Vivimos en un mundo que se descompone. Todas las noticias que nos llegan son alarmantes. El cambio climático está destrozándolo todo, pero a los humanos parece no importarnos demasiado y seguimos alargando la agonía de nuestro entorno sin hacer nada al respecto. El futuro sólo se puede atisbar con pesimismo, parece que la cercanía con los otros cuerpos puede ser la única trinchera en la que guarecerse. "El individuo deja de ser un observador externo de sí mismo y de un sistema que no le ampara para adueñarse de su propia carne, reinventarse en la dignidad y hacerse nuevo hogar y nuevo medio".
Arde Notre Dame. Caen las ciudades y el paisaje. Y la carne continúa vibrando, inquieta, por las calles del viejo mundo. Un cuerpo se eleva en el centro de la pista. Un cuerpo asciende, intocable, ensimismado e inasible. Una forma animal que anima. La miramos, pero ya no nos pertenece. Se pertenece a ella misma. Y está ahí revelándolo todo, como un oráculo. Estas líneas nos resumen el relato apocalíptico al que nos enfrentamos, pero la visión de esta pieza nos da un hermoso halo de esperanza dentro de un futuro que se vislumbra bastante oscuro.
Una producción de Paula Quintana con la colaboración de UNESCO Ciudades Patrimonio de la Humanidad, Ayuntamiento de Ibiza, Cabildo de Tenerife, Comunidad de Madrid, INAEM, Art For Change- Fundación La Caixa, Auditorio de Tenerife, Teatro Victoria y TEnerife LAV. Estamos ante la segunda parte de una trilogía sobre el renacer y la elevación de los cuerpos que comenzó en 2019 con la obra "Las alegrías". Esta obra, estrenada en el año 2021 dentro del Festival de las Artes del Movimiento FAM de Tenerife, es una pieza interdisciplinar que se completa con la participación en escena de jóvenes locales que formaron parte del taller "Calentar la carne".
Paula Quintana es la creadora e intérprete de esta impactante pieza interdisciplinar, con el acompañamiento artístico de Javier Cuevas, que se ha encargado también del texto. La pieza nos habla de una mujer anónima, en un futuro cercano, que resiste y se levanta ante el mundo para iniciar una nueva época de transformación en la especie humana. Es esta una pieza donde el cuerpo, el movimiento, la luz, la música electrónica, el texto, la escenografía, todo se une para componer una fábula épica y contemporánea. Una composición visual muy impactante, a mitad de camino entre una rave edulcorada con psicotrópicos y una onírica historia de ciencia ficción. Paula afirma que "revisitando la naturaleza de la tragedia clásica, nos alejamos de las prácticas autobiográficas y autoreferenciales para construir un relato épico de ficción".
Paula Quintana es una creadora e intérprete tinerfeña formada desde la infancia en la danza, desde la clásica a la contemporánea, pasando por el flamenco. "Su trabajo se basa en un lenguaje personal que combina disciplinas creando una comunicación con el espectador a diferentes niveles, intelectuales y viscerales, en un firme compromiso con el tiempo que vivimos". Alterna los trabajos en diversas compañías de danza con sus propias producciones. Ha recibido el Premio Réplica de las Artes Escénicas Canarias a la Mejor interpretación en 2019, el Primer Premio en el III Certamen europeo mujer creadora contemporánea 2016 y cuatro candidaturas a los Premios Max 2020, entre otros galardones.
Como creadora, destacan las obras "Huerto", "Siempre, en algún lugar", "Latente" o "Amarga dulce". Además, Paula Quintana realiza piezas site-specific y talleres para instituciones y festivales dentro y fuera de España. Ha presentado sus trabajos en España, Italia, Francia o Reino Unido, pero también en lugares mucho más lejanos, como Corea del Sur, Congo, EEUU o Uruguay entre otros. La actriz habla de este montaje, en el "recuperamos nuestros cuerpos resistentes, politizados y libres, para entregarnos al tiempo que nos queda por vivir, a este siglo XXI tan decadente como esperanzador, tan cargado de fantasía como falto de imaginación. Un tiempo que se torna poderoso para pasar de ser objeto a sujeto y recuperar la narración de nuestros propios días. Los únicos días posibles para nosotros y nuestras carnes en esta nuestra historia que inventaremos y levantaremos, otra vez, sobre sus propias ruinas".
La obra nos habla, de manera autobiográfica, de la vida de Camile, una mujer invisible que se revela contra su destino. Ella es una mujer anónima "que se eleva en su resistencia y que se revela como la primera carne de un futuro próximo", para convertirse en un referente, en un ejemplo a seguir para la especie humana. Una hermosa fábula contemporánea que juega con la épica para interpelarnos sobre el tiempo en el que vivimos y el que está por llegar. Una pieza cargada de magnetismo, de belleza en la composición escénica, de contenido filosófico, de poesía al servicio de la expresividad y del relato.
En escena veremos a la propia Paula Quintana, acompañada de Daniel Hernández y Paula Gironi. En un maravilloso ejercicio de baile, coreografías deliciosas e imágenes (sugeridas y mostradas) que nos trasladan a ese universo particular que nos propone Paula, ese futuro no muy lejano en el que tendremos que resetearnos para poder continuar viviendo. Paula nos provoca, nos incita, nos conmueve, nos interpela para que reaccionemos, por que Camile no puede sola con la responsabilidad de hacer cambiar el mundo. Esta impactante pieza nos hipnotiza a ritmo de la música electrónica, nos seduce con unas coreografías maravillosas, pero sobre todo nos deja un poso sobre lo que somos y a lo que debemos aspirar como especie.
No podemos obviar la parte técnica en esta pieza multidisciplinar. La contundente música de José Pablo Polo ayuda en la contundencia del relato, en la agresividad de lo que cuenta, en la suavidad con la que se nos narra, un ensamblaje perfecto con los intérpretes que crean un ambiente mágico, onírico. El colectivo Cube.bz ha sido el encargado de crear la escenografía, a mitad de camino entre una tarima de discoteca y un podio olímpico, y el impecable juego de luces, que nos sumergen en ese universo de un futuro no muy lejano. Por último, el diseño de vestuario corre a cargo de Amuhaici Luis y Aurelia Gil.
En definitiva, estamos ante una pieza diferente, un poema visual que nos invita a la reflexión, una fábula de ciencia ficción en la que reflexionar sobre el mundo. La belleza de la propuesta contrarresta con el discurso alarmista, con la contundencia de la crítica, con el grito de socorro de un mundo que se resquebraja. Siempre es un acierto asistir a los montajes seleccionados dentro del ciclo Plataforma(creado para el impulso y difusión de la creación emergente), que este año ha cambiado de sede (la sala Margarita Xirgu) pero que sigue acercándonos obras de pequeño formato pero gran repercusión. Siempre es de agradecer que se les de una segunda oportunidad a obras de este calado y que se apoye a las compañías que están empezando.
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