Esta producción de la compañía gallega Estudo Momento es un juego de medias verdades, de tira y afloja de los dos personajes en el que ambos esconden más de lo que muestran, en un inquietante juego de seducción en el que los dos acaban cediendo.
Una noche turbia, con los restos de la fiesta de la noche de San Juan, con la luz tenue que nos introduce en este interrogatorio por esclarecer lo ocurrido. Un interesante montaje inspirado en el clásico, pero que toma giros inesperados. El ritmo de la obra transcurre sigilosamente, acelerando por momentos y pausando en las escenas de máxima tensión.
Como si de un thriller policial se tratase, los continuos giros y los descubrimientos que vamos teniendo hacen que el enigma se vaya vislumbrando, siempre manteniendo una tensión que potencia la obra.
La versión realizada por Xoán Carlos Mejuto nos propone un juicio a Juan, que no deja de ser un juicio al propio August Strindberg. Según hemos podido leer "la idea parte de una intuición del actor: Juan miente; y es apoyada por la visión cinematográfica de Iria Ares (la protagonista de la obra), actriz y directora de cine". Esta combinación dota al montaje de una evidente visión cinematográfica, con elementos más propios de la pantalla que de las tablas. De este modo se crea una pieza diferente, innovadora, con una atmósfera densa cargada de elementos propios de un thriller actual. Tras un impactante inicio, en el que vemos a Juan en la mesa de interrogatorios, Mejuto juega con los constantes saltos temporales para ir contando la historia, para ir descubriendo los distintos interrogantes que suscita la fatídica noche de San Juan. Este recurso aporta dinamismo al montaje, pero también misterio y una gran expectación, al tener que ir encajando las piezas que vamos descubriendo.
El montaje, dirigido por Xoan Carlos Mejuto e Iria Ares, tiene un ritmo pausado, elegante, mesurado, que pese a la tensión que se acumula en escena no pierde la frialdad. Una inteligente dirección que no busca la acción física, sino la atmósfera cargada, la sordidez del cine negro, la contundencia de un texto cargado de dardos envenenados. Xoan e Iria saben donde colocar las escenas con mayor ritmo, sorprendiendo al espectador y permitiendo que la obra no decaiga en ningún momento, elevando siempre la incertidumbre y la tensión al máximo. El montaje se centra en la lucha entre el hombre y la mujer (dejando en un segundo plano la lucha de clases, que era prioritario en la obra original), un juego de seducción y de egos, de amores y traiciones, de poder y de pasión.
Centrándonos en lo que nos cuenta la obra, tenemos que viajar a una noche de San Juan, en la que la señorita Julia ha decidido celebrarla con el servicio en lugar de acudir a la fiesta que hace su padre, el Conde, para "los de su clase". Pero, como ya hemos contado, desde el inicio de la obra nos sorprendemos con el juicio a Juan por la muerte de Julia, cuyo cuerpo yace en la cocina de la casa. La historia, como ocurre con todas, tiene distintas versiones. Todo apunta a que Julia se suicidó con una navaja de afeitar que pertenece a Juan, el criado predilecto de la casa. Pero la versión de Juan parece tambalearse, cambiar según avanza el interrogatorio. Poco a poco pasa a convertirse en el principal sospechoso de lo que pasa a ser un asesinato.
Este cambio de perspectiva sucede a raíz de que el propio Juan reconoce que estuvo compartiendo bebidas y confidencias durante toda la noche con la muerta. En esta huida hacia adelante reconoce que llegaron a consumar relaciones sexuales, incitadas por la señorita Julia. Juan se convierte en único testigo de todo lo que ocurrió aquella noche, y con sus verdades a medias consigue ir metiéndose en un pozo cada vez más hondo, del que tendrá difícil escapatoria. Él no puede explicar por qué tiene la ropa y las manos llenas de sangre. Tendrá que explicar muchas cosas de lo ocurrido en aquella cocina...
Xoán Carlos Mejuto e Iria Ares, además de dirigir la obra, dan vida a Juan y a la señorita Julia. La pareja encaja perfectamente, se desprende la química entre ambos y la confianza mutua es esencial para dar credibilidad a estos dos personajes con tanta afinidad y tensión sexual. Xoán nos presenta a un Juan rudo, impetuoso, visceral, que desde el primer momento se ve acorralado, tanto en el interrogatorio como en su relación con Julia. Mejuto hace un gran trabajo de contención en su personaje, al que vemos tenso y teniendo que contener sus impulsos. Su personaje sufre grandes cambios a lo largo de la obra y el actor consigue trasladárnoslo con precisión. Juan es un personaje turbio, oscuro, con una mirada desafiante. Con todo esto, Xoan hace un trabajo excelente en el que nos va mostrando poco a poco las diversas capas de su personaje.
Por su parte Iria Ares esta impecable en su papel de femme fatale. Elegante, prepotente, soberbia, la señorita Julia sabe de su poder y lo utiliza para arrinconar a Juan. Pero la actriz se centra más en la atracción puramente física que en la seducción por el poder de clase. Ella se mantiene fría, seductora, impasible ante lo que le dice Juan, obcecada con su propósito de acorralar al criado para utilizarlo a su antojo. Iria consigue que el magnetismo que transmite su personaje traspase la cuarta pared y todos nos convirtamos en Juan, siguiendo sus sofisticados movimientos por la escena. Un gran trabajo que pese a ser más lineal que el de Xoan consigue ser del todo convincente, con momentos de gran carga emocional y dramática.
Todo esto sucede en una atmósfera turbia y sórdida, que se consigue gracias a la precisa iluminación de Antón Arias, en el que se juega con las sombras y las penumbras para dar un ambiente de misterio e intriga. La escenografía, diseñada por el propio Xoán Carlos Mejuto es sencilla y sobria, pero con pocos elementos encaja a la perfección en el tono general del montaje. También hay que destacar el diseño de sonido de Alberto Beade, fundamental para crear esa incertidumbre que rodea a la obra. Por último no podemos dejar de destacar el vestuario, creado por los propios actores, que marca desde el principio la identidad de los dos personajes.
En definitiva, estamos ante una obra que engancha por su originalidad, por su apuesta por un formato cercano al cine, por la tensión que respira a lo largo de todo el montaje. Una versión que pasa de puntillas por la distinción de clases para poner el foco en las diferencias entre hombres y mujeres. Con las bases del texto original, Estudio Momento nos plantea un interesante juego de intrigas, de tensiones sexuales, de luchas de poder. Un montaje que, sin olvidar las premisas del clásico corre sus propios derroteros, para componer un thriller que no dejará indiferente a nadie.
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Teatro: Teatro Lara
Dirección: Corredera baja de San Pablo 15.
Fechas: Del 20 de Noviembre al 22 de Enero. Domingos a las 20:15.
EQUIPO ARTÍSTICO
REPARTO- Xoán Carlos Mejuto e Iria Ares
EQUIPO TÉCNICO
PRODUCCIÓN- Estudo Momento
DIRECCIÓN- Xoán C. Mejuto y Iria Ares
DRAMATURGIA- August Strindberg
VERSIÓN- Xoán C. Mejuto
ESCENOGRAFÍA- Xoán C. Mejuto
ILUMINACIÓN- Antón Arias
DISEÑO DE SONIDO- Alberto Beade
VESTUARIO- Estudo Momento
TÉCNICO DE ILUMINACIÓN Y SONIDO- Sergio Olmeda
PRENSA Y COMUNICACIÓN- Elsa Curtiz
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