Cada nuevo proyecto del tandem que forman Yayo Cáceres y Álvaro Tato crea una expectación máxima y después de ver la pieza que representan estos días en el Teatro Abadía lo comprendemos perfectamente. Tienen una facilidad innata para acercarse a los clásicos de tal modo que parezca algo absolutamente novedoso. Esta revisión del maestro Moliere es una fantasía en la que iremos descubriendo cosas del autor que desconocíamos, a la vez que disfrutamos de algunas de sus piezas más emblemáticas. Acompáñenos para conocer un poco más de este universo.
En este año en el que se cumplen cuatrocientos años del nacimiento de Moliere, dos amantes de los clásicos como Álvaro Tato y Yayo Cáceres no podían dejar pasar la ocasión para rendirle su pequeño homenaje. Este "Vive Moliere" nos dará a conocer al genio de la comedia francesa con escenas y fragmentos de sus obras más conocidas. Así, tendremos ocasión de disfrutar de "Tartufo", "El avaro", "Las preciosas ridículas", "Don Juan", "El cornudo imaginario", "El enfermo imaginario", "El burgués gentilhombre", "La escuela de los maridos", "El misántropo" o "La improvisación de Versalles".
La nueva producción de Ay Teatro ("Mestiza", "Malvivir", "Todas hieren una mata") juega con la figura de Moliere, mostrándonos pequeñas pinceladas de algunas de sus obras al tiempo que nos va descubriendo algunas de las leyendas que se han escrito sobre su vida privada. Ay Teatro es la nueva aventura en la que se han metido Yayo Cáceres y Álvaro Tato, acompañados en esta ocasión por la productora y distribuidora teatral Emilia Yagüe. Tras indagar en sus anteriores montajes en autores clásicos españoles, llega la hora de asomarse al país vecino para mostrar a una de las figuras más relevantes de su teatro.
"Ay Teatro plantea una visión escénica desde la raíz, en busca de la esencia del teatro como juego de la imaginación. Una apuesta por el "teatro pobre" basado en recursos elementales y, a la vez, revestido de la belleza, rigor y espíritu de fiesta del teatro clásico español y universal. Porque originalidad viene de origen". Así definen su nuevo proyecto, y tenemos que decir que en los montajes que han hecho hasta la fecha lo han seguido a la perfección, con montajes vivos, canallas, descarnados y a la vez altamente elaborados, piezas que ahondan en la esencia de los clásicos de una idea actual.
Los dos pilares creativos de Ay Teatro son la dramaturgia de Álvaro Tato y la dirección de Yayo Cáceres (todo un seguro de vida tras años trabajando juntos en Ron Lalá), a lo que en este nuevo proyecto añaden "un equipo artístico de gran calidad y elencos abiertos que aúnan grandes figuras con nuevos descubrimientos, veteranía con nombres emergentes". Un texto impecable, lleno de ingenio y dulzura, de comedia que se entrelaza con los textos del dramaturgo francés, todo con una sencillez abrumadora, que nos deja hipnotizados de principio a fin. La fluidez con la que Tato encaja todas las piezas de este complejo puzzle es de un ingenio increíble, que pone de manifiesto su conocimiento de los clásicos.
La dirección de Cáceres ya es uno de los sellos de esta fantástica dupla de genios. Una puesta en escena aparentemente sencilla que esconde miles de sorpresas que los personajes nos irán mostrando a lo largo de la función. Un ritmo vertiginoso, con grandes momentos de pausa (sobre todo en los números musicales) y una propuesta basada en lo físico, con unos actores que son capaces de transformarse y moldearse a lo que necesita en cada momento la escena. Un ritmo contundente, una propuesta directa, que nos apabulla desde el primer momento, con música en directo (otra seña de identidad de la casa) y con comedia, mucha comedia en cada nueva pincelada que nos va dejando la obra.
Y en escena cinco fabulosos intérpretes, impecables en la ejecución de todos los personajes a los que dan vida a lo largo de la pieza. Todo el universo molieresco se despliega ante nosotros de la mano de estos cinco actores, que con el apoyo de la música, de la poesía, consiguen hilvanar todo este complejo compendio de obras para darnos a conocer a Moliere en toda su dimensión. Los actores afrontan el difícil reto (el cual superan con creces) de dar vida a más de un decena de personajes cada uno, desde Sganarelle a Harpagón, pasando por Charlotte, Alcestes, Elvira, Orgón o Celimera, por nombrar solo algunos. Además de los personajes de las obras de Moliere, deben dar vida a los personajes de la trama principal, la que "unifica" todo este recorrido por la obra del dramaturgo francés. Ahí tenemos al propio Moliere, a la diosa Fama, a sus criados y a varias personas, más o menos ilustres, de la época. Todo ello para ir conociendo la vida del mito, navegando entre leyendas y realidades, sin saber muy bien cuando salimos de una para entrar en la otra.
Centrándonos en la historia que nos cuenta la obra, todo comienza cuando la diosa Fama les dice a sus criados (Dato, Mito y Chisme, geniales los tres) que quiere casarse con un gran autor teatral. Tras la incertidumbre inicial y tras intentar persuadir a la diosa, los criados la llevan a París, para que conozca la vida y la obras de un tal Moliere. Con este comienzo ya se pueden imaginar lo hilarante de todo el proceso de ir descubriendo la figura del dramaturgo. Este será el punto de partida de "una historia de amores, desamores, celos, encuentros, desencuentros, duelos, danzas, canciones... y una selección de las escenas más divertidas, irónicas, sarcásticas y escandalosas del genio de la comedia".
Esta alocada historia nos va descubriendo todos los entresijos del gran autor, pero también las mil aristas de una persona de lo más misterioso, de la que no se sabe distinguir lo que es leyenda de lo que de verdad vivió, como bien demuestran las acaloradas discusiones entre Dato y Chisme. ¿Fue Moliere un cómico audaz en lucha temeraria con las costumbres de su siglo o un cortesano afín al entorno versallesco? ¿Fue un genio al servicio del poder o un peligroso corrosivo social?
La obra es una delirante pieza, un pequeño homenaje, una desenfadada comedia sobre el gran comediógrafo. En ella, además de saborear algunas de sus escenas más emblemáticas, conoceremos más sobre su época, sobre el ámbito teatral en el que se movió y la relación que tenía con reyes y nobles. En este lúdico viaje por la extensa obra del autor, descubriremos la profundidad de sus personajes, la extensa cantidad de registros que dominaba, desde la farsa burlesca e la ironía más sutil. A través de escenas de sus obras más legendarias, podremos hacernos una idea de la grandeza del dramaturgo, mientras vamos conociendo también las partes más oscuras de su persona.
Y todo ello lo llevan a escena un joven elenco que está impecable en todo momento. Kevin de la Rosa, Juan de Vera, Marta Estal, Laura Ferrer y Mario Portillo realizan todo un tour de force que va de la farsa al vodevil, del clown al absurdo, de la comedia más elegante al humor más grotesco, todo con momentos musicales deliciosos. Kevin de la Rosa se lleva la palma en una interpretación prodigiosa (Es chisme al comienzo de la obra) en todos los personajes que interpreta, con un dominio absoluto del cuerpo y una vis cómica maravillosa. Juan de Vera le acompaña como Dato (además de otros muchos papeles) y nos deja momentos brillantes, demostrando también un gran repertorio. Mario Portillo encarna a Moliere (además del tercero de los sirvientes, principalmente) y mantiene un tono más lineal en su interpretación ya que no cambia tan a menudo de personaje como sus compañeros.
Laura Ferrer interpreta a la diosa Fama, además de varios secundarios, y despliega una gran presencia escénica. Fabulosa en las escenas físicas, se la ve muy cómoda en los cambios de papel, en los que debe variar de intensidad y lo realiza a la perfección. Una interpretación llena de matices y muy interesante. Por último tenemos a la soprano y pianista Marta Estal, que se encarga de las piezas musicales durante toda la obra (la música es original de Yayo Cáceres y Estal ha participado en los arreglos) y nos deleita con su prodigiosa voz en momentos puntuales de la obra. Es muy divertida su "lucha" por hacer un personaje, que sus compañeros de reparto le niegan.
El espacio escénico, diseñado por Ay Teatro y Tatiana de Sarabia, es como una caja de sorpresas que se va desplegando ante nosotros. De una aparente sencillez, todo gira y se mueve para crear los distintos lugares por los que transcurre la escena, con una corona de candilejas que ya se ha convertido en uno de los sellos de identidad del director. Todo parece transcurrir en una continua y fabulosa farsa, en la que no sabemos lo que es real e impostado, pero donde todo encaja con maestría. En clara alusión al teatro clásico, los elementos son mínimos, jugando con las posibilidades del espacio y transformando el escenario a su antojo. Para ello es fundamental el diseño de luces de Miguel A. Camacho que delimita a la perfección las escenas, las intensidades, los ambientes. Por último debemos hablar (como es habitual en los montajes del tandem Tato-Cáceres) en la maravillosa elección del vestuario, creado por Tatiana de Sarabia. Divertidos, elegantes, ingeniosos, un prodigio de belleza e ingenio.
En definitiva, estamos ante una de las obras de la temporada. Un prodigioso juego de realidades y ficciones en lo que acaba siendo un precioso homenaje a la figura del gran Moliere. Ay Teatro vuelven a sorprendernos con una comedia impecable, con los mimbres de lo clásico pero con el ritmo y las premisas del teatro actual. Yayo Cáceres y Álvaro Tato vuelven a demostrar su maestría a la hora de moverse en la comedia, en el difícil terreno de los clásicos, impregnando a todos sus montajes una vitalidad y un ritmo prodigiosos. Una vez más consiguen que salgamos del Abadía felices, celebrando la comedia, enamorados un poco más del teatro, confirmando que estamos ante unos maestros de la escena. Vayan a verlos y disfruten de este fabuloso homenaje al comediógrafo.
Kevin de la Rosa Juan de Vera Marta Estal Laura Ferrer Mario Portillo
FICHA ARTÍSTICA
Música original: Yayo Cáceres Arreglos: Yayo Cáceres y Marta Estal Coreografía: Nuria Castejón Escenografía: Ay Teatro y Tatiana de Sarabia Diseño de vestuario: Tatiana de Sarabia Diseño de iluminación: Miguel A. Camacho Diseño gráfico y fotografía: David Ruiz Sastrería: Maribel Rodríguez RH, Alejandro Jaén Dirección técnica: Amalia Portes Producción ejecutiva: Marina Camacho Secretaría de producción: Carmen Quirós Prensa: Daniel Mejías Ayudante de prensa: Jorge Ochagavía Distribución: Emilia Yagüe Producciones Dramaturgia: Álvaro Tato Dirección: Yayo Cáceres Dirección de producción: Emilia Yagüe Una producción de Ay Teatro
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