Nos adentramos en la sala verde de los Teatros del Canal como quien entra en una cancha de baloncesto. Frente a nosotros tenemos el parqué y un gran marcador, que nos ponen en situación sobre lo que vamos a ver. O quizás sea solo una excusa para hablar del endeble mundo en el que vivimos, uno en el que un comentario en Twitter puede tener más repercusión que una gran jugada del mismísimo LeBron James. Una inquietante historia que nos muestra como estamos interconectados con el mundo, como algo que ocurre a miles de kilómetros puede tener repercusión en el otro lado del mundo. Usando el baloncesto como elemento vertebrador, la obra pivota a su alrededor varias historias en las que nos sorprenderemos de la fragilidad de un mundo con eternas luchas de poder, desde la Guerra Fría hasta nuestros días.
En la era digital en la que nos movemos, todo depende de un clic. Un tuit puede crear un conflicto internacional en el que se tambaleen los cimientos mismos de la poderosa NBA. En un mundo que transita por arenas movedizas, parece que cualquier pieza que se descoloque dentro del tablero del mal llamado orden mundial, puede acabar con una avalancha de consecuencias incontrolables y en muchos casos imprevisibles. La bola de nieve que crea un retuit, un trending topic, un comentario malinterpretado, puede generar un efecto mariposa que sacuda a medio mundo. Esta obra, bajo el sello de Creación Canal, nos abrirá los ojos con algunos ejemplos que nos harán ver lo podrido que está el mundo. Y para que no queden dudas ya avisan al comienzo de la obra que todo lo que cuentan son hechos reales... prepárense para disfrutar del partido.
Esta producción de LaZona Teatro en coproducción con los Teatros del Canal es un fabuloso relato de lo que es el mundo capitalista y pretencioso en el que vivimos, en el que pocas personas ponen sus ideas por encima del dinero. Un impactante relato que nos habla de deporte y de corrupción, de baloncesto y de la Guerra Fría, de conflictos que van tejiendo una secuencia de hechos que van mucho más allá del hecho en sí. El poder queda al descubierto, los amiguismos entre países y los miedos de los indefensos a no enfrentarse con los poderosos. O la URSS ganando a la hasta entonces imbatible Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Múnich 72, que pasarían a la historia por otros dolorosos motivos, como el secuestro por parte de un comando palestino de media delegación israelí. La política siempre marcando, y manchando, el deporte. Todo esto y mucho más nos tiene reservado este montaje, que nos sorprenderá por el contenido y por la vertiginosa forma en la que transcurren las escenas.
José Padilla, autor y director de la obra, se ha convertido en todo un referente de las nuevas generaciones de dramaturgos que vienen marcando el ritmo de los nuevos tiempos. Mientras aún resuenan en nuestra mente obras como "Dados", "Perra vida" o "Las crónicas de Peter Sanchidrián I y II", nos llega este nuevo montaje en el que realiza una demoledora crítica sobre nuestro tiempo, con el telón de fondo del deporte, centrándose en el baloncesto (con un momento glorioso dedicado al boxeo y a Rocky Balboa). El autor canario vuelve a dejarnos un texto plagado de sarcasmo, de mala leche, pero también de la frescura de quien se sabe dominador de los tiempos y de los ritmos que necesitan todo lo que quiere transmitir. Una bomba de relojería en la que iremos descubriendo, con impecable precisión, una serie de acontecimientos aparentemente independientes, que se van entrelazando maravillosamente para mostrarnos una imagen aproximada del panorama global en el que estamos inmersos.
Como podemos leer en el programa de la obra, "el término globalización parece que nos acompaña desde hace relativamente poco, sin embargo, las relaciones comerciales se han dado desde que la humanidad existe: la antigua Grecia y su expansión como fuerza militar, los viajes a Oriente a partir del siglo XIII, la Revolución Industrial con la creación de medios de transporte mucho más eficaces, la creación de internet y las nuevas tecnologías... Hoy el mundo es mucho más pequeño, pero la aldea global tuvo su inicio hace mucho, mucho tiempo.
Se tiende a remarcar la diferencia entre países de un lado al otro del mundo, aunque en un planeta construido sobre una torre de naipes común, todo acontecimiento tiene repercusión en cada uno de nosotros por lejos que estemos geográficamente. Lo privado ya no lo es y cada suceso íntimo puede afectar a todo el orbe".
La obra funciona a la perfección con el ritmo que marcan las poderosas escenas, tratadas cada una de ellas con una historia independiente. Todas se ejecutan con sus propias estrategias tanto formales como esenciales, con un narrador (a modo de periodista retransmitiendo el partido) que adquiere mayor o menor peso según el tramo de la obra. Así tendremos escenas íntimas en la que el peso recae sobre los personajes, pero también tendremos momentos vertiginosos en los que es el relato lo interesante, con un formidable elenco plasmando lo que nos están contando con precisión. El director José Padilla juega con los ritmos de manera fabulosa, introduciendo en la secuencia del relato momentos para la reflexión, tiempos muertos que parecen colocados para que el espectador recapacite sobre lo que acaba de ocurrir.Pero ante todo, esta es una obra de elenco, en el que el trabajo del director resulta primordial para que todo encaje a la perfección. Y podemos decir que el engranaje es perfecto, como un equipo que se llevase toda la vida jugando juntos.
La obra tiene como hecho principal el conflicto surgido entre China y los Estados Unidos a raíz de un tuit de un algo ejecutivo de un equipo de la NBA. Era el mes de Octubre del año 2019 y los equipos de los Lakers y Brooklyn Nets se encontraban de gira el país asiático, como ocurre todas las temporadas para promocionar la liga y seguir haciendo caja... Sin saber muy bien en que consistía el conflicto (que los espectadores hemos conocido previamente), los jugadores se ven metidos de lleno en una crisis diplomática que puede repercutir muy negativamente en sus carreras, ya que China es el país con más aficionados a la liga profesional americana (sobre todo desde la irrupción del gigante Yao Ming).
La publicación del ejecutivo reclamaba libertad para Hong Kong, en conflicto con China y con unas leyes entre ambos países cuanto menos de dudosa legalidad (al menos ante los ojos del que escribe). Un hecho ocurrido en tierras de Hong Kong por ciudadanos chinos, provocó un conflicto diplomático entre los dos países que hicieron tambalearse los cimientos mismos de las relaciones (claramente frágiles) entre ambos y que resonó en todo el mundo, haciendo que los países tomasen partido en mayor o menor medida. El tuit llegó a provocar un conflicto entre chinos y norteamericanos que recordó a los años más crudos de la Guerra Fría. Para intentar solucionar el problema, se intentará utilizar la repercusión de jugadores como LeBron James o Kyrie Irving para apaciguar los ánimos, un hecho que los jugadores no ven con buenos ojos. Pero todo sea por el dinero que el país asiático deja en la liga americana...
Quizás, como podemos leerlo en el programa de la obra, seamos jugadores en un partido de baloncesto planetario sin ni siquiera saberlo. Este es un montaje que nos habla de globalización, en el más amplio sentido de la palabra (ya de por si amplia, por propia definición). "Con múltiples personajes, trasladándonos desde la comedia hasta la mordacidad más trágica a través de lo narrativo y del humor, indagaremos en las colosales contradicciones y miserias humanas a las que nos aboca una fuerza imparable como es la globalización. Nada más teatral que lo contradictorio. Globalización: un hecho demasiado grande como para ignorarlo". Todo esto se ve en este poderoso montaje, lleno de ritmo, fuerza, crítica social y ácida comedia, que no deja indiferente a nadie. Una dura reflexión sobre la globalización desde un tono de comedia que nos muestra bien a las claras los peligros del mundo en el que vivimos.
Apartado aparte merece el fabuloso elenco formado por Pablo Béjar ("La comedia de maravillas", "El vergonzoso en palacio", "Jauría"), Zaira Montes ("La geometría del trigo", "La casa de Bernarda Alba", "Tus otros hijos no te olvidan), David Castillo ("Lulú", "Emilia", "Naturaleza muera en una cuneta"), Silvia de Pé ("Tea Rooms", "El caballero incierto", "Desengaños amorosos"), Almudena Puyo ("Dados", "Hecate y la frontera", "Las chicas de montoff") y Lucía Trentini ("Música de fiambrería", "Criaturas domésticas", "Rabiosa melancolía"). Todos ellos encajan a la perfección, funcionan al unísono como si de una compañía se tratase.
El impecable trabajo coral de todos ellos hace que todo se maximice, que cada escena coja más vuelo, que toda la obra se vea como una pieza impecable. La contundente voz de Pablo Béjar haciendo las veces la narrador, la plasticidad física de Almudena Puyo, la siempre efervescente Silvia de Pé, la polivalencia siempre deliciosa de Zaira Montes, la garra de Lucía Trentini y el camaleónico David Castillo. Cada uno de ellos destaca en determinados momentos de la pieza, con monólogos poderosos, mientras el resto de la función participan en las escenas con precisión. Todo ello con un derroche físico encomiable.
Y todo ello dentro de esta cancha de baloncesto diseñada por Eduardo Moreno, un fabuloso espacio escénico mutable, con la presencia de ese marcador que hace las veces de pantalla en la que ver pasar el tiempo, para convertirse más tarde en una barra de bar. Un espacio escénico que se complementa con un grupo de sillas que los actores deslizan por el parqué para crear distintos espacios. Muy interesante también la iluminación diseñada pro Pau Fullana, que sabe darle el tono y la calidez propios a cada instante. Por último no podemos dejar de nombrar el contundente diseño de sonido de Sandra Vicente, que nos mete de lleno en la historia desde el primer momento.
En definitiva, estamos ante una de las obras más interesantes de este último tramo de temporada. El dinamismo de todo el montaje nos atrapa sin remisión, para llevarnos por los distintos episodios reales que nos muestra la obra. Un fabuloso montaje en el que todo encaja a la perfección, con un elenco descomunal que nos hace vibrar y nos conmueve a partes iguales. Esperemos que montajes como este, lleno de una profunda reflexión pero enmarcados en el carácter lúdico de la comedia, tengan un largo recorrido, y sobre todo que la gente reflexione al salir del teatro, porque está claro que este mundo globalizado se mueve por unos terrenos peligrosos. Una bomba refrescante y contundente, ideal para estos días de calor que vivimos en la ciudad. Viva el Teatro!!!!
Texto y dirección: Jose Padilla Reparto: Pablo Béjar, David Castillo, Silvia de Pé, Zaira Montes, Almudena Puyo y Lucía Trentini Diseño de iluminación: Pau Fullana Diseño de sonido: Sandra Vicente Voz y percusión: Lucía Trentini Escenografía: Eduardo Moreno Vestuario: Vanessa Actif Ayudante de dirección: Sabela Alvarado Director técnico: Fernando Díaz Asesor de baloncesto: Jesús Sala Asesor de movimiento: José Juan Rodríguez Dirección de producción: Miguel Cuerdo Producción ejecutiva: Jair Souza-Ferreira Ayudante de producción: Elisa Fernández y Sara Brogueras Comunicación y giras: Pepa Rebollo Ayudante de comunicación y giras: Ana López-Rúa Fotografía y diseño gráfico: Javier Naval Una producción de LAZONA Coproducción: Teatros del Canal
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