La sala pequeña del Teatro Fernán Gómez nos trae Un animal en la almohada, una obra de la compañía La promesa. Una historia de violencia de género escrita y dirigida por Vanessa Espín que cuenta con un elenco formado por Concha Delgado, Laura Galán, Elena González, Rebeca Hernando y Paula Iwasaki.
El elenco formado por cinco actrices canta a capela el popular tema de Rosario Monje, el puñal dorado. Así comienza la representación de la obra Un animal en mi almohada.
Es la historia de Eva, pero es la historia de muchísimas mujeres. Eva es una mujer víctima de violencia de género. Una mujer que ha sido maltratada durante muchos años. Ahora, justo en el momento que se ha podido poner de pie, cuando está en condiciones de rehacer su vida le comunican que Gregorio su marido, el responsable de su dolor y de sus pesadillas acaba de salir de la cárcel.
La jueza aun sabedora de la situación personal y familiar de Eva, le dice que su marido ya ha pagado su deuda con la sociedad y puede ver a sus hijos. Esto supone un duro golpe para Eva en un doble sentido. Por un lado porque tenía planeado mudarse, irse del pueblo e instalarse en una ciudad con mar para empezar su vida de nuevo con sus hijos. Por otro, el miedo y la situación de terror a la que ha estado sometida durante todos estos años, no hace sino volver a aparecer.
A todo esto se une la rabia que la invade, no puede entender como el hombre que la ha estado maltratando durante tantos años y casi la mata ha podido salir de la cárcel tan pronto y encima con la opción de poder estar a solas con sus hijos.
Por su cabeza empiezan a pasar mil y un pensamientos. Cual es la mejor opción. Callarse y volver a vivir con su marido para así al menos poder proteger a sus hijos para que no estén solos con el padre o coger a sus hijos e irse a otra ciudad, huyendo así del riesgo de su marido y huyendo también de una justicia que no la ha sabido proteger. De este modo se convertirá en una fugitiva y ahí es donde radica la principal ironía de la obra, la víctima acaba siendo la fugitiva.
Un animal en mi almohada no nos viene a contar nada que no sepamos en relación con la violencia machista. La soledad y la indefensión de las víctimas, los callejones sin salida en los que se encuentran, la lentitud y la falta de contundencia de la justicia…
Raro es el día que no informan de un caso de violencia de género. Los asesinatos machistas son tan frecuentes que lo hemos normalizado lo que nos deshumaniza como sociedad.
Ahí es donde incide la obra, en nuestra responsabilidad como sociedad. Ni podemos ni debemos normalizar esta situación, debemos dejar de mirar a otro lado y tomar parte activa en la solución del problema. Ya que todos en cuanto ciudadanos tenemos una obligación y somos parte de la solución.
Y aquí es donde radica la brillantez de esta obra. Sin grandes artificios y sin caer en los tópicos. Una historia cotidiana que se desarrolla en un pueblo para poner más el acento en un tema delicado en un ambiente muy cerrado, muy íntimo y reservado donde el miedo y la sensación de desamparo se acrecientan.
Somos testigos del conflicto que plantea la obra desde los primeros momentos de la representación. Con sus claro-oscuros, sus contradicciones, sus miedos y sus esperanzas.
La dramaturgia es impecable. Una historia cuidadosamente contada donde pese a no aparecer en toda la está muy presente la figura de Gregorio, el marido de Eva obra (limitándose a un urna funeraria en el centro del escenario).
Elisa Yrezabal es la encargada de escenografía, mínima para que nada nos distraiga de lo verdaderamente importante que es la historia de Eva. La notable iluminación a cargo de Raúl Baena y Bela Nagy y el vestuario de Almudena Bautista completan un equipo artístico más que notable.
Como decía al inicio el elenco está formado por Concha Delgado, Laura Galán, Elena González, Rebeca Hernando y Paula Iwasaki. Sobresalientes todas ellas destaca Rebeca Hernando que interpreta a Eva que nos transmite la inseguridad, las dudas y el miedo a la vida que le ha tocado vivir. Junto a ella Concha Delgado que en uno de sus papeles es el contrapunto a las otras cuatro actrices -fieles apoyos de Eva a lo largo de la historia.
Concha en su papel de madre de Gregorio que antepone su lealtad a su hijo a su condición de madre; poniendo el acento es que la responsable de todo ha sido Eva que no ha sabido llevar a su hijo. A ella le enseñó su madre y a ella su abuela y a su abuela….era una cuestión de familia.
Maravillosa Paula Iwasaki tanto en la actuación como en las canciones que se alternan a lo largo de la representación, con una deliciosa voz.
La dirección y la dramaturgia corresponde a Vanessa Espín, un texto como decimos con una temática de plena actualidad y que no cae en tópicos ni en artificios para concienciarnos del dolor que hay durante y después de la violencia de género. En cuanto al génesis de la obra Vanessa explica que “ Un animal en mi almohada empieza a gestarse en un proyecto de investigación dramatúrgica. Bajo la tutela de Itziar Pascual, hicimos un ejercicio breve para escribir el argumento de una tragedia. Todo nació en ese momento: la necesidad expresiva, el lenguaje, la historia… A partir de ese momento no ha parado de crecer en mi cabeza: una realidad que cada día nos atraviesa. La realidad siempre nos supera, frente al axioma de estos últimos años de poner los cuidados en el centro de la vida, estaba algo que lo anulaba de lleno, el cuerpo de la mujer sigue siendo un campo de batalla de una sociedad que no avanza en esta materia”.
Con: Elena González, Concha Delgado, Laura Galán, Paula Iwasaki, Rebeca Hernando
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