Y así, han sido diagnosticadas las mujeres desde los tiempos de Hipócrates hasta que llegaron Charcot y Freud y dieron por solucionado el problema con unos cuantos electroshocks y un consolador. Qué bonita palabra, hasta para el divertimento genital a las mujeres las tienen que juzgar como consoladas.
En escena cuatro mujeres y digamos…, dos hombres afeminados encerrados, en una suerte de hospital psiquiátrico o barco a la deriva, con destino a la sanación gracias a técnicas abusivas, vejaciones, y torturas en directo de pacientes señaladas como histéricas.
La enfermedad mental siempre asociada a lo femenino, solo ellas son lunáticas. Las patologías diagnosticadas únicamente a la mujer, al útero, a la matriz desde una perspectiva psicoanalítica y reduccionista y Shakespeare como telón de fondo.
A las supuestas enfermas, algunas simplemente eran prostitutas, mujeres idealistas o personas que quedaron huérfanas, se les pide interpretar personajes femeninos como Lady Macbeth o Ofelia, mientras dos señoros como Jean Martin Charcot y Freud diagnostican la histeria.
Histeria: de etimología griega, proviene de Hysteron y significa útero. ¡Vaya, qué casualidad!
Y es que no solo la psiquiatría ha contribuido a la feminización de las enfermedades, también lo ha hecho el teatro y el cine con su imaginario colectivo. ¿No eran Antígona y Medea unas chaladas? ¿No era Marilyn una trasnochada atiborrada a barbitúricos? ¿No eran Las criadas de Genet unas perturbadas queriendo revertir su suerte?
Lola Blasco, fiel a su discurso feminista, reivindica el arte de la dialéctica en este texto cargado de revolución, lucha de clases y opresión. Lo no normativo siempre se ha perseguido, sin embargo, las sexualidades reprimidas, los cuerpos gordos, las mujeres barbudas, los tullidos, las coléricas, las incendiarias, todas, tienen cabida en el teatro de las locas, una comedia meta teatral donde el público tiene el rol de voyeur y las maniáticas están cuerdas.
La escenografía de Luis Crespo y el vestuario de Pier Paolo Álvaro, son un acierto. En escena las “enfermas” Alda Lozano, María Pizarro, Nieves Soria, Alberto Velasco, Pepa Zaragoza y la música en directo de Vidal. Están hasta el 31 de marzo en el Teatro María Guerrero.
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Texto y dirección
Lola Blasco
Reparto
Alda Lozano, María Pizarro, Nieves Soria, Alberto Velasco, Pepa Zaragoza y Vidal (músico)
Escenografía
Luis Crespo
Iluminación
Juanjo Llorens
Vestuario
Pier Paolo Álvaro
Movimiento
María Cabeza de Vaca
Video
Elena Juárez
Ayudante de dirección
Salomé Flor
Fotos
Luz Soria
Tráiler
Bárbara Sánchez Palomero
Diseño de cartel
Equipo Sopa
Producción
Centro Dramático Nacional
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