Sweet
dreams es el título de la última pieza de Alberto Velasco como
también es el nombre de aquel conocido hit de 1983 que sonaba en todas las
discotecas y a la que el propio artista hace mención en su obra como el “salmo
que lo bautizó” mientras lo escuchamos de fondo versionado por Holly Henry.
En un principio, una atmósfera seria y densa nos muestra
una serie de acciones en torno a una tela pintada con el Agnus Dei de Zurbarán que
se sitúa en el suelo y que el intérprete va manipulando con diferentes imágenes
haciendo uso de recursos como la danza contemporánea o la simbología pictórica.
Una receta para el “brownie del trauma” nos conquista y nos
hace reír mientras queda un halo de melancolía en aquel que se sabe carne de
terapia, dejando al descubierto nuestras neurosis y vulnerabilidades con un
acertado formato cómico.
Habla con una voz pregrabada sobre si hacer o no una oda a
la crisis de los cuarenta, de si dejarse o no llevar por la autolástima “Cuando
el dominatrix es tu propia vida” al hilo de la metáfora con el dominado y el
dominador.
Imágenes sugerentes como de pájaro o de escorpión con un
capirote negro, un playback sobre el tema “Vuelve conmigo”, audios de personas
a las que aprecia y que responden a si son o no las personas que soñaron ser
cuando eran peques, o doña rosita la soltera entre otros monólogos teatrales en
proscenio, son algunos de los elementos elegidos por Velasco para contarnos su
historia.
Una propuesta de inmensa valentía y desnudez que conmueve y
hace reír a partes iguales porque Alberto interpreta, sobre todo en los
monólogos de la última parte, pero también está presente en su verdad
tocándonos el corazoncito y en ocasiones haciéndonos reflexionar sobre nuestros
propios anhelos y conflictos del alma “Ser feliz es lo más transgresor que he
hecho nunca”.
El payaso triste y su decadencia que se pregunta ante nosotras sobre el
fracaso, sobre cómo gestionar los conflictos con la frustración de haber sido
un artista reconocido y premiado, y tiempo después haber sido ignorado. Sobre
cómo estamos muchos en el mismo barco y cómo podemos sentirnos más acompañados
compartiéndolo con otros y haciendo de ello una obra artística; el teatro como
sanación. “Supongo que la gente que hacemos teatro nos inventamos otra vida
para poder empezar a amar la nuestra”.
Este performer vallisoletano que rompe los cánones de la estética del bailarín delgado y fibroso y que a su vez es pura belleza en el escenario, un Alberto sincero, vulnerable, fue el creador del premiado y admirado "Danzad malditos" con el que ganó el Premio Max a mejor espectáculo, detrás de ello y paradójicamente, su carrera fue en decrescendo hasta que la compañía Nacional de Danza le concede una residencia y un espacio para crear, y animado por María Pizarro decide exponer su trabajo que ahora podemos en Nave 73.
Déjense seducir por esta catarsis en escena. No se la pierdan!
RESEÑA ESCRITA POR VERÓNICA MORENO
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Teatro: Nave 73
Dirección: Calle Palos de la Frontera 5.
Fechas: Del 2 de Diciembre al 27 de Enero. Viernes de Diciembre y Enero a las 20:00
CREACIÓN E INTERPRETACIÓN
Alberto Velasco
AYUDANTIA
María Pizarro
ESCENOGRAFIA
Alessio Meloni
VESTUARIO
Sara Sánchez de la Morena
ESPACIO SONORO
The New Carrot Studios
ILUMINACIÓN
Abel García & Alberto Velasco
TÉCNICO
Abel García
FOTOGRAFIA CARTEL
Dominik Valvo
FOTOGRAFIA DIRECTO
Juan Borgos
DISEÑO
Laura Velasco & Bethancourt Studio
DIRECCIÓN VIDEO PROMOCIONAL
Afi Oco
COLOR VIDEO PROMOCIONAL
Carmina Riquelme
GRABACIÓN VIDEO DIRECTO
The Black Cactus Studios
DIRECCIÓN TEASER DIRECTO
Guillermo Centenera
PRODUCCIÓN TEASER DIRECTO
Marta Hita
JEFA DE PRENSA
Josi Cortés
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