Tomando como eje argumental el texto clásico de Aristófanes, llega a la Sala de la Princesa del teatro María Guerrero Las Aves, una profunda y divertida reflexión sobre el neoliberalismo y el populismo en la política.
Apenas habían transcurrido 50 años desde el nacimiento de la democracia en la antigua Grecia cuando ante las primeras señales de debilidad Aristófanes estrenó Las aves. Una obra donde se centraba principalmente en aquellas personas que utilizaban la política y los problemas sociales y económicos en su propio provecho y no en beneficio de la sociedad y de sus conciudadanos. Se trata de una comedia que en su momento resultó vencedora del segundo premio en las Grandes Dionisias del año 414 a. C.
Puede parecer increíble pero más de dos mil años después la obra sigue teniendo plena vigencia.
El argumento es sencillo Pistetero y su compañera Evélpides yendo de caza para comer matan por error a la democracia tomándola por un animal. Visto el resultado no les queda otra que huir pero donde ir, hay algún país donde puedan rehacer su vida y no ser perseguidos. En eso andan cuando se cruzan con una abubilla y fruto de la conversación Pistetero tiene una idea tan genial como disparatada, crearán la ciudad de las aves sobre las nubes.
Pero no es tan sencillo para poder construir es ciudad antes han de obtener la conformidad de las aves reunidas en asamblea.
Pistetero con enorme labia y don de gentes convence a las aves en su turno de palabra. Recurre a promesas y palabras muy populistas (como las que podemos ver actualmente en las noticias). Les habla de los 3 ejes sobre los que se construirá la nueva sociedad, la libertad, la competencia y el mercado.
La asamblea es surrealista por los participantes, por las propuestas y por la imposibilidad de sus detractores de hacer frente a sus argumentos.
Finalmente logra el voto favorable de la mayoría de ellas con la esperanza de que en esa nueva ciudad las aves de vean seguras y libres de los hombres que las matan para comérselas. Además con seguridad allí no les encontrarán.
Una vez obtenida la conformidad empiezan las obras sobre las nubes y van desfilando los intérpretes principales, políticos, policía, curas….van desfilando para dar su aprobación. Una aprobación que nunca sale gratis.
El gran acierto de la compañía es que vemos con absoluta normalidad todo. Que las aves hablen, que se comuniquen con los humanos, que se construyan ciudades sobre las nubes.
En pos de una libertad que aparentemente las aves “no tenían” se ven sumidas en una vida de precariedad siendo víctimas también del capitalismo y el neoliberalismo que siempre le acompaña.
Maravillosa la escena cotidiana, donde una familia de aves se sienta a la mesa a comer y cuentan sus problemas. Una escena que se da con seguridad en cualquier hogar hoy en día. Una madre preocupada y abnegada por su familia. El padre con problemas de salud por las malas condiciones de trabajo que sufre, un hijo adolescente que no hace nada con su vida y la hija con un enorme compromiso político y que es la única que no acaba de ver las ventajas de la vida en la ciudad de las aves.
La obra nos muestra a la perfección, las enormes semejanzas de nuestra vida y la similitud de la fábula con el mundo actual.
Memorable el momento en que se nos aparece el capitalismo, pero no el capitalismo malo no. El capitalismo como pensamiento filosófico. Y como le explicó a un ganadero como sacar más rentabilidad a sus vacas, el problema fue que no le entendió bien y todo se complicó de modo que al final a unos les toca ordeñar y a unos pocos beber la leche.
Es irremediable que nos venga a la cabeza George Orwell y su Rebelión en la granja.
La dramaturgia es de Joan Yago. Maravillosa la adaptación del texto de Aristófanes mezclando a la perfección la crítica social de la obra original adaptada a nuestros días y con enorme brillantez para darle el necesario toque de humor. Se trata de un texto fresco, ligero y muy divertido.
Joan ha señalado que “no habría sido capaz de escribir esta propuesta él solo fuera de La Calórica porque rompe todas las normas”.
En relación a la crisis política que estamos sufriendo señala “la obra no va del auge de la extrema derecha, pero sí que va de eso, no va de Trump ni de lo que está pasando en Europa, pero, de alguna forma, sí va de todo eso” y ha añadido “lo bonito de este viaje, que empezó en 2018, es que la obra se va resignificando y gana unos sentidos nuevos”.
Israel Solá se encarga de la dirección. Gran trabajo al
tener que hacer frente aunque sea una versión, a un clásico como éste. Respecto
al proceso creativo ha indicado que “Siempre trabajamos a partir
de ideas, de una forma colectiva. Los actores y actrices saben tanto sobre el
proyecto como el director y el dramaturgo y esto nos permite aprovechar al máximo
la inteligencia colectiva”.
Sobresaliente el trabajo de Albert Pascual en la escenografía, iluminación y vestuario. Muy original e impagable el vestuario.
En cuanto al elenco lo forman, Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López y Marc Rius. Magnifico el trabajo de todos ellos dando muestras de una enorme versatilidad tanto de humanos como de aves.
Unos actores que lo mismo son abubillas, flamencos o palomos que militares, curas, jueces con un enorme parecido a Hitler o la mismísima democracia.
La compañía la Calòrica es una formación teatral fundada en 2010 por un grupo de licenciados del Institut del Teatre de Barcelona que a lo largo de su trayectoria ha obtenido distinciones como el Premio Jaume Damians 2016 por La Nau dels Locos, los Premios Butaca 2018 al Mejor Espectáculo de Pequeño Formado y Mejor Texto por Fairfly o los Premios Max 2018 al Mejor Espectáculo Revelación y Mejor Autoría Revelación por Fairfly.
La obra ha recibido los siguientes premios Premis de la Crítica 2019: Mejor actor de reparto a Xavi Francés, Mejor vestuario a Albert Pascual. II Premis Teatre Barcelona 18/19: Mejor espectáculo de pequeño formato, Mejor actor de reparto a Aitor Galisteo-Rocher.
En definitiva una delicia de obra que nos hará no solo pensar sino también pasar un gran rato. Muy muy recomendable.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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