El Teatro Lagrada de Madrid ofrece la obra “Matilde Landa no está en los cielos”, basado en el libreto de Agustín Iglesias, dirección de Miguel Torres y la interpretación de Eva Bacardit y Maite Zahonero. En torno a los últimos meses Matilde Landa en la cárcel de Can Sales.
A veces uno va a ver obras sin saber a lo que va, por el título, por la sensación de que hay que apoyar e impulsar a las Salas que ofrecen teatro y la mayoría de las veces se encuentra con una maravilla de la que sale con las tripas encogidas y ayer ocurrió con esta pieza. Una dramatización de un hecho real con una dialéctica e interpretación magistrales.
Pongámonos en antecedentes. De Matilde Landa se ha escrito mucho, actualmente
es considerada uno de los referentes más significativos del movimiento obrero y
comunista de los años 30 y 40 del siglo pasado. De origen burgués pero educada
en la Institución Libre de Enseñanza, no fue bautizada por sus padres, lo que
supuso un martirio al final de sus días. Tras la Guerra fue condenada a muerte
y conmutada la pena por 30 años de prisión. Encerrada en la cárcel de Ventas de
Madrid es trasladada a Can Sales, la prisión para mujeres de Palma de Mallorca
de condiciones más severas.
Sin embargo, el personaje de Bárbara Pons es menos conocido. Catequista de
Acción Católica, es enviada a la celda de Matilde para convencerla de que se
bautice. De ella sólo se nos dice que su hermano participó en el "Contubernio
de Munich" y que su sobrino fue Félix Pons, considerado uno de los políticos
más destacados de la transición española, afiliado el PSOE y
ministro con Felipe González.
La obra se estructura en un combate dialectico de seis asaltos o episodios
encabezados por una locución del llamado Actor que es el que nos introduce en
las escenas y que poco a poco va participando en algún diálogo cuando se rompe
la estructura de la obra a modo de vanguardia.
En el primer asalto, el actor que es el oficiante, el intermediario entre los vivos y los muertos nos presenta a las protagonistas y nos advierte “Un enemigo es alguien cuya historia no has escuchado”.
Se nos advierte que dejemos las emociones a un lado para que no nos
confundan, que lo que vamos a ver es a dos mujeres buscando un sentido a la
violencia, dos mujeres enfrentadas en un combate dónde sólo una sobrevivirá.
Aunque ya sabemos el desenlace de la historia, recordemos que Matilde, dada
su relevancia política, se intenta mediante chantaje de alimentación e higiene
a las presas y sus hijos que se bautice, y presentar el hecho como una gran
derrota de la izquierda. Cómo ya se había hecho con algunos dirigentes
comunistas.
Finalmente Matilde no soportando la presión decide suicidarse para no tener
que renunciar a sus principios.
Sobre un hecho histórico, Agustín Iglesias construye un texto dramático
fruto de una exhaustiva investigación histórica.
Y dentro de
estas historias otras intrahistorias. Historias de nuestra España no tan lejana
con esa temática controvertida que hace que el teatro no sólo sea un
divertimento sino una herramienta de pensamiento crítico y de conocimiento. Un
recordatorio de las barbaries de la guerra, que saca lo peor y lo mejor del ser
humano.
Una
confrontación entre dos ideales que se mantiene hasta el final.
Bárbara
quiere que se bautice, que Cristo entre en ella, que reniegue de sus
principios. Y Matilde le contesta que ese ofrecimiento a Cristo sería una
mentira, una conversión de conveniencia. Una farsa vacía.
Una de
ellas proclama que no existe un pueblo sin Dios, que Matilde no tiene cabida en
la nueva España y la otra cree que su Dios es el Partido aunque descubre que en
el futuro Stalin fue un genocida. Que los principios y los ideales por los que
lucha se pervierten.
¿Qué haces
tú ahí dentro?¿qué haces tú ahí fuera? Se interpelan. Una de las dos está en el
lugar equivocado.
Para una el
mal es el capital, la destrucción del mundo viene dada por los poderosos que
destruyen el mundo y quitan la voz a los desheredados y para otra el mal es de
los impíos, reniega del capital si es injusto y abusivo, pero que mal hay en
los que tienen dinero ganado “honradamente”
Y este
diálogo maravilloso se extiende durante casi cerca de 80 minutos en un tira y
afloja que no deja indiferente.
La
dramaturgia responde a tres momentos: hablar del presente con las
introducciones del actor, pero también del pasado con los diálogos de las dos
protagonistas sin olvidarnos de la interacción de los tres explicando el
devenir de la historia y de los ideales.
Con una puesta en escena sencilla y un atrezo relativamente básico han conseguido montar una obra de diez con unas interpretaciones geniales de ambas y del actor.
RESEÑA ESCRITA POR GEMA COLADO
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Matilde Landa: Eva Bacardit
Bárbara Pons: Maite Zahonero
El Actor: Miguel Torres
Ayudante de Dirección: Yago Angullo
Dirección: Miguel Torres
Escenografía y vestuario: Gregorio Calatayud
Iluminación: Elías Torres
Compañía: LAGRADA Producciones Teatrales, S. L.
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