Teatro: La casa de Bernarda Alba. Teatro Español.

Llega al Teatro Español, probablemente una de las obras más representadas en los escenarios, La Casa de Bernarda Alba. El inmortal clásico de Lorca que nos sumerge en la España rural de los años treinta. Una oportunidad para disfrutar la obra a todos aquellos que todavía no hayan tenido ocasión de verla.



Federico García Lorca termina de escribir La casa de Bernarda Alba en junio de 1936, pocos meses antes de su asesinato. Margarita Xirgú la estrenó en Argentina en 1945. Desde entonces la obra se ha convertido en un clásico que no ha dejado de llevarse a escena en innumerables ocasiones y con la que se miden muchos directores y actrices.

 

Decidir llevar a escena "La Casa de Bernarda Alba" comporta sentimientos encontrados. Por un lado, tiene asegurado un enorme éxito de taquilla dado el tirón que las obras de García Lorca siguen teniendo. Por otro, supone una decisión arriesgada precisamente por lo conocida que es la obra y por la cantidad de versiones y representaciones que hemos tenido ocasión de ver.

 

En este caso además doblemente ya que José Carlos Plaza ya presentó la obra en 1984 acompañado de actrices como Aurora Redondo, Ana Belén, Mari Carmen Prendes o Enriqueta Carballeira entre otras.

 


 

Es aquí donde el pasado viene a condicionar la vida tanto de Bernarda como de sus hijas. Bernarda es esclava del vivir de sus antepasados. Cuando su marido no está, ella coge el testigo de éste, con una actitud dura y autoritaria con sus hijas. 

 

Actitud más motivada por lo que ha visto y vivido a lo largo de su vida que por lo que realmente pudiera creer o pensar.

 

La muerte del marido de Bernarda conlleva -no solo para élla sino para todas sus hijas- cumplir tanto el deseo de su marido como lo que ella misma había vivido tanto con su padre como en casa de su abuela. 

 

 

Ese deseo no es otro que cumplir un riguroso luto de ocho años durante los cuales ni ella ni sus cinco hijas saldrán de esos muros. Lo que viene a suponer un entierro en vida.

 

Vemos como por las distintas esquinas de la casa asoman las cabezas de las hijas de Bernarda, intentando escuchar lo que sucede o lo que hace cada una de ella. Dentro de la prisión en que se ha convertido la casa no deja de ser irónico que cada una de ellas se ha convertido en carcelera del resto.

 

Cada una de ellas empieza a partir de ese momento a intentar superar la reclusión a la que se ven forzadas por una madre intolerante y estricta. La imagen de la “libertad” la representa Pepe el Romano. 

 

 

Destaca la constante presencia de dos protagonistas que aunque no aparezcan en toda la representación están muy presentes a lo largo de ella. Uno de ellos es los habitantes del pueblo, cuyos rumores y chismorreos no dejamos de oír de fondo durante gran parte de la obra. El otro es Pepe el romano que encarna las ansias de libertad y la única esperanza para las hijas de Bernarda.

 

Una libertad engañosa ya que supone cambiar el patriarcado de su padre (y después el de Bernarda), por el patriarcado de Pepe. Un detalle aún mayor si tenemos en cuenta que Pepe es el único hombre que aparece en el texto.

 

La dramaturgia y la dirección corresponden a Jose Carlos Plaza que hace una adaptación algo diferente a la anterior versión que hizo en 1984. La variedad de personajes y matices de las distintas protagonistas de la obra son retratados a la perfección. 

 

Comenta el director respecto al montaje actual que "todo está reducido a la esencia para tener mayor impacto. He prescindido de todos lo accesorio y eliminando algunos personajes". El teatro y la sociedad han cambiado. "Todo ahora va mucho más rápido. Cualquier explicación en el teatro mata el teatro, de ahí la necesidad de utilizar elipsis y saltos para ir al grano".

 


 

Para añadir a continuación que "La obra tiene muchas cosas nuevas que decir viendo esta involución política y social tan tremenda en la que estamos, confirmada con lo que acaba de pasar en Afganistán. Por no hablar de la represión sobre la mujer y la fuerza de la religión en la sociedad. Había que pegar un grito. No podemos girar la cara ante los mismo horrores".

 

Complementa a la perfección el montaje la sencilla pero delicada escenografía de Paco Leal (encargado también de la iluminación). Apenas los restos del tronco de un árbol cortado y los infranqueables muros de la casa decorados con las imágenes de unas ninfas.

 


 

Arsenio Fernández es responsable del sonido y Gabriela Salaverri del diseño del vestuario. 

 

Destaca el impactante momento de la entrada de Bernarda y sus hijas en la casa volviendo del cementerio. Todas de un luto riguroso con un silencio que atraviesa el patio de butacas.

 

En cuanto al extenso elenco lo forman Consuelo Trujillo que hace una impecable interpretación de Bernarda. Una Bernarda seca, dura, autoritaria incluso violenta con sus hijas; tanto verbal como físicamente. 

 


 

Le hace frente Poncia, interpretada por una Rosario Pardo sobresaliente que pese a su condición de criada es la única que se atreve a hacerle frente a Bernarda. Y que parece ser la única capaz de intentar hacer entrar en razón a su ama pese a los desprecios y los insultos que sufre constantemente por parte de ésta.

 

Ana Fernández es Angustias la única que no es hija del marido muerto de Bernarda sino de un marido anterior, motivo por el cual es la única que tiene dinero de la herencia de su padre y de ahí que por un lado Pepe el romano quiera casarse con ella (a pesar de la diferencia de edad) y asimismo sea muy mal vista por el resto de sus hermanas por dicho motivo.

 

Marina Salas es Adela que dota a su personaje de una rebeldía y sensualidad excelente; por su parte Zaira Montes es Martirio que nos transmite con enorme sentimiento la terrible situación que vive ya que también está enamorada de Pepe el Romano y está decidida a que sea suyo o de nadie. Ambas muestran una maravillosa rivalidad tanto delante de la familia como cuando están solas.

 


 

Montse Peidro es Amalia y Ruth Gabriel interpreta a Magdalena la única hija que parece sentir realmente la muerte de su padre.

El elenco lo completa Mona Martínez que hace de María Josefa, la madre de Bernarda. Sin lugar a dudas el personaje más libre de la obra que se mueve a su antojo por la casa y por la vida. Imbuida en una deliciosa locura que da un toque de mucho contraste.

 


Se trata de una estupenda oportunidad de ver una de las obras más conocidas e interpretadas de Federico García Lorca y que se ha convertido ya en todo un clásico del teatro.

VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatro Español
Dirección: Plaza de Santa Ana. Calle del Príncipe 25.
Fechas: Del 6 de Mayo al 5 de Junio. De Martes a Domingo a las 19:00. 
Entradas: Desde 6€ en Teatro EspañolPrograma de mano.


FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

De: Federico García Lorca.

Dramaturgia y Dirección: José Carlos Plaza.

Con: Ana Fernández, Ruth Gabriel, Mona Martínez, Zaira Montes, Rosario Pardo, Montse Peidro, Marina Salas y Consuelo Trujillo.

Diseño de escenografía e iluminación: Paco Leal.

Diseño de sonido: Arsenio Fernández.

Diseño de vestuario: Gabriela Salaverri.

Director Adjunto: Jorge Torres.

Una producción de Producciones Faraute.

 

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