El CDN en coproducción con Tenemos gato nos trae “Algunos días” escrita en el marco del programa de Residencias Dramáticas del Centro Dramático Nacional durante la temporada 2020-2021.
Algunos días te marcan la vida siempre, días que son especiales y hacen que seas como eres, días que no son de relleno, días que son un antes y un después.
En esos días pasan cosas extraordinarias, normalmente buenas, aunque a veces no: te dan el primer beso de amor, vas al mejor festival de Rock del mundo con tu íntima amiga, nace tu hija, muere tu padre, estás a punto de conseguir tu sueño, cumples tu palabra y lo pierdes todo, tienes un patético “darte cuenta” de tus limitaciones, encuentras a tu perra que se había perdido.
Lo bueno de la Sala de la Princesa, en el Teatro María Guerrero, es la cercanía que se establece entre el público y los actores y más cuando lo primero que ves en escena es un salón de una casa.
Y allí, desde la primera escena donde aparece nuestra protagonista, sabes que aquello tiene fuerza. Porque para salir a escena con Rocío Jurado y el “que no daría yo” y a continuación pasar a María Arnal tienes que estar segura de lo que vas hacer.
Efectivamente esta obra llena de
guiños metateatrales está plagada de giros inesperados que conforman una comedia
mágica, dramática a veces que nos habla del honor, de la orfandad, de la
maternidad, de las relaciones, de los sueños por cumplir, el amor, el miedo, la
mentira, el dolor, el machismo y sé que alguno se me olvida.
Ya sólo por la cantidad de temas que trata merecería ir a verla, pero si a eso se suma la dramaturgia que sustenta el texto es ya obligado.
Dividida en tres actos, aunque yo me inclino más por cuatro porque el final tan loco y divertido merecería un acto aparte. Se empieza mostrándonos una escena costumbrista de matrimonio moderno, actores y escritores, con hijos, que ven cumplido su sueño, pese a que no llegan a final de mes, cuando reciben la llamada del CDN.
A partir de ahí, se suceden una
serie de situaciones surrealistas fruto del síndrome de la impostora que sufre
nuestra protagonista porque lo que ella quiere de verdad es “actuar sin estar
rogando”. Y si escribe es, al igual que Cristina Rojas escribe en la
presentación de la obra “Mi sueño es actuar en el Centro Dramático Nacional.
Por eso escribo teatro. Porque así, puede que me acerque a esa obra que tal vez
formase parte del Centro Dramático Nacional. Por eso, decidí también dirigir.
Porque si no me llamaban como actriz en esa posible obra que formase parte del
Centro, tal vez yo pudiera elegir con más precisión cada detalle del montaje
para que encajase allí. O al menos eso pensaba yo”. Pero a medida que se pone a escribir escenas,
unas tiernas, otras desgarradoras, otras maternales, ve que aquello no le dice
nada y es cuando sale a escena una ganadora del Premio Nacional que recuerda
mucho a uno de los personajes de Cristina Morales y su Lectura Fácil.
Siguiendo la estela de cosas que
sabes que no saldrán bien, la obra se va convirtiendo en algo más loco y
divertido y metateatral donde la protagonista nos hace partícipe de todo su
mundo. Ella, joven, y su novio, su padre muerto, su ex, una monja, un perro, el
repartidor del indio y todo aquello se va convirtiendo en un ensayo de la obra
dentro de la obra que engancha.
Lleno de poesía y de momentos
hilarantes donde se ríen hasta de la trascendencia con la que algunos actúan
cuando el teatro tiene que salvar, divertir y entretener (casi nada).
"La obra está siendo o ha sido casi una invocación a los sueños, al
amor, a lo que puede suceder, incluso a lo malo que puede suceder. Es una cosa
curiosa. Muy guay. Muy dura. Muy alegre. Muy trascendental", ha añadido Cristina Rojas, dramaturga, directora y protagonista de la obra.
La puesta en escena es sencilla en cuanto a mobiliario, pero muy complicada
a medida que se va sucediendo la obra. El juego de personajes y situaciones que
se presentan se mueven por el espacio del escenario con ayuda de los espacios
sonoros y de las luces que ayudan a ubicar al espectador.
La interpretación de todos es sobresaliente y dan la réplica a una magnífica
Cristina Rojas que lleva el peso de la obra, pero hay que destacar la
interpretación de Ana Barcia como la Premio Nacional que es magia. El elenco lo completan Pablo Chaves como el padre muerto y el perro, Homero Rodríguez como Él y el actor que hace del ex, Manuel Egozkue en varios papeles como el pianista, el repartidor del indio y el perro, Raquel Mirón dando vida a la monja o la actriz que hace de la ex (entre otros papeles), y María Mota que interpreta a ella joven y a ella de niña.
EQUIPO
Texto y dirección
Cristina Rojas
Reparto
Ana Barcia (La premio nacional), Pablo Chaves (El padre muerto y el perro), Manuel Egozkue (El novio de ella joven, pianista, el repartidor del indio y el perro), Raquel Mirón (La monja, Lucrecia, la actriz que hace de la ex, la perra y la actriz que hace de utilera), María Mota (Ella joven y ella niña), Homero Rodríguez (Él y el actor que hace del ex), Cristina Rojas (Ella y Julieta)
Escenografía
Elisa Sanz
Iluminación
Pedro Yagüe
Vestuario
Julia Francioni
Espacio sonoro
Area Martínez
Vídeo
Javier Burgo
Coreógrafa
Ana Barcia
Asesoría de dirección artística
Raquel Mirón
Ayudante de dirección
Victoria Lahera
Prácticas de Dramaturgia y Dirección
Miriam José Marín (ESAD - Murcia)
Prácticas de Interpretación
Francisco Cerón (ESAD - Murcia)
Músicas de:
Maria Arnal, Led Zeppelin, Kings of Convenience, Enrique Morente, Pink Floyd, Demian Rice, José González...
Fotografía y vídeo:
Bárbara Sánchez Palomero
Diseño de cartel:
Equipo SOPA
Distribución tenemos gato
Susana Rubio (Nuevos Planes Distribución)
Coproducción
Centro Dramático Nacional y tenemos gato
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