Hablar de Arthur Miller es hablar de un gran clásico capaz de emocionar con todas sus historias. Muerte de un viajante será, quizá, una de ellas en las que adoras al protagonista pero, a su vez, detestas esa personalidad tan autoritaria, adusta y frustradora. Miller, en cada una de sus narraciones, plasma la realidad de su época, la amargura de un país que vivía tiempos convulsos en lo económico, político y como no, social.
La historia del viajante Willy Loman es ya un referente de
lo que era la vida en los Estados Unidos en una época determinada, el
desgarrador relato de un hombre vencido,
abatido por las circunstancias, sobrepasado por su propia vida, impotente ante
una realidad que va dejándole atrás, culpable de todo aquello que soñó y nunca
pudo llegar a hacer realidad. Frustrado consigo mismo y con su familia. Nada de
final feliz, Miller buscaba así que el teatro fuera el reflejo de la realidad,
que removiera conciencias, azotara a la sociedad y criticara el mundo en el que
vivía.
"Muerte de un viajante" gira en
torno a la figura del viajante, un personaje atormentado al que su vida le va
consumiendo. El texto relata de forma prodigiosa las últimas veinticuatro horas
en la vida de Willy Loman, con
continuos saltos temporales para ir conociendo las razones que le han llevado
al abismo en el que se encuentra. La fuerza de la obra reside tanto en lo que
cuenta como en la ejemplar sencillez con lo que se cuenta. Personajes
perfectamente estructurados, que desde el primer momento nos transmiten una
forma de ver la vida, una época, un estilo de vivir en una continua huida hacia
adelante. El texto rezuma verdad, es una
crónica perfecta de una época, con una atmósfera inquietante (cercana al
cine negro) y con grandes dosis de
emotividad en las relaciones de continua lucha de los personajes.
Willy Loman adora a su familia, casi de
una forma obsesiva, pero sus formas y pensamientos no encajan con las
personalidades menos ambiciosas de sus dos hijos, personajes interpretados
majestuosamente por Andreas Muñoz y Carlos Serrano-Clark. La relación que
tienen Loman con ellos es un continuo
reproche, una lucha de egos, un combate en el que los recuerdos del pasado
golpean como mazas. Esta turbia relación esconde un antiguo secreto que
todos intentan esquivar pero que llena de resentimiento y dolor sus vidas, y
que en estos momentos de crisis amenaza con dinamitar la estabilidad familiar.
Todo este cóctel convierte la casa familiar en un hervidero, en una olla a
presión que amenaza con estallar en cualquier momento, llevándoles a todos a la
autodestrucción. La esposa parece ser la única que intenta calmar las aguas,
apaciguar a las fieras para que no se arranquen la piel a tiras unos a otros.
Ella, siempre complaciente, parece ser
la única que comprende todo lo que pasa y que aún así sigue intentando sacar la
familia a flote y unida, algo que parece una misión imposible. Todo parece precipitarse en las últimas
horas, empuja a un trágico final que nadie parece poder evitar.
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA
DIRECCIÓN:
RUBÉN SZUCHMACHER
VERSIÓN/ADAPTACIÓN:
NATALIO GRUESO
EQUIPO ARTÍSTICO
DISEÑO DE ESCENA Y VESTUARIO:
JORGE HUGO FERRARI
DISEÑO DE ILUMINACIÓN:
FELIPE RAMOS
DISEÑO SONORO:
BARBARA TOGANDER
PERSONAJES
BIFF: ANDREAS MUÑOZ
CHARLEY/HOWARD: MIGUEL URIBE
BERNARD/BEN: FRAN CALVO
LINDA: CRISTINA DE INZA
MUJER: VIRGINIA FLORES
HAPPY: CARLOS SERRANO-CLARK
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