Teatro: Barbados 2022. Centro Conde Duque

Fue una de las obras emblemáticas del Pavón Teatro Kamikaze, uno de los montajes que terminó de catapultar a Pablo Remón como uno de nuestros autores más interesantes. Todo eso pasó con la predecesora de esta "Barbados en 2022" que se presenta ahora dentro del Festival de Otoño con gran expectación. El mismo día que se presentó el festival recordaba con una amiga lo que nos había impresionado "Barbados, etcétera". Horas después nos llamábamos emocionados ante la noticia de esta secuela, con los mismos mimbres que su antecesora. Era inevitable acudir a ver lo que Remón ha pensado en estos cinco años...

 

Es cierto que todo lo que ocurría en el Pavón Teatro Kamikaze ha quedado en el recuerdo de muchos como algo mágico. Allí, en el ambigú del teatro, estrenó Pablo Remón hace cinco años "Barbados, etcétera", que aún sigue retumbando en la mente de aquellos que tuvimos la suerte de verla. Una pieza intimista, sin pretensiones, en la que dos actores narran la historia de una pareja desde un tono cómico, pero que acaba de una forma bastante pesimista. Allí estaban los dos actores, la pareja, narrando su historia, a veces en sintonía y otras no tanto. Una deliciosa conversación en la que todo fluía, en la que ellos mismos parecían extrañarse de lo que gozaban al recordar su propia historia. Pero otras veces todo es oscuro y tenebroso, se mienten y se inventan sus propias vivencias. Como se podía leer en el programa de la obra "A veces, son la pareja; otras, no. Ellos son, a su vez, otra pareja. Con su parte de combate, con su parte de aventura, con su parte de amor".



La pieza es una coproducción de Buxman Producciones ("Finlandia" o "La voluntad de creer", por nombrar solo los estrenos de esta temporada) con el Festival de Otoño y la colaboración del Centro de Cultura Contemporánea CondeDuque. Para su escritura, Remón disfrutó de una residencia de escritura en la Sala Beckett este mismo año. Este proyecto nace de una idea a la que Remón llevaba tiempo dándole vueltas: reescribir cada cinco años un texto, del que ya se estrenó la primera escritura, la original. El autor lo plantea con el mismo punto de partida y con los mismos actores. Pero el tiempo no pasa en balde para nadie, y en estos cinco años ni Pablo ni sus actores son los mismos. Esto podría ser, a groso modo, la semilla de este proyecto que vimos el pasado fin de semana en Conde Duque.


Pablo Remón (guionista de cine, director de teatro, dramaturgo) está construyendo una carrera sólida sobre la base de una idea clara de como hacer las cosas. Tras el éxito de montajes como "Los mariachis", "El tratamiento" o "40 años de paz", la pasada temporada arrasó en el Teatro Valle-Inclán con "Los Farsantes" (con la que sigue cosechando éxitos con su gira) se puede apreciar un estilo claro, inconfundible, que seduce a crítica y público. Ahora encara el más difícil todavía con esta revisión de su propia obra. En este arriesgado salto al vacío suma el añadido del paso del tiempo. Pasemos a ver como les ha sentado el paso del tiempo a todos las piezas de la obra. En palabras del director, "la razón de esta apuesta utópica, la de escribir la obra cada cinco años hasta que no se pueda hacer, es hacerla permanecer siempre viva".



Con esta idea de no hacer nunca la construcción definitiva de la obra, Remón vuelve a reclutar a los fabulosos Fernando Orazi y Emilio Tomé para volver a esa relación de pareja, para volver a jugar con las palabras, porque eso es este nuevo montaje, un fabuloso juego de dos actores impecables que nos seducen con la palabra. El listón estaba alto, y esta revisión tiene la pesada losa de ser comparada con su predecesora (aunque no se quiera, es inevitable) y, como suele ocurrir, las comparaciones son odiosas. Hay que reconocer el valor del autor para revisar su propia obra, para avanzar en ella, para criticarla o reinterpretarla. Pero no podemos negarle a Remón la ambición de volver al juego, la inquietud por experimentar, la voracidad por seguir innovando.



Como podemos leer en la web de Conde Duque en palabras de Remón "las palabras son las verdaderas protagonistas. Las palabras construyen palabras, situaciones... construyen el mundo". Con esta premisa Remón nos regala un espectáculo desnudo, sin nada superfluo, en el que solo la palabra y los protagonistas son las piezas esenciales de la obra. El autor hace esta interesante reflexión sobre las relaciones de pareja y lo que fue el punto de partida de esta secuela: "¿Qué es una pareja, más allá del pasado que les une? Somos lo que hemos sido, la historia que explica cómo hemos llegado hasta aquí. Pero esa historia no está escrita en piedra; es móvil, es variable. Para sobrevivir como pareja, tenemos que ser capaces de contar nuestra historia".


Y en estas encontramos de nuevo a Fernanda Orazi y Emilio Tomé en un teatro en ruinas, dispuestos a contarnos sus desavenencias como pareja. Ellos se entregan desde el inicio a una causa tan noble y a la vez tan compleja como es la de contarnos que es el amor, como evoluciona a través de los años, como se marchita la pasión para dar paso a la rutina. "Los actores narran la historia de una pareja, con humor, con extrañeza, con gozo, con diversión, con mentiras, con inventos, con claroscuros, con aventura, con amor". Pero como ocurre en cualquier historia, la misma realidad no es la misma dependiendo de quien nos la cuente, variando la forma en que cada uno vivió el relato, los sentimientos que recorrieron a cada uno, lo que marcó a uno y fue indiferente para el otro. En esta búsqueda por reconstruir la historia de la pareja navegaremos en los recuerdos de ambos, encontrando pequeñas variaciones cada vez que nos la cuentan. Una pregunta flotará en el aire durante toda la función: ¿Cómo comunicarse en pareja si la memoria nos juega estas malas pasadas?


Y allí tenemos a Emilio Tomé, transformado en niño, para abrir la función con un inesperado monólogo que marca la senda de lo que vamos a ver: "Soy un niño de año y medio y tengo el nombre de un niño que sale en los cuentos. Pero yo no soy ese niño que sale en los cuentos; soy otro. Eso, al principio, me causaba mucha confusión. Ya, no. Estoy aprendiendo a distinguir la ficción de la realidad. ¿Cómo? ¡Muy fácil! Aprendiendo el nombre de las cosas". Y así, descolocados desde el inicio, comenzamos este viaje que nos lleva entre la realidad y la ficción, entre la historia y los recuerdos, de la mano de los descomunales actores que nos hipnotizan con cada frase. Todo transcurre en un ambiente crispado, tenso, con continuos vaivenes que los actores saben matizar con maestría.

Fernanda y Emilio, no podían ser otros, nos llevan por esta ceremonia, por estos recuerdos, a lo largo de una relación que se ha ido erosionando pero en la que el amor sigue presente. El amor por una historia común, por el hecho escénico, por el cuidado de las palabras, por el teatro. Orazi y Tomé son una pareja que funciona a las mil maravillas, se mueven con una sincronización majestuosa, en lo que parece una eterna coreografía en la que es la palabra la que lleva el peso de toda la obra. Los dos expuestos, sin defensa alguna, con el único apoyo de su compañero de escena, capaces ambos de crear en escena momentos únicos.


Todo esto sucede en una lúgubre y oscura escenografía, diseñada por Mónica Boromello, que nos muestra un espacio destruido, arrasado, o quizás un espacio preparado para su reconstrucción. Todo queda bañado por una impecable iluminación, a cargo de David Picazo, que cobra especial importancia en un espacio tan negro. La luz convertida en el elemento que nos guía por la obra, como el rayo de esperanza que buscan los protagonistas dentro de toda la historia de su relación. La tercera pieza fundamental es el sonido diseñado por Sandra Vicente, esencial en una pieza en la que prima tanto la palabra. Por último, el sencillo y eficaz vestuario es obra de Ana López Cobos.


Queremos acabar este recorrido por la obra con una frase que dice Fernanda Orazi y que resume perfectamente lo que es esta aventura: "vale ya con la pareja... Vale ya con el amor, con te quiero, te quise, te querré... Vale ya con el teatro, vale ya con las obras de teatro necesarias, con ya era hora de hablar de, con hacía falta hablar de..." porque eso es precisamente Barbados, una obra que solo quiere hablar del amor, de las parejas, sin más pretensión que ver el cambio sufrido en estos cinco años que pasaron desde su estreno. Habrá que ver como les sienta el siguiente lustro a Remón, Orazi y Tomé. Os lo contaremos...

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Teatro: Centro Conde Duque
Dirección: Calle Conde Duque 11.
Fechas: Del 23 de Noviembre al 3 de Diciembre. Martes a Sábado a las 20:00. Domingos a las 19:00.
Entradas: Desde 18€ en conde-duquePrograma de mano.

EQUIPO ARTÍSTICO

  • Texto y Dirección: Pablo Remón

  • Intérpretes: Fernanda Orazi y Emilio Tomé

  • Escenografía: Monica Boromello

  • Iluminación: David Picazo

  • Sonido: Sandra Vicente

  • Vestuario: Ana López Cobos

  • Ayudante de dirección: Raquel Alarcón

  • Ayudante escenografía: María Abad

  • Producción ejecutiva: Pablo Ramos

  • Dirección de producción: Jordi Buxó y Aitor Tejada

  • Distribución: Caterina Muñoz Luceño

Una producción de Buxman Producciones en coproducción con Festival de Otoño y la colaboración de Condeduque.

Para la escritura de esta obra, el autor disfrutó de una residencia de escritura en la Sala Beckett en 2022.


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