Entre
cartones, papeles desparramados, un catre a medio hacer y un absoluto desorden,
se presenta el refugio de un escritor venido a menos. Será entrevistado por una extraña periodista que intentará bucear en
su inspiración para volver a dársela. Dramón González en esencia pura.
Este es el recorrido de El último cartucho, una comedia dirigida por Charlie Levi Leroy y texto obra de Jean Pierre Martínez en la que en palabras de Dramón, nos invita a “vivir el teatro”, que no del teatro.
Esta comedia ligera nos ofrece precisamente eso: el amor al teatro. Una pasión. Un modo de entender acciones, movimientos, miradas y silencios con un fin: el hacer teatro y transmitirlo a los demás en una cuidada y coqueta sala. “Qué difícil es ser autor”.
Complicado hacer teatro en estos tiempos, complicado en esta sepsis en la que vivimos donde parece ser que ahora sí que importa el momento, el aquí y el ahora. A golpe de teléfono y con diferentes situaciones que se suceden en escena, Charlie Levi Leroy y Raquel Arigita nos transmiten su pasión: el teatro.
La caducidad de un autor que utiliza su estilográfica de siempre para crear sus comedias (a la busca de la 124 ) , donde no hay horarios para el arte, para dormir, para crear… en un desorden caótico propio de esa bohemia del ayer.
Sigan viniendo al teatro. Sigan viviendo. Viviendo el teatro. Vivan la cultura. Seguro y segura.
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