Dicen que nuestro cuerpo está lleno de
teatro. Y de teatro está repleto ese bar reconstruido que puede, cual vestigio
cuántico, visitarse durante estos dos meses en la sala pequeña del Maria Guerrero. En
él como si de despojos del texto de Segismundo se tratase, se dan encuentro
ficciones, encarnaciones y público. Y es al recuerdo de este último hacia el
que se dirige el dardo del dramaturgo José Ramón Fernández.
El espacio ideado por Mónica Boromello facilita el tránsito entre el tiempo y su ausencia. Sillones espejos y recovecos funcionan como amplificadores de unos actores exigentes que defienden bellamente todos y cada uno de los personajes que les caen en suerte. Y ya se sabe que en los momentos birlados a la temporalidad se halla el arte… o la belleza, que ya ni sé si son lo mismo. Y es que Ernesto Caballero arma una historia donde las risas son cuentas de la locura y el llanto: ¿por qué nadie se preguntó la razón de la escalera?
Esta es una obra para La profesión que abraza minuto a minuto
al espectador. Ese que con el tiempo enfrentará al lorquiano teatro bajo la
arena. Pero para ello, hoy y aquí, un no tan anónimo José María (Pepe Viyuela), acompañado de Jorge Basanta, Isabel Dimas,
Luis Flor, Carmen Gutiérrez, Ione Irazábal, Daniel Moreno, Julián Ortega,
Francisco Pacheco, Raquel Salamanca, Juan Carlos Talavera, Janfri Topera y
Maribel Vitar, os subirá a un tren circular con estaciones en Aurora, en Max, en
Nuria, en Buster, en Adolfo, en Goya, en María, en…
Y así, si los suspensivos
queréis rellenar, por el bar habréis de pasar, puesto que:
LA FUNCIÓN
VA A COMENZAR
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Teatro: María Guerrero
Dirección: Calle de Tamayo y Baus, 4
Fechas: Del 28 de septiembre al 25 de noviembre.
Entradas: Desde 12 € en Entradas inaem
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