Tiempos inciertos para escribir sobre
Calígula o atrevernos a tildarle de un mero loco en una sociedad que parece en
ocasiones estar por encima de su maldad, donde lejos de ser individual parece
corresponder a un problema estructural.
Tras su paso por el Festival de Teatro
Clásico de Mérida y el Teatre Grec de Barcelona, con gran éxito de público y
crítica, Calígula dirigido por Mario Gas
llega al teatro María Guerrero en una deliciosa puesta en escena capaz de
transgredir los sentidos de la moral y la ética de todos los allí presentes,
que seremos presos de un sufrimiento incomprensible que destila ira y poder
arbitrario, llegando a entender a un monarca castigador que sabiéndose infeliz
perseguirá hasta las últimas consecuencias lo inalcanzable...la luna. Un
Calígula que al que mas daño hará en el camino a la destrucción es a sí mismo.
El impecable texto de Albert Camus es
tallado con mimo por Mario Gas, director longevo en las artes escénicas,
conocido por una trayectoria llena de frutos, cosechados con majestuoso
denuedo, dirigiendo obras como “La Strada”
de la que aún podemos disfrutar hasta el 30 de diciembre.
Nada podía salir mal, y no han hecho
por mas que sorprendernos gratamente, en un viaje al interior del emperador en
el que no se ha robado a Calígula la piel de hombre mortal, eliminando cualquier
atisbo de locura ya que no es sino una solución de exterminio después de
haberlo madurado y sentido, demasiado cuerdo para estar loco el Calígula de
Mario Gas.
Siguiendo indicaciones del propio
autor, el director no ha utilizado togas en escena, dotando a los personajes de
una vigencia que en ocasiones asusta de
sentirlo tan cercano, personajes que se metamorfosean en personajes del
S.XXI para transmitir que de algo actual
pudiéramos estar hablando, en un entramado convulso donde el poder arbitrario es
ejercido no sobre el pueblo sino sobre la clase corrupta. Un hombre en
definitiva lúcido que pide ser víctima porque no puede dejar de actuar como lo
hace.
Compleja tuvo que ser la elección de
Calígula, un actor completo que pudiera estar a la altura de un texto con una carga
tanto filosófica como biológica tan imponente era necesario para esta empresa.
Sin duda alguna el actor principal es la mejor de las decisiones que se
pudieron tomar en esta puesta en escena siendo Pablo Derqui el elegido para
interpretar de un modo absolutamente sobrenatural e indescriptible a un
personaje con infinitos matices y aristas que no acaban tras finalizar la
función, ya que continúan las preguntas acerca de este personaje.
Con la muerte de su amante y hermana Drusila parece comenzar el camino
hacia la autodestrucción.
Conocíamos el texto pero al comenzar
la función, Derqui no tardó en sorprendernos, nos preguntamos que ocurría sobre
el escenario, a los pocos minutos nos dimos cuenta de algo maravilloso e
inigualable, la enajenación, las inseguridades, la ira y la
conciencia de mortal estaban condensados en Derqui, en una energía, en un único
cuerpo.
Un trabajo sobresaliente por parte del
actor que nos mantendrá expectantes, en ocasiones queriendo formar parte de esa
clase política que quiere acabar con él en otras intentando entender el motivo
de sus frustraciones como así lo hace su compañera de reparto Mónica López en
el papel de Cesonia, en un excelso trabajo interpretativo que parece llegar a
las entrañas de Calígula sin importarle su propia muerte porque parecía ser
sabedora de su destino ante los continuos desalientos, inexplicablemente obnubilada
por la psique del tirano. Maravillosa complicidad entre actor y actriz con una
relación por encima de lo humano.
Desconcertados al ver a Calígula en
una performance por encima de los dioses, que sirve como distensión en una obra
de alto voltaje, siendo fieles al texto y a la figura propia del emperador
enamorado de las artes.
Borja Espinosa, Pep Ferrer, Pep Molina, Anabel
Moreno, Ricardo Moya, Bernat Quintana y Xavi Ripoll completan un elenco de excepción para
acompañar a un soberbio Pablo Derqui, componentes del corifeo temerán al
tirano, otros sabrán plantarle cara como es el caso de Quereas interpretado por
Borja Espinosa. Bernat Quintana en un dúctil Escipión mecido entre la
admiración y el odio, sabrá entender al tirano e incluso justificarle aun
habiendo matado a su padre, a ambos les unen mas cosas de las que pareciera en
un principio. Un solvente Xavier Ripoll en el papel de Helicón, aquel liberto que no tiene por mas
que servir fielmente al que un día le dio la libertad.
Como fondo continuo una escenografía
inclinada trabajo de Paco Azorín que nos sitúa en escenario de elucubraciones
de Cayo, baño termal, sala de juicios y muerte, juego que con el trabajo de
Antonio Belart en vestuario ponen el acento y foco en el texto y la palabra,
este último tomando elementos que nos llevan a imágenes de la Italia fascista,
entendemos que sin pretensión historicista. Quico Gutiérrez en el trabajo de
iluminación, Orestes Gas en espacio sonoro
y Toni Santos en un trabajo maravilloso de caracterización completan un
equipo engranado a la perfección para convertir esta puesta en escena en una de las mejores obras de la temporada, verdaderamente sublime.
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Calígula
Teatro: Teatro María Guerrero - Centro Dramático Nacional
Dirección: Calle de Tamayo y Baus, 4
Fechas: Del martes 4 al domingo 30 diciembre de 2018
Entradas: Desde 12 € en Entradas inaem
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