectos más frescos, innovadores y diversos del panorama teatral.
En su vertiente más pedagógica, durante la crisis del COVID han puesto al servicio de la comunidad educativa de toda España sus obras grabadas para acceso gratuito, y cediendo al profesorado y al alumnado el material educativo para que pudiera ser utilizado durante el confinamiento. Han sido más de 100.000 visualizaciones en estos tiempos tan difíciles. Por todo esto cuesta entender como un proyecto tan ambicioso y tan necesario para los jóvenes sigue teniendo que mendigar un espacio en el que exponer sus montajes. Desde que los seguimos han pasado por el Conde Duque, por los Teatros del Canal, y ahora aterrizan en el Círculo de Bellas Artes. Creo que merecerían un espacio estable en el que poder asentarse y que todos asociemos a La Joven.
Volviendo al montaje, estamos ante una obra que pertenece a una tetralogía y como tal cogerá mucho más empaque al verse en su conjunto, para poder entender la evolución de Europa a lo largo del pasado siglo. Este "Mapa de las ruinas de Europa" reflexiona sobre Europa "a través de una mirada que nos permita dialogar entre lo que ayer fue nuestra Historia, y lo que hoy es nuestro presente". La idea de estas piezas es que nazcan del estrecho trabajo de documentación y creación entre dos autores y el director de la pieza. Si la primera de las obras fue encargada a Guillem Clua y Nando López, esta segunda pieza ha sido escrita por Quique y Yeray Bazo y dirigida por José Luis Arellano García.
Este "Fuego" nos traslada al umbral de la Segunda Guerra Mundial y nos muestra dos historias protagonizadas por jóvenes alemanes de este periodo de entreguerras. Un grupo de chicas pertenecientes a las Deutscher Mädel (Liga de Muchachas Alemanas), fervientes seguidoras del régimen, jalean a sus ídolos y compiten sobre su fidelidad. El grupo de jóvenes pertenecientes a las Hitlerjugend (Juventudes Hitlerianas) pelean por ver quien es el líder del grupo, ver quien conoce mejor los designios a cumplir, quien es el más puro. En ese tiempo todo parecía posible para ellos. Desde las Hitlerjugend y las Deustcher Mädel se empezaba a dar forma a la nueva Alemania. "Tenían las manos puestas en la rueda de la historia, a solo un giro de cambiarlo todo para siempre. Estaban dispuestos a entregarse a esta misión, solo necesitaban ser llamados. Y lo fueron".
"Pocos pudieron sentir esto con la fuerza de quienes eran jóvenes en el periodo de entreguerras. En ese tiempo todo era posible". Bajo esta premisa, los autores cuentan que en su investigación sobre la Alemania de este periodo descubrieron que en una entrevista en Enero de 1933, Hitler declaró: "Estoy empezando con los jóvenes. Nosotros, los mayores, estamos consumidos. Estamos podridos hasta la raíz. No nos quedan instintos libres de ataduras. Somos cobardes y sentimentales. Cargamos con el peso de un pasado humillante, y corre por nuestra sangre el apagado reflejo de la servidumbre y el servilismo. Pro ¡ay mis magníficos jóvenes! ¿Acaso los hay mejores en algún lugar del mundo? ¡Miren a estos jóvenes y niños! ¡Qué material! ¡Con ellos puedo construir un nuevo mundo". Este fue el punto de partida para la creación de las Hitlerjugend y la Bund Deutscher Mädel, con las que los jóvenes se unieron fervientemente al movimiento.
QY Bazo se preguntan "¿Qué pasa cuando se toma por la fuerza la energía de la juventud? ¿Qué pasa cuando se le inflama cuando el propio Estado el que prende la caldera y la mantiene viva? ¿Qué peligro corre Europa cuando se decide que los jóvenes deben convertirse en soldados?". Y así comenzó todo, así se consolidó el movimiento nazi en torno a los jóvenes alemanes, "con fuegos de campamento y canciones formaban el orgullo nacional. Con ejercicios gimnásticos y combates de boxeo se preparaban para la próxima lucha cuerpo a cuerpo. Con las marchas aprendieron a desfilar, a descifrar mapas, a soportar la vida espartana que les esperaba en el frente. Con las lecturas oficiales al calor de la hoguera, comprendieron su destino. se supieron superiores a los demás e identificaron con claridad a sus amigos. Ellas y ellos estaban dispuestos a dar lo mejor de sí mismos, pero les pidieron lo peor. Éste es el drama de una juventud manipulada; lanzada directa hacia el fuego".
Esta obra es un disco de dos caras, dos caras de una misma moneda. Dos historias separadas cuatro años, que reflejan el auge del movimiento nazi en el periodo entreguerras. Dos grupos de jóvenes convencidos de lo que deben hacer. Dos episodios sobre la juventud alemana en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, que nos muestra como pensaban, como amaban al partido y sus ideales. Al calor de una hoguera, conoceremos a un grupo de chicas de la BDM y a un grupo de chicos de las Juventudes Hitlerianas, en dos noches que marcarán el destino del mundo.
En la primera de estas noches, las chicas de la BDM acuden al Congreso de Nuremberg de 1934, donde Hitler y los altos mandos del partido dieron un discurso ante más de 60.000 jóvenes que escuchaban entusiasmados. Ellas, viven con pasión este momento histórico, dispuestas a cualquier cosa que diga el partido. La segunda de las noches nos traslada al 1938, en la víspera de la denominada "Noche de los cristales rotos", en la que cuatro jóvenes de las Juventudes Hitlerianas se mueven entre unos ideales que los tienen cegados. En las dos historias conoceremos jóvenes que no conocen otra cosa que lo que les han dicho. Todos ellos tienen miedo, pero también esperanza... y odio. Ambas tienen un denominador común: "los protagonistas son jóvenes que estaban dispuestos a dar lo mejor de sí mismos pero les pidieron lo peor". Este es "el drama de una juventud manipulada, lanzada directamente al fuego".
La primera de estas históricas noches la protagonizan Margaret, Sabine, Melita y Klara, cuatro chicas a las que escucharemos frases tan escalofriantes como que "ese honor apesta a alcohol. Ese honor hace llorar. Y cuando viene sordo, ciego y loco. Yo le canto", "aquí está nuestro campo de batalla. Dar niños es nuestra forma de luchar", "mi sueño no es que el Führer me dé una medalla como la tuya. Yo no quiero ser ama de casa", "ya no importa de quienes seamos hijas. No tenemos que seguir pagando por sus errores". Ellas son María Valero, Cristina Varona, Marta Velilla y Luna Zuazu, cuatro actrices impecables, que derrochan energía y hacen un impecable trabajo coral, en el que es el grupo el que sobresale por encima de lo individual. Cuatro chicas que "bajo esa aparente unión, correrán el riesgo de ser incendiadas esa misma noche por una forma de ver el mundo, la cosmovisión nazi, que les exigirá más de lo que algunas de ellas están dispuestas a dar".
La segunda de esas noches la protagonizan Lucas, Martin, Bruno y Pimpf, que nos hacen vivir esta trascendental noche con la crudeza de cuatro almas abocadas al sufrimiento, la lucha y, muy posiblemente, la muerte. Ellos son un grupo de jóvenes que se preparan para pasar la noche en el bosque. Una hoguera, canciones, lecturas de libros, un rito iniciático para el novato del grupo, "un rito que tiene como objetivo comprobar hasta qué punto está dispuesto a ser uno de ellos, y si estará a la altura de lo que tendrán que hacer al día siguiente". Ellos son Alejandro Chaparro, José Cobertera, Víctor de la Fuente y Jota Haya, cuatro actores que dan vida a personalidades muy diversas, que nos mostrarán las dificultades y los miedos que se vivían en aquellos días. Al contrario que en la primera historia, en esta destaca más el trabajo de cada uno de los actores que el colectivo, perfilándose cada uno de los personajes de manera mucho más clara.
Como en todos los montajes de La Joven, el trabajo técnico resulta impecable. La escenografía diseñada por Silvia de Marta (encargada también del vestuario) es sencilla pero eficaz. Una única pieza domina el escenario, una caseta metálica por la que ocurren algunos fragmentos de la historia pero no es un elemento fundamental de la obra. Más trascendental para el devenir del montaje es el cuidado diseño de luces de Jesús Díaz Cortés, que mantiene un ambiente de penumbra durante la mayor parte de la obra, a la que consigue dar diversos matices. Por último hay que destacar el contundente espacio sonoro creado por Alberto Granados Reguilón (responsable también de la música), muy acorde con el tono de euforia arrasadora que en aquellos tiempos destilaban los actos de los nazis.
En definitiva, estamos ante un interesante montaje que nos sitúa en un lugar al que no solemos acudir. Ponernos en la piel de estos jóvenes alemanes nos hace cambiar de perspectiva sobre todo lo que solemos ver de la Segunda Guerra Mundial. Impecable tanto en su contenido como en su forma, la obra entretiene a la vez que nos intimida por la vehemencia de los jóvenes alemanes. Un ejercicio brillante de historia que se suma a esta particular visión del pasado siglo con el que La Joven quiere hacer ese "Mapa de las ruinas de Europa". Adéntrense en estos años de entreguerras y conozcan desde dentro a las juventudes nazis. VOLVAMOS A LOS TEATROS, APRENDAMOS CON LA CULTURA. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Círculo de Bellas Artes.
Dirección: Calle Alcalá 42.
Fechas: Del 11 al 25 de Febrero. Viernes y Sábados a las 20:00.
Entradas: Desde 16€ en entradascirculobellasartes.
DIRECCIÓN José Luis Arellano García
DRAMATURGIA QY Bazo
ELENCO Alejandro Chaparro, José Cobertera, Víctor de la Fuente, Jota Haya, María Valero, Cristina Varona, Marta Velilla y Luna Zuazu
ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO Silvia de Marta
DISEÑO DE LUCES Jesús Díaz Cortés
MÚSICA Y ESPACIO SONORO Alberto Granados Reguilón
MOVIMIENTO ESCÉNICO Andoni Larrabeiti
AYUDANTÍA DE DIRECCIÓN Paco Gámez
AYUDANTÍA DE ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO Juan José González Ferrero
DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN Olga Reguilón Aguado
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