Vuelve a la sala El umbral de la primavera Ancestras, la historia de una madre, una hija, una abuela, una bisabuela. La historia de Carmen, Antonia, María… De tantas y tantas mujeres olvidadas y que desde el silencio y el anonimato sacaron adelante a sus familias.
Cada vez que vuelvo al Umbral es como descubrirlo por primera vez. Si a ello se une la posibilidad de ver una obra que me quedé con ganas de ver el pasado noviembre debido a que las entradas se agotaron, doblemente contento.
Entramos a la sala y encontramos algo que siempre me atrapa. El elenco ya está sobre el escenario en silencio aguardando que poco a poco nos vayamos acomodando en nuestros asientos.
Ancestras viene a dar luz al pasado, a los silencios, al pensamiento de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras bisabuelas. Es la búsqueda de respuestas a preguntas que no se hicieron sobre hechos que no se contaron o se trataron de olvidar.
Una búsqueda entre los secretos, los silencios, los miedos, el amor, la locura, la infelicidad; con la intención de recuperar tantas y tantas historias olvidadas y silenciadas.
Un intento por recuperar la vida de nuestros antepasados, por darles la visibilidad que en su momento se les negó. Un homenaje a nuestros mayores, a nuestros ancestros.
La obra comienza con los monólogos de las protagonistas que van perfilando así sus personajes. Con posterioridad se presentan los diálogos entre las tres generaciones de la familia.
Deliciosa la idea de viajar desde el pasado al presente diferenciándolo con el acento de las protagonistas. Desde Níjar en Almería, pasando por Melilla y acabando en Barcelona.
Las actrices dan vida a tres generaciones de una familia que con gran dulzura intentan conocer un poquito más de la vida, las decisiones, las frustraciones, los secretos de sus antepasadas.
La relación entre estas mujeres de diferentes generaciones no fue fácil tanto por el momento que les tocó vivir como por la mentalidad imperante en el época.
Además la convivencia y el desarrollo personal han debido coexistir con los abusos, los malos tratos y el rencor.
Excelente el trabajo corporal para recordarnos el imprescindible papel que tuvieron esas mujeres en el cuidado de sus mayores. La dependencia, el sacrificio propio y vital que suponía tener que cuidar de la madre, de la abuela aparece muy bien reflejado.
De igual modo la “enfermedad mental” real o no, hace acto de frecuencia con tanta delicadeza como dureza.
Maravilloso el momento del encuentro con sus antepasadas alrededor de una mesa con sus velas; muy bien hilado con el juego de “yo nunca, nunca..”.
La
obra está escrita, dirigida y producida por Mireia Salazar. Creadora,
educadora y artista escénica. Se forma en Teatro
e Intervencion Social y Teatro del Oprimido en la Escuela Forn de Teatre
Pa’Tothom, de Barcelona de la mano de Jordi
Forcadas. Recibe formación de Teatro Comunitario con Adhemar Bianchi y Monica Lacoste del Grupo Catalinas Sur de Buenos Aires .
Fundadora de la asociación y compañía teatral El Xiringuito, Teatre i Comunitat con la que desarrolla diferentes proyectos artísticos, talleres y formaciones y es cocreadora de obras como Un conte submergit, Quan les flors volaren y Trencant el silenci.
Recibe diferentes formaciones en interpretación, dramaturgia, danza-teatro y dirección escénica con profesionales como Marta Calvó, Pilar Gómez, la compañía Residui Teatro, Jose Sanchis-Sinisterra, Marcelo Díaz, Julia Varley, Lucía Miranda y Carlos Tuñón.
Desde el 2015 dirige el grupo de teatro Las Teatrekas formado por 18 mujeres del barrio de Vallecas de entre 45 y 75 años con las que ya ha estrenado dos obras de creación colectiva, Entre Vecinas y De barro, flores y lucha”.
El elenco lo forman Fátima Cué, Eli Zapata y Esperanza García-Maroto. Notable la versatilidad de todas ellas con una interpretación gestual y corporal destacable. Mención especial la coreografía que refleja los cuidados a los mayores y enfermos que requiere de un gran esfuerzo físico.
En resumen una gran oportunidad de disfrutar una deliciosa historia y rendir así homenaje a las grandes olvidadas de nuestra historia.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Ficha artística:
Actrices:
Fátima Cué; Eli Zapata y Esperanza García-Maroto.
Escenografía: Valeria Fieschi.
Diseño sonoro: Raquel Martínez.
Iluminación: Jaione Azkona.
Poemas de: Marta Mar.
Dirección: Mireia Salazar Campoy.
Ayudante de dirección: Paula Cueto.
Coproducción: Calatea.
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