Moríos. Teatro de la Abadía


De un blanco inmaculado y luminoso, y a golpe de campana nos recibe el Teatro de La Abadía en esta tarde de enero donde el invierno se resiste a arrancar, como nuestras vidas en ese estado al que todos llegaremos, esperemos, al estado de Moríos. Al nuestro. Al que todos aspiramos a llegar, pero sin prisa, pausadamente, donde todo pasa tan deprisa y sin querer no nos hemos dado cuenta que llegamos. 


Nos lo dice la propia Virgen María, sobre ruedas, la especie humana está colapsando. Hemos de hacer algo. Y en esta tercera edad empiezan a suceder cosas. Sopas con ruidos absorbentes, visitas inesperadas con obras que contemplar, vidas bajo el agua, preguntándonos como empezó todo, como fue el origen, teniendo en cuenta que cuidar a alguien fue la primera señal de civilización. 




Aparece el cuidatoriado, esa palabreja extraña que refiere a esas personas que se dedican a cuidar a los demás, pero ¿Quiénes son esas personas? ¿Respetarán dignamente a los que han hecho una gran parte de su camino? ¿Somos libres en la vejez? En escena, cinco personas adultas bailan al son del acordeón francés, deslizando sus cuerpos blancos, maculados en esa vida contemplativa alejada de la realidad.



Irma en su habitación elevada sorbiendo la sopa mientras les nutren de pastillas en carretillas. “En la barriga vamos acumulando todo lo que no hemos podido digerir a lo largo de la vida”. Cuerpos arrugados sin complejos que nos muestran su ser, su otra mirada. Oriol que disfruta con las obras, y que no le dejan vivir solo. Arturo, que se dedica a imaginar, a tocar algún culo, a no dejarse amilanar por el temido tiempo, recordándonos que muy pronto seremos nosotros los que estemos allí. Montse bailando bajo el agua en su silla de ruedas… personajes al son del ritmo que marcan, en una sucesión de movimientos mecánicos, similares, idénticos. La foca Nuca como invitada sorpresa. 




Todo esto nos propone en escena Moríos, Cultura i Conflicte junto a Teatro de La Aurora nos desnudan la vejez, con sus pros y sus contras, con su denuncia , con su tiempo, con su dolor, con su mirada, con un respeto maravilloso y con un cuidado y un cariño delicado que nos enternece durante el montaje, que nos desbloquea la coraza de lo que nos espera, de lo que ya estamos viviendo como hijos , que nos ayuda a entender desde esa mirada la propia vejez, aprendiendo a aceptar lo que venga como una etapa más , como el último paseo, con el humor interior e inteligente como sazonador y conciliador de esas miradas. 



La dirección de Joan Arqué, apoyada en una cuidada escenografía e iluminación nos lleva de la mano a esa búsqueda interior que iniciamos en el Teatro de La Abadía con el reflejo de lo que somos y seremos. Este proyecto multidisciplinario, con un toque perfonmántico o performantivo (puede que ninguna de las dos palabras existan) nos lleva al Mediterráneo de un plumazo, a ese modernismo que nos subyaga, a esa fusión que nos traslada desde la danza al desnudo, de la denuncia a la súplica, del respeto al deshecho, de lo que fue y lo que es, del tan manido edadismo, donde parece que envejecer no es lo natural, sino lo inevitable. Donde retrasamos la edad con nuestras sudaderas con capucha, con nuestras borracheras juveniles o con esas resacas dolorosas donde el cuerpo ya nos demanda otras cosas. Y como no, la soledad sale a escena, sale a relucir apoyándose en lo gestual, en lo corporal, en lo coloquial. “Adóptame, no estoy tan mal”. 





Y esa mirada interior donde nos preguntamos cómo será nuestra vejez, como llegaremos a ella. Como la viven tus superhéroes sin capa a los que ya les cuesta ponerse en pie. Como regresamos a esa niñez de cuidado, de desconcierto, de molestia quizá, pero también de sueños. Con una puesta en escena fresca, cuidada, donde vale todo, como en la vida, como en el teatro. Y es que nuestros protagonistas ya se lo han ganado. Imma Colomer, sus llamadas de control y sus hijos imaginarios en el propio Japón, con una ternura innata y una voz que nos cautiva, Montse Colomer y sus bailes bajo el agua donde en su realidad paralela nos invita a bailar, Oriol Genís y sus obras cual jubilado ejemplar que se define y defiende ante lo que le sucede, Erol Ileri, Magda Puig, Arthur Rosenfeld, Piero Steiner y Enric Ases nos lo muestran en escena, conquistando ese escenario que se va llenando de color, donde nos cobija del naufragio al que algunos asemejan a la vejez. 



Nos llenan de bondad, nos la transmiten al espectador, que ya está ganado para la causa, que quiere irse a esquiar con ellos, que desea recibir también la nieve. El miedo queda a un lado y solo nos apetece bailar con ellos, con sus pastillas, con sus párkinson, con sus discursos reiterativos, con sus recuerdos del ayer, con sus demandas, con sus pañales, con su bondad. Con su corazón. 

Una exposición de fotos de gran formato relacionada con la vejez y una propuesta educativa para pensar la vejez bajo la mirada de los jóvenes completan este proyecto, donde la obra es un elemento más dentro de todo este tinglado de emociones que es la propia vida. 


 

Vengan a disfrutar de esta experiencia al Teatro de La Abadía, sea la que sea su edad. No les dejará indiferente. Y sí, Moríos, pero hoy no, por favor, que queremos seguir disfrutando y disfrutándoos. Gracias por mostrarnos la vida tal cual. Gracias por hacernos sentir tantas sensaciones en tan solo noventa minutos. Gracias de nuevo. El tiempo pasa tan rápido.
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Teatro: Teatro Abadía. Sala Juan de la Cruz
Dirección: Calle Fernández de los Ríos 42.
Fechas: Del 11 al 21 de Enero. Martes a Sábado a las 19:00. Domingo a las 18:30. 
Duración: 90 minutos.
Entradas: Desde 18€ en TeatroAbadia


Ficha artística

Reparto: Imma Colomer, Montse Colomer,
Oriol Genís, Erol Ileri, Magda Puig, Arthur Rosenfeld, Piero Steiner / Enric Ases
Creación: Cultura i Conflicte
Dramaturgia: Anna Maria Ricart Codina
Dirección: Joan Arqué Solà
Dirección coreográfica: Sol Picó
Escenografía: Judit Colomer
Ayudante de escenografía: Mariona Signes
Vestuario: Rosa Lugo Fàbregas
Iluminación: Jou Serra
Música: Pepino Pascual
Espacio sonoro: Pepino Pascual y Marc Jodar
Vídeo: Erol Ileri Llordella
Ayudante de dirección y de coreografía: Carla Tovias
Dirección de producción: Òscar Balcells
Producción ejecutiva: Judit Codina Serra
Capitán técnico: Xavier Amat
Técnicos de gira: Marc Jodar y Jordi Domènech
Administración: Mónica Cardús
Comunicación y prensa: Núria Olivé
Investigación y documentación: Teresa Turiera-Puigbò Bergadà y Marissa Paituví
Fotografía: Marta García Cardellach y Oriol Casanovas Puigjané

Una producción de Cultura i Conflicte i Teatre de l’Aurora

En coproducción con TNC y Temporada Alta


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