Diálogo de sombras es el imaginario encuentro que podrían haber tenido dos de los más grandes autores españoles del siglo pasado, Valle Inclán y García Lorca. A lo largo de poco más de una hora comparten escritos, pensamientos y poemas en un delicioso montaje que nos trae el Teatro Lagrada.
Valle Inclán y García Lorca fueron los máximos representantes de las dos generaciones de escritores más importantes y legendarias de nuestra literatura, la del 98 y la del 27 respectivamente.
Dos autores muy distintos tanto por la diferencia de edad que tenían como por los temas que trataban en su literatura.
Sin embargo algo muy triste tenían en común, ambos murieron en el terrible año 1936. Valle Inclán de viejo y Lorca “de mala muerte”.
En ese año también falleció la tercera protagonista de este Diálogo de sombras, la niña presentación. Un personaje lleno de dulzura y ternura que está mediando en todo momento en las discusiones entre ambos autores.
De lo poco que sabemos de su relación en vida y como deja constancia de ello la obra, Valle Inclán pensaba que la poesía de Lorca era demasiado cursi. Por su parte Lorca si bien valoraba y mucho el Esperpento, no tenía en tan buena consideración las dotes como poeta de Valle Inclán.
Con gran acierto, a lo largo de la obra no se acaba de tener claro donde se produce ese encuentro, en el más allá, ambos están locos y se encuentran en un hospital psiquiátrico. Ni ellos mismos lo saben.
Ahí es donde aparece la figura de la niña presentación que hace las veces de cuidadora, enfermera y lo que haga falta. Lo mismo media en las constantes discrepancias entre ambos que les da su medicación diaria y les recuerda que no están muertos.
A lo largo de poco más de una hora escenifican fragmentos de sus obras más importantes, recitan poemas, hablan de arte, de literatura de España…
Vamos viajando a través de Martes de Carnaval, Poeta en Nueva York, doña Rosita la soltera, Bodas de sangre, Luces de bohemia, Poemas del cante jondo.
En definitiva una sentida reflexión sobre la época de nuestra historia que les tocó vivir a ambos. Con sus luces y sus sombras. Un viaje a lo largo de los principales momentos de sus vidas, con menciones a notables personajes contemporáneos de ambos.
La escenografía sencilla nos muestra una silla donde se sienta Federico, un sillón donde descansa Valle Inclán, un viejo baúl con muchos y variados objetos, muchos libros diseminados por el escenario que se van iluminando según los van abriendo y una lámpara que se enciende y apaga que va marcando las distintas fases de la obra. Una escenografía como indicaba sencilla, austera donde lo que realmente importa es la interpretación de los actores.
Notables tanto la iluminación de Fernando Medel como el vestuario de Santiago Giner que reflejan a la perfección un tiempo pasado y ya lejano.
La dramaturgia y la dirección corren a cargo de Cristina Yañez que también es la responsable del espacio escénico. Actriz, directora de escena y pedagoga teatral, es miembro de la Asociación de Directores de Escena de España. Directora de la Sala Teatro de la Estación de Zaragoza y miembro del equipo de dirección de la compañía Tranvía Teatro de Zaragoza. Cristina cuenta con una extensa carrera a sus espaldas tanto como actriz como directora.
El elenco está formado por Ana Cózar, Daniel Martos y Javier Anós. Maravillosa la caracterización de ambos autores muy cercana a la imagen real de ellos. Mucha sintonía entre los tres actores, destacando la complicidad en los diálogos entre ambos autores y con una Ana Cózar deliciosa en su interpretación que es el contrapunto perfecto a ambos genios.
Se trata en definitiva de una obra que aúna drama y comedia, que nos lleva de la escritura más popular a la literatura más culta; de la risa a la melancolía por todo lo que nos habría podido ofrecer Lorca de no haber sido asesinado.
Por ponerle una pega a la obra, diría que se me hizo algo corta y me quedé con muchas ganas de más.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Federico: Daniel Martos.
Valle Inclán: Javier Anós.
Niña Presentación: Ana Cózar.
Espacio escénico: Cristina Yáñez.
Diseño de Iluminación: Fernando Medel.
Diseño de vestuario: Santiago Giner.
Composición musical: Miguel Ángel Remiro.
Creación audiovisual: Susana Vacas.
Ayudante de dirección/producción: Juan Blesa.
Dirección de producción: Fernando Vallejo.
Dirección y puesta en escena: Cristina Yáñez.
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