Llega a
las Naves del Español en Matadero la última idea de Pablo Remón, Vania x Vania.
Una obra doble ideada, escrita y dirigida por el propio Remón. Se trata de dos
versiones de Vania el clásico de Chéjov, cada una con un estilo propio. Todo
ello con un elenco de lujo, qué más se puede pedir.
Del
minimalismo del clásico de Chéjov a la doble dimensión de la
reescritura, Rusia y Castilla unidas por Pablo Remón.
A
las 20:30 en la Sala Fernando Arrabal quien aparece no es Iván
Petrovic, es Iván Alarcón interpretado por Javier Cámara. En una
silla plegable lleva una camiseta de tirantes, una camisa
desabrochada y al despertar dice que ha tenido un sueño.
Vive
en la finca con su sobrina Sonia y con Marina, sin embargo, reciben
una visita, su cuñado, escritor de profesión, padre de Sonia y
Elena, pareja de éste en segundas nupcias. A ellos se suma la visita
del médico, interpretado por Israel Elejalde.
Todos
parecen tener un vacío, definirse por aquello que les falta, Elena
carece de auténtica felicidad, Sonia de un amor correspondido que
sea capaz de verla, Iván de una vida relevante, el escritor, aunque
se defina como un letraherido,
parece carecer de talento, el médico, ¿de qué carece el médico?
Marina, sin embargo, es a mis ojos la voz certera, la de las
observaciones precisas, la que dice “que
estás en la quimera, Iván, tienes que hacer las paces con la
realidad” o
que es “un
hombre que apesta a melancolía”.
No
faltan frases bellas
y profundas, como
la relativa a la alberca “agua
estancada, sedimentos, podría limpiarla, pero como símbolo…”,
dice
con cierta ironía Iván.
Ese
espejismo en el que a Sonia le dicen: “Tienes
algo triste tú, es algo bonito” y
habla de la muerte de su madre, de cómo le sorprendió que todo
siguiera igual.
La
melancolía feliz de Marina recordando las verbenas del pueblo, esa
fiesta interminable que se sucedía día tras día, los sombreros de
paja cambiando de cabeza en cabeza.
La
frustración de Iván, al que le gustaría no haber pasado
veinticinco años en esa cárcel para que el señorito se diera la
gran vida. El escritor que no tiene artículos, sino “el”
artículo, la gran farsa. La gran farsa, todos buscando y anhelando
aquello que no tienen.
Elena,
en los ojos y movimientos gatunos de Marta Nieto, “los
marea con su belleza”,
aparentemente superficial, aparentemente frívola, defiende haberse
casado, contra todo pronóstico, por amor. Me hirió cuando le dice a
Sonia que ella tocaba el piano en el Conservatorio e intenta volver a
tocarlo, pero molesta a su marido.
Juan
Codina lleva un optimismo liviano que lo lleva casi levitando por el
escenario, sus intervenciones te impregnan de alegría. Parece estar
en otro mundo, no sabemos si por inconsciencia o por cinismo.
Esto
era lo que proponía Pablo Remón, quedarse con lo que uno quiere,
con la visión propia, cambiar la Rusia del siglo XIX por la España
vaciada, reescribir, releer, reinterpretar.
Llenarnos
de todo para desprendernos de todo y ser otro yo, ¿es posible volver
a vivir?
Teatro: Naves del Español en Matadero. Sala Fernando Arrabal.
Dirección: Paseo de la Chopera, 14.
Fechas: Del 29 de febrero al 7 de abril.
Martes a domingo a las 18.00 horas.
Entradas: 20 € (Abono: 35 euros a ambos espectáculos).
Ficha artística
Texto y Dirección Pablo Remón.
Con Javier Cámara, Juan Codina, Israel Elejalde, Marta Nieto, Manuela Paso y Marina Salas.
Diseño de espacio escénico Monica Boromello.
Ayudante de espacio escénico María Abad.
Diseño de iluminación David Picazo.
Diseño de vestuario Ana López.
Diseño de sonidoSandra Vicente.
Ayudante de sonido Kevin Dornan.
Producción ejecutiva (Teatro Kamikaze) Pablo Ramos Escola.
Dirección de producción (Teatro Kamikaze) Jordi Buxó y Aitor Tejada.
Ayudante de dirección Raquel Alarcón.
Asistente de dirección Laura Garmo.
Una coproducción de Teatro Español y Teatro Kamikaze.
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