La compañía Nao d´amores trae una obra clásica y deliciosa a un entorno tan mágico como apropiado para ser representada. No se me ocurre lugar más idóneo para acercarnos la historia y la figura de Inés de Castro que la sala principal del Teatro de la Abadía. Durante 90 minutos viajamos al siglo XIV, época en la que se desarrolla la obra.
La compañía segoviana Nao d’Amores, adapta Nise Lastimosa y Nise Laureada, dos piezas dramáticas del poeta gallego Jerónimo Bermúdez. Se trata de una de las historias legendarias más apreciada por nuestros vecinos portugueses. Fruto de esa adaptación ve la luz Nise, la tragedia de Inés de Castro.
Inés de Castro era una noble gallega que se trasladó a la corte portuguesa como dama de compañía de su prima Constanza Manuel cuando esta se prometió con Pedro I, que por entonces todavía era príncipe y que, en lugar de su futura mujer, se enamoró de Inés que fue el verdadero amor del infante, con el que tuvo varios hijos. La historia de amor se desarrolló en Coimbra y aunque se trata de una historia digna de la mejor película romántica, no todo fue rosas y felicidad.
Dicha relación no fue bien vista a los ojos fundamentalmente de los validos del rey Alfonso quien no tardaron en empezar a intrigar y conspirar con el propio monarca para que pusiera fin a la vida de Inés.
El rey falto de personalidad y decisión no acaba de tomar la decisión y plantea sus dudas en un principio a sus asesores y posteriormente a la propia Inés. Acudimos en este momento a uno de los momentos más emotivos de la obra donde Inés rebate los endebles argumentos del rey para matarla: “Si amor con muerte pagas, ¿con qué piensas Señor pagar el odio?”.
Para acabar en el acto más cobarde al lavarse literalmente las manos sobre el destino fatal que la esperaba, depositando toda la responsabilidad en aquellos que habían conspirado.
Sin darnos cuenta nos vemos inmersos en una historia atemporal donde los intereses políticos y económicos, las presiones palaciegas llevan al rey Alfonso a mirar para otro lado y permitir el asesinato de Inés.
Dos de los conspiradores que durante mucho tiempo han estado moviendo los hilos e intrigando en contra de Inés son los encargados de cometer el crimen, Inés es asesinada en la Quinta das Lágrimas en 1355.
Un crimen con múltiples motivos, no ya sólo la condición social de Inés sino sobre todo la gran influencia que tenía Castilla sobre Portugal con dicho matrimonio.
El infante Don Pedro se enfrenta a su padre -el rey- por haber permitido la muerte de su amada. Cuando fallece el rey, Don Pedro es nombrado rey de Portugal y una vez nombrado, su primera decisión es desenterrar a Inés y coronarla reina.
Mientras tanto los responsables del asesinato huyen a Castilla.
Casi siete siglos después somos privilegiados testigos de una historia como decía atemporal. Muchos de los problemas de fondo continúan hoy día estando de enorme actualidad. La lucha por el poder y una serie de interminables cuestiones que dicha batalla lleva aparejada. La justicia, la violencia, el amor, la locura, la venganza, la hipocresía…
La dramaturgia y dirección de la obra corresponden a Ana Zamora, de quien hemos podido disfrutar hace poco su montaje de Numancia.
El trabajo de Ana supone traer a primer plano para el gran público una historia tan bella como desconocida. Se trata de recuperar una pieza fundamental de la Edad Media que nos transporta irremediablemente al Renacimiento y al barroco.
Como detrás de todos los grandes montajes hay un exhaustivo y meticuloso trabajo de estudio e investigación desde un punto de vista multidisciplinar, ya que se conjugan la historia, la literatura, la música y el arte.
Como la propia directora explica sobre este montaje, “Nos lanzamos a explorar un espacio insospechado, el de la tragedia renacentista, integrado por aquellos humanistas del siglo XVI, que pretendieron crear en nuestra lengua un teatro basado en los principios y modelos del mundo antiguo. Una suculenta oportunidad para profundizar en la visión del mal gobierno y la arbitrariedad de la justicia, a través de una de las historias más conocidas de la tradición hispanolusa: La leyenda de Inés de Castro”.
Notable la dirección musical a cargo de Alicia Lázaro dando muestra del enorme trabajo de investigación también en el ámbito musical de la época. Si ya es un lujo poder contar con música en directo lo es doblemente si se ejecuta con instrumentos tan variados como la viola de gamba, el órgano positivo, clave, arpa, orlo o el pandero cuadrado, con un repertorio musical que incluye piezas de Diego Ortiz, Alonso Mudarra, Cristóbal de Morales o Diego Pisador y procedentes de cancioneros portugueses y franceses.
Maravilloso el trabajo desarrollado por Alba Fresno e Isabel Zamora, además de José Hernández Pastor contratenor que nos guía con su voz a lo largo de la historia.
Sobresaliente Deborah Macías con el cuidado vestuario que nos mete de lleno en la Edad Media con una prendas artesanas, fundamentalmente de lana gruesa y que le supuso el premio Max 2021 al mejor diseño de vestuario.
La iluminación de Miguel Ángel Camacho no hace sino realzar la majestuosidad de la obra en general y de algunas escenas en particular.
Destacar las distintas coreografías fruto del bien hacer de Javier García Ávila, donde mención especial merecen el entierro de Inés, su desentierro y posterior coronación y la venganza de Pedro con los asesinos de su amada. Una ejecución sencilla realizada con enorme delicadeza y cuidado con un resultado simplemente espectacular.
En cuanto a la escenografía de Ricardo Vergne, basta con una palabra impecable. Tierra sobre el centro del escenario que rodea un pequeño estanque donde se desarrollan las escenas más trágicas de la trama. Con cerámica portuguesa, una enorme campana que va marcando el tránsito entre las escenas y un botafumeiro que de un lado a otro de la sala viaja tanto sobre los actores como sobre el público.
No se me ocurre un entorno más ideal para la representación que el teatro de la Abadía.
Vicente Fuentes es el responsable de la perfecta dicción del verso de los actores tan necesario para la comprensión por parte del público, y Fabio Mangolini se encarga de las máscaras.
En cuanto al elenco responde con rigor y disciplina tanto desde un punto de vista colectivo como individual para hacer frente a la enorme exigencia de la obra. A la dificultad del texto se unen las coreografías, las danzas, las canciones y la intensidad requerida en determinados momentos. Todo realizado a la perfección con enorme meticulosidad.
Como
decía el elenco realiza un increíble trabajo donde destacan Natalia Huarte
en el papel de Inés y el rey Alfonso interpretado por José Luis Alcobendas.
Magníficos también en sus respectivos papeles Alba Fresno, José Hernández
Pastor, Eduardo Mayo y Alejandro Saá.
Además de trabajar con enorme soltura y claridad el difícil texto, cantan y
bailan con un resultado excepcional.
En definitiva, una de las obras de la temporada a la que sólo se le puede poner una pega y es el poco tiempo que ha estado en escena, esperando que pronto tengamos la oportunidad de disfrutarla o poder volver a verla como es mi caso.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Ficha artística:
Dramaturgia
y dirección: Ana Zamora.
Dirección musical: Alicia Lázaro.
Asesor de Verso: Vicente Fuentes / Fuentes de la Voz.
Vestuario: Deborah Macías (AAPEE).
Escenografía: Ricardo Vergne.
Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
Coreografía: Javier García Ávila.
Asesor de Máscaras: Fabio Mangolini.
Ayte. de Dirección: Verónica Morejón.
Ayte. de Escenografía y Vestuario: Irma Martínez.
Realización de vestuario: Ángeles Marín / Maribel Rodríguez.
Realización tejidos artesanales: La Real Lana.
Realización de escenografía: Purple Servicios Creativos.
Realización de utilería: Ricardo Vergne / Miguel Ángel Infante.
Dirección técnica: Fernando Herranz.
Prensa: Josi Cortés.
Producción ejecutiva: Germán H. Solís.
Distribución: Nao d´amores .
Elenco:
José
Luis Alcobendas.
Alba Fresno.
José Hernández Pastor.
Natalia Huarte.
Eduardo Mayo.
Alejandro Saá.
Marcos Toro.
Isabel Zamora.
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